Victoria Liendro, representante de organizaciones LGTB, nos cuenta su historia de vida y cómo día a día enfrenta la exclusión por ser una mujer trans. Su lucha por jugar al hockey en una semana donde fue noticia nacional. (Stephanie Tiemersma)
El pasado jueves el diario La Nación le dedicó una larga nota que da cuenta la lucha de Victoria Liendro para federarse en la Asociación Salteña de Hockey y poder disputar los campeonatos que ésta organiza en la provincia. La representante LGTB tiene 37 años y es una mujer trans que además de luchar por la igualdad estudia Profesorado de Historia en la Universidad Nacional de Salta y sueña con jugar al hockey de manera competitiva.
Su vida estuvo marcada por la marginación y el aislamiento debido a su condición sexual. El asunto de la identidad de género es un tema que toca todas las gamas sociales y que además tiene una repercusión psicológica muy importante. Luego de la multitudinaria marcha del 8M todas las mujeres trans y cisgénero tomaron fuerzas para organizarse aún más y hacer valer sus derechos.
“Yo jugué al hockey desde los nueve hasta los trece años pero después dejé porque empecé a sentir la mirada de los otros y comenzó el bullying” comentó a Cuarto Poder esta mujer que afirma haber sufrido constantes agresiones por su forma “femenina” de actuar.
Victoria vivía con su madre y hermana cuando esta última -durante la adolescencia- quedó embarazada. Eso fue un antes y un después en la vida de Liendro: “yo discriminaba muchísimo, aún no me había definido y tenía la necesidad de encajar. Siempre pensé que las madres jóvenes eran unas irresponsables”. Pero cuando el golpe toca de cerca la gente cambia y eso fue lo que pasó con Victoria, que actualmente colabora con la administración de una panificadora junto a su hermana con quien tiene una estrecha relación.
Luego del secundario, la ex Directora General de la Diversidad, empezó la universidad pero la fue dejando de a poco a medida que se adentraba en la participación política: “A veces una siente que perdió el tiempo pero lo cierto es que lo que perdí en estudio lo gané en afianzar mi identidad y mi formación por fuera del sistema tradicional. Yo sé quién soy y eso me permite transitar mi cotidianeidad lo más fuerte posible”.
La primera puerta de acceso a una forma distinta de pensar fue el socialismo, en el cual cree profundamente. Fue en la militancia política de izquierda donde comenzó a afianzar su identidad trans hasta que al fin se adentró en las luchas de género allá por el año 2008. Construir una identidad dentro de una sociedad donde los roles de mujer y hombre están fuertemente estereotipados no es tarea fácil. En su caso sus únicas referencias fueron sus mismas amigas que, simultáneamente, estaban construyendo su identidad. “Te vas haciendo sola, recién en 2008 con ALuDiS (Asociación en la Lucha por la Diversidad Sexual) coincidí con algunas chicas también trans y todas fuimos mutuamente un ejemplo a seguir”.
Un salto a la libertad
La Ley de Identidad de Género de Argentina fue sancionada en mayo de 2012 y permite que las personas trans (travestis, transexuales y transgéneros) sean inscriptas en sus documentos personales con el nombre y el género de elección, además ordena que todos los tratamientos médicos de adecuación a la expresión de género sean incluidos en el Programa Médico Obligatorio, lo que garantiza una cobertura de las prácticas en todo el sistema de salud, tanto público como privado.
Además el artículo dos de esta ley reza que “se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.” Esto es un padrenuestro para todas las trans del país inclusive Victoria que vive su vida conforme a esta filosofía. Junto con la aprobación de esta ley fue que al fin pudo autoafirmar su condición trans y liberarse de las ataduras. Ella cree firmemente en que si el Estado invirtiera en más políticas y campañas inclusivas este sería un mundo más justo.
Su lucha por entrar al campo
Después de haber dejado el hockey a los 13 años, es en el año 2016 cuando retoma la actividad deportiva que siempre le gustó. Pero nada es simple cuando se quiere hacer una diferencia y exigir que se respeten los derechos que la misma ley concede. Victoria juega al hockey pero a la hora de dejar de entrenar y largarse a competir a otro nivel la joven trans recibe una rotunda negativa. “Los valores alterados en lo hormonal en el lenguaje deportivo serian el equivalente a un doping” fue la respuesta que recibió. Lo cierto es que este sistema de medición marca la presencia de sustancias fuera del cuerpo y las hormonas no entran en esta categoría por lo que esta excusa sería obsoleta.
Muy cierto es que si bien en Noviembre de 2015 la Comisión Médica y Científica del Comité Olímpico Internacional determinó que los atletas transgénero podrían competir en estos juegos, hay un estricto reglamento que cumplir: los niveles de testosterona en las mujeres trans debe bajar a diez nanogramos por litro de sangre. Esto permitiría tener las mismas ventajas deportivas que una mujer cisgénero. De todas formas es difícil imaginar que en un deporte colectivo como el hockey, donde hay todo un sistema de juego, haya tantas ventajas deportivas por la condición trans de una sola integrante. Además este nivel de exigencias se aplica en lugares donde hay alto nivel de competencia pero no en una liga local para competir en ciertas categorías. “Agustina Pérez juega al básquet y es trans ¿Por qué ella sí y yo no?” alega la representante LGTB haciendo referencia a la basquetbolista que juega en Salta para el equipo Villa San José y que además es la primera basquetbolista trans del país. Hay mucho que resolver en materia deportiva respecto a este tema, ambas partes tienen sus argumentos, lo cierto es que Victoria Liendro no va a dar el brazo a torcer cuando se trata de igualdad y de luchar por sus derechos.