Hay lugares en los que es preferible no enfermarse, porque ello implica un padecimiento, además de corporal, burocrático. Rubén Juárez de Colonia Santa Rosa zafó del hantavirus, pero las secuelas en su cuerpo son serias y el sistema de salud local no es ninguna garantía.

Muchas personas seguramente no tuvieron la suerte de Rubén, porque fallecieron debido al virus. Así también muchas personas tienen más suerte que Rubén, porque sobrevivieron al virus pero en un lugar que no es Colonia Santa Rosa, que no es Salta.

Los casos de hantavirus en el norte provincial son una constante que debería tener preparados a los centros de salud para combatir estas situaciones. Pero no es así, porque de ser así esta nota no tendría que escribirse.

Rubén Juárez fue infectado hace 4 años, esto le provocó serios problemas neurológicos, afectando su sistema nervioso, presión arterial y generándole problemas cardíacos que lo dejaron con un 70 % de incapacidad, todo esto fue determinado por una junta médica en Salta Capital. Pero esto tal vez sea lo de menos, lo peor es que no tiene ningún apoyo de la Municipalidad, que es lo que reclama, para comprar los medicamentos necesarios para poder llevar su vida adelante.

Juárez contó que “trabajaba como podador del citrus, pero eso ya no hay más por el avance de la caña y con ello la aparecieron las ratas en la ciudad”. Es esa la situación alarmante, la de los trabajadores descartables que una vez que no funcionan para la producción son olvidados. Esto sumado a la paupérrima atención en los centros de salud de la zona dan como resultado este tipo de tristes circunstancias.