Bajo presión, los ministros buscan dónde recortar gastos para 2018. El Gobierno subirá los fondos sociales, pero pidió al gabinete eliminar erogaciones «no prioritarias».
Nadie quiere mencionar la palabra ajuste ni reconocer que los cambios impliquen necesariamente recortes brutales en sus previsiones. Lo cierto es que, por orden de los coordinadores de la Jefatura de Gabinete Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, los miembros del gabinete de Mauricio Macri están por estos días en una carrera contra reloj para presentar su previsión de gastos a ser incluidos en el presupuesto 2018, que llegaría al Congreso el 15 de este mes. Y esas previsiones, como definió un importante ministro, tienen un «techo presupuestario bajo», como todo el presupuesto nacional para el año que viene.
Cerca del jefe de Gabinete, Marcos Peña, responsable último del reparto de fondos, explican que el objetivo, ordenado por el propio Presidente, es «bajar el déficit fiscal del 4,2 por ciento del PBI este año a 3,2 el año que viene y a 2,2 en 2019». Para lograrlo, afirman, el «recorte grande se hará en los subsidios a empresas y subsidios a las tarifas», pero también ponen el acento en «que cada ministerio gaste menos, y si la recaudación sube como creemos que va a subir allí tendremos una baja del déficit más acentuada».
Con ese objetivo en mente, los ministros repasan en estos días su lista de proyectos, desechan los menos importantes y priorizan los que consideran imprescindibles. «En realidad, ésta es la etapa en la que cada ministro dice que tiene un plan para salvar al país y que lo que hace es lo más importante», bromean cerca de Peña.
La racionalización del gasto tiene dos ejes. «Por un lado, estamos viendo cuánto nos van a dar de lo que teníamos presupuestado para este año y aún no nos dieron para programas actuales. Sobre la base de lo que nos otorguen priorizamos los programas de acá a fin de año. Por el otro, estamos calculando qué es importante y qué no para el año que viene», afirmó otro ministro.
Uno de los puntos en los que se pone énfasis es en los gastos «evitables». Cerca del ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, por ejemplo, están revisando «becas de estudiantes que no estudian o subsidios que no sabemos exactamente cuál es su utilidad». La intención: terminar con lo que consideran «abusos y picardías» heredados de la administración kirchnerista. En el Ministerio de Salud, que encabeza Jorge Lemus, descuentan que «no habrá recorte alguno de leche o de vacunas», pero sí en planes «que se vienen subejecutando desde hace muchos años, que van a recibir menos presupuesto el año que viene».
Si bien la subejecución del presupuesto es mirada con lupa por Lopetegui y Quintana, cerca de Peña ponen algunos matices. «En realidad, la subejecución tiene mala prensa. En el gobierno anterior los ministros se gastaban todo el presupuesto para que no se lo bajaran al año siguiente. Es preferible gastar bien a gastar todo, y tenemos una mirada comprensiva sobre eso», especifican. Y sostienen que los ministerios «sociales» van a aumentar su presupuesto «más que el promedio de los otros ministerios».
Y aclaran, de todos modos: «Los ministerios que tienen obras, como Transporte, Interior y Energía, están ejecutando bien». Nada dicen sobre otros ministerios más cuestionados. «Además, había tanto sobreprecio en los presupuestos anteriores que todavía hay margen para bajar el gasto haciendo las cosas bien», repiten, en crítica directa a la administración kirchnerista.
Fuentes del Ministerio de Hacienda afirmaron que el presupuesto del año próximo «tendrá un aumento del gasto social», pero que el objetivo es cumplir con la poda del déficit, aproximadamente unos $ 100.000 millones. El dólar llegaría a $ 21 y el país crecería 3,5 por ciento.
Junto con la «poda» del gasto, en la Casa Rosada también se habla de una futura reorganización general de la administración, cuyo estudio le encargó Quintana a la consultora internacional BCG (Boston Consulting Group). Ministerios sobrecargados se subdividirán, y otros que «bajarían» a secretaría (Cultura sería uno de ellos) forman parte del análisis de la mesa chica que rodea al Presidente. Mientras tanto, los ministros afinan el lápiz para satisfacer las demandas de Peña y sus colaboradores a tiempo.
Los vicejefes de Gabinete Gustavo Lopetegui y Mario Quintana son los que coordinan el armado del presupuesto para el año que viene
El proyecto, que el Gobierno girará al Congreso para su debate y aprobación, deberá contemplar el objetivo del Gobierno de generar una «poda» del gasto público, con la eliminación de erogaciones innecesarias en varias áreas de la estructura estatal.
Fuente: La Nación