Por Alejandro Saravia

El presidente del Ente Regulador de Servicios Públicos, ENRESP, Carlos “Uluncha” Saravia, indiscutiblemente es un tipo realmente ingenioso. Leía los otros días unas declaraciones suyas en un programa periodístico y no tenían desperdicio, confirmando que él es lo que acabamos de adjetivar respecto de su persona: un tipo ingenioso. Pero no sólo eso, en esas declaraciones graficaba perfectamente lo que desde hace años procuramos denunciar acerca de las anomalías institucionales de nuestra provincia y los resultados del unicato que nos gobierna desde hace ya 40 años. En efecto, este año vamos a celebrar los 40 años de la recuperación de la democracia en nuestro país, pero en función del sistema de partido hegemónico que nos gobierna en Salta, en verdad, no tenemos mucho para celebrar en cuanto a logros materiales, tangibles, pero tampoco de los otros, los espirituales, los institucionales.

En efecto, las declaraciones del Uluncha Saravia tuvieron como contexto la sequía y consiguiente falta de agua padecida en los departamentos de Orán y San Martín de nuestra provincia, en los cuales, específicamente en las ciudades de Tartagal, Aguaray y Mosconi, se cumplieron dos meses, decía, de falta de agua y, consiguientemente, de la necesidad de movilizar 60 camiones aguateros, diariamente, para proveer de ese indispensable elemento a 25 mil familias. También, y ya fuera de las declaraciones de Saravia, por todos es conocido el grave problema que tienen en esos lugares a raíz de la falta, o mala, pésima, provisión de energía eléctrica. Es decir, sin agua y sin luz, como en los tiempos de la colonia. En el hilo de esas declaraciones apuntó a decir que la solución mediata que se imagina es que culmine la sequía, que llueva y que el cielo solucione nuestros problemas. Como en la época de las cavernas, ya ni siquiera de la colonia.

Lo que le faltó decir, pero sin dudas lo debió estar pensando, es que desde hace 40 años gobierna un mismo partido o movimiento político y nuestra situación, en lugar de mejorar, empeoró. Después de esos 40 años, no tenemos agua ni luz, es decir, lo básico, lo elemental. Y la solución que nos queda es encargarle a un chamán o una chamana para que, invocando al dios de la lluvia, no dé una mano y  haga llover. Eso, en pleno S. XXI.

Más adelante se refirió al proceso eleccionario que se avecina, y en lo que respecta al ámbito municipal de la capital, habló de la alta probabilidad de dos candidaturas que llevarían las dos alianzas que confluyen en la persona del gobernador Sáenz: una, Bettina Romero y, la otra, Emiliano Durand. Al comparar ambos gabinetes, el provincial y el municipal, dijo que en éste, el de Bettina, eran de paladar negro, en tanto que en el provincial la cosa venía más mezcladita. Y acá viene el acto fallido, o lapsus, que nos interesa. No lo dijo, pero, sin dudas, lo piensa. Al hablar de paladares negros por un lado y de la cosa más mezclada, por otro, en su pensamiento está que la realidad es que todos son perros, ya que, a los únicos animales que se les mira el paladar para conocer si son de raza o no, es a los perros. Sin dudas, ingenioso el Uluncha Saravia.

Pero desde el punto de vista institucional dijo algo muy interesante y que comprueba la realidad de que desde 1983 hasta ahora se trata del gobierno de los mismos que se esconden recíprocamente la ropa sucia. Aludió que el padecimiento de la sequía era producto de que no se hicieron las inversiones y obras que debieron ser hechas. Y que para hacerlas se endeudó a la provincia, en dólares, tanto respecto del Fondo de Reparación Histórica como el Plan denominado pomposamente “Del bicentenario”. No se vio nada de uno ni del otro. Y que los órganos de control, como la Sindicatura General, la Auditoría General de la Provincia y la Procuración General, brillaron por su ausencia.

Todos perros y todos lo mismo, son las conclusiones que se pueden sacar de las declaraciones del ingenioso Dr. Carlos Uluncha Saravia, presidente del ENRESP. Por lo menos alguien que dice algo.