Se aprobó anoche nomás el controversial y medieval proyecto del diputado Cristóbal Cornejo que postula proteger a San Lorenzo de “prácticas culturales foráneas”, nombrando al municipio como “reservorio cultural provincial del canto coplero”. Rockeros y cumbieros, abstenerse.

 La fundamentación sintetizada del proyecto del diputado Cristóbal Cornejo explicitaba que la ley persigue el fin de “proteger a esta región de la Provincia, “ya que su cercanía con la capital genera el acceso de prácticas culturales foráneas, en detrimento de las propias”.

Cornejo hacía este diagnóstico: “esto viene sucediendo con gran aceleración a partir del incremento poblacional explosivo que experimenta el Municipio en su totalidad y Villa San Lorenzo, en particular, desde hace unos 10 años”

El proyecto, aprobado ayer, pasaba a ser, de esta manera, algo así como un intento de aislar a San Lorenzo. De petrificar al municipio. De impedir el paso del tiempo. Además, creaba una tradición errónea: hay municipios salteños donde la práctica de la copla está mucho más extendida –y tiene representantes de mayor nivel- que San Lorenzo. Quizá el mismo Cornejo desconoce quién es Eulogia Tapia ni ha escuchado el tema con el que dos grandes artistas de la han homenajeado: Manuel J. Castilla y el Cuchi Leguizamón.

¿Y qué pasaría con el Cuchi si viviera? ¿Lo dejarían tocar en San Lorenzo? Después de todo, las influencias del jazz en sus composiciones son evidentes y quizá Cornejo diría que joder, el jazz es una práctica foránea, cosa de negros además.

El Rock tuvo un gran crecimiento en los últimos tiempos. También han proliferado, por esos lugares, los salones de fiestas (hasta la asociación tradicionalista Gauchos de Güemes proyecta construir su saloncito) donde hasta los tipos con muchos apellidos se bailan una cumbia, un cuarteto y, por qué no, un reggaeton.

Una cultura necesita estar en constante mutación. Asimilando nuevas influencias, descartando otras. Una cultura estática, es una cultura muerta.