Desde el 2009 varias notas de vecinos instaban al Municipio y la Provincia a tomar cartas sobre cabarets de calles Córdoba y San Luis. Una justicia reducida a leyes convertidas en letra muerta, en medio de drogas, casos de trata, muertes y desapariciones de jóvenes mujeres nunca resueltas. (M.A.)
Los allanamientos realizados por la Afip, el jueves 15 de agosto, sobre siete cabarets desnudaron una trama oscura y ayudaron a poner sobre la mesa el debate sobre la prostitución, la trata de mujeres y las relaciones con el poder político en Salta. El hecho de que se haya encontrado al intendente de Salvador Mazza y la falta de control de la municipalidad y de la policía puso de relieve algunos nexos delicados que hicieron temblar al régimen político provincial. Es por esto que la mayoría de opiniones estuvieron enfocadas en cuestionar moralmente a Carlos Villalba y dejar de lado la tolerancia o complicidad de los funcionarios públicos y oficiales policiales.
Es que a pocas cuadras del barniz del centro de la ciudad, con habilitaciones truchas, funcionaban burdeles donde explotaban sexualmente a mujeres desde hace años. Hasta el propio Miguel Isa reconoció que “cuando Zottos pertenecía a las filas del Capitán Ulloa, Salta estaba de moda por los cabarets de la calle Córdoba”. Lo que no dijo el intendente fue porque ignoraba sobre la existencia de Terra Nostra o Rumi. Y trato de no hablar por varias cosas, principalmente, porque desde el 2009 hay denuncias efectuadas sobre esta actividad en la zona.
El 4 de mayo de 2009 vecinos de calles Córdoba y San Luis realizaron una denuncia dirigida al entonces director de Protección Ciudadana, Eduardo Gandulfo. “Mediante la presente nos dirigimos a usted a los fines de ponerle en conocimiento y hacer su respectiva denuncia por el funcionamiento de cabarets encubiertos como confiterías en los locales Terra Nostra y Blue Sky (…) los días lunes a sábados a partir de las 2 am hasta las 7”, dice la denuncia firmada por vecinos. La misma nota fue dirigida a Andrés Zottos con un agregado donde se convoca al vicegobernador a que “interceda ante quien corresponda para su clausura e inhabilitación”. El 22 de mayo del mismo año los mismos vecinos otra vez denuncian a Eduardo Gandulfo que en Terra Nostra y Blue Sky hay prostitución.
Ante los reiterados reclamos, en junio de 2009, la municipalidad intercede con una actitud llamativa: firma un acta acuerdo para que se trasladen del lugar los cabarutes. “Los comerciantes identificados como: Don Quijote, ubicado en calle Ituzaingo N° 651 a nombre de Baigorria Mercedes; Terra Nostra, ubicado en Córdoba 584 a nombre de Arias Elida Noemí y Dr Yekill, a nombre de Abud Adolfo Rene, ubicado en calle San Luis N° 761 se comprometen a trasladarse de conformidad con lo dispuesto por la Ordenanza N°2606”, señala el acta labrada. A pesar de esto, los cabaretes continuaron funcionando.
El acuerdo para reubicarlos representa una prueba irrefutable del apañamiento del negocio. Pero el testimonio de vecinos de la zona incorpora un dato inquietante y clave: según comentaron a Cuarto Poder luego del acta se le renovó el contrato de locación a los dueños de la firma Terra Nostra: una asociación entre el señor Charly Ruiz López y “Chicho” Russo, quien tiene una frutería a escasos metros y fue muy cercano a Daniel Isa y a Miguel Isa cuando éste fue presidente de Juventud Antoniana; entonces el prostíbulo continuó abriendo como si nada hubiese ocurrido.
La caja “histórica”
Vecinos de Córdoba y San Luis no se explican como la división Trata de Personas de la Policía de la Provincia que concurría religiosamente los últimos días del mes a Terra Nostra, no informó que había entre 20 y 30 mujeres en la barra prostituyéndose. Cabe recordar que mediante una orden del juez Federal Miguel Medina actuaron en los allanamientos efectivos armados de la División Seguridad Social de la Administración de ingresos Públicos (AFIP), en la figura de Rafael Resnik Brenner; las fuerzas de la Policía de Seguridad Aeroportuaria; de la Aduana; y efectivos civiles del Ministro de Seguridad de la Nación. Trata de Personas no intervino.
Las relaciones entre el municipio y la Policía provincial son estrechas. Un Convenio Marco de Cooperación Institucional, firmado el 29 de octubre de 2011, entre la Municipalidad de la Ciudad de Salta y el gobierno de la Provincia a través del ministerio de Seguridad y Derechos Humanos lo demuestra. El mismo tiene el objetivo de “coordinar acciones conjuntas para combatir el delito de Trata y Tráfico de Personas en el ámbito de la ciudad de Salta”. Llama la atención que operativos realizados de forma conjunta entre la Subsecretaría municipal de Control Comercial y la Policía de la Provincia hayan desbaratado una larga lista de fiestas clandestinas y nunca se dieron cuenta que en Terra Nostra había merca, fierros, putas y este tipo de “confiterías”.
El dinero que es recaudado de la explotación sexual es una de las “cajas” más importantes que maneja la policía; el periodista Ricardo Ragendorfer, comenta que la llaman la caja “histórica”. Tal es así que las putas y los cafisos establecieron un vínculo económico ineludible con la policía, en tanto los dueños de cabarutes y los que consiguen las chicas para el negocio están metidos en la repartija de parte de los dividendos recaudados por los uniformados. Ni los informes periodísticos ni las investigaciones pusieron la lupa sobre los efectivos, quienes representan un engranaje para nada menor en el negocio de la noche. Tampoco se conoce perfiles de los detenidos.
Extra! Noticias de ayer: noches tenebrosas en la linda
El 12 de noviembre de 2010, el fiscal federal Ricardo Toranzos ordenó un allanamiento sobre el local Blue Sky -que poseía una habitación VIP- en calle San Luis al 400 tras la denuncia de una de las víctimas. Como resultado fueron detenidas 25 personas. Los propietarios de Blue Sky, Elida Noemí Arias y Rafael Acosta fueron procesados por infracción a la ley 26.364, que reprime la trata de personas, pero recuperaron su libertad bajo una fianza de $25.000. Sin embargo obtuvieron -pese al procesamiento- otro permiso municipal (en calle Independencia) otorgado por la actual candidata al Senado Nacional por el Frente para la Victoria, Cristina Fiore, quien por esos tiempos ocupaba el cargo de subsecretaria de Control Ciudadano Municipal. La funcionaria había realizado declaraciones que señalan que “no tenía pruebas” que en el local Blue Sky, era un prostíbulo. Esto, a la mujer de los bucles, le costó fuertes cuestionamientos en la opinión pública porque dejo entrever su conocido poco sentido común callejero. Era vox populi que había un cabarute en la independencia al 1000.
“Cada chica debía vender al menos diez copas por noche y que por cada una les daban una comisión de $10 (…) Después debían atender sexualmente al menos a cuatro clientes por jornada, a quienes Noemí Arias les cobraba una tarifa nunca menor a $300 pesos. Antes de cada noche, la madama las arengaba diciéndoles que todas eran esclavas sexuales y que la satisfacción del cliente era superior a cualquier queja o dolor (…) Era tal el dominio sobre las chicas que a la más mínima protesta de algún hombre, la Noemí les quitaba la comisión total o las suspendía. Decía que el hambre las haría recapacitar”, contó una de las víctimas (El Tribuno 27/04/11). La trata no solo explota mujeres sino que también hace desaparecer. María Ester Maidana, quien se encuentra desaparecida desde fines del 2008, trabajaba en Don Quijote: un cabaret que existe desde hace más de 10 años en avenida Tavella. Nunca se supo nada de la muchacha. El año pasado en el mes de mayo un hecho curioso ocurrió: una adolescente de 15 años fue encontrada sin vida con una bolsa en la cabeza, maniatada de pies y manos, en un baldío ubicado detrás del cabaret. Nunca se esclareció que paso, mientras Don Quijote recibió una clausura en febrero del 2011 y dos años después de nuevo fue sancionado pero por cuestiones de “seguridad”. Sin embargo jamás dejo de abrir sus puertas.
En el 2010, en el corredor de la Balcarce, en frente de la central del 911, se descubrió que funcionaba un cabarets en el pub Ututo. El local. que en sus inicios fue un lugar para que toquen bandas, había sido armado para levantar chicas. En el operativo se rescató a 4 mujeres que declararon ser mantenidas bajo amenaza. Aquella investigación se llevó adelante porque las propias víctimas denunciaron y pidieron ser rescatadas. Otro caso: en calle Catamarca al 1000 funcionó durante largos años el cabarute “Cocodrilo Show”, un lugar (literalmente) de mala muerte que recién fue allanado en junio de este año. Cuando lo desbarataron habían trabajando 15 mujeres; 4 de ellas denunciaron que eran obligadas.
Las putas no dan besos a sus clientes
Escuchar historias de algunas putas tira por la borda la idea de que hacen lo que hacen porque les gusta. La mayoría tiene una vida trágica y dura: suelen ser chicas muy jóvenes y pobres, recluta¬das con la promesa de un buen tra¬bajo o mujeres violadas desde niñas. Las que provienen de abajo no llegan por les gusta sino que están obligadas a hacer eso: tienen algo así como un destino social trágico; primero, las someten a un «ablande», algo así como un cóc¬tel compuesto por violaciones, priva¬ción de alimento, drogas, alcohol, amenazas contra la familia hasta doblegarlas física y moralmente. También están las que no les importa nada y buscan drogas, principalmente paqueras, casi lumpen, aunque son solo un puñado.
No hay que olvidar que existen las que provienen de clases más pudientes, quienes se acuestan con periodistas, abogados, jueces o políticos adinerados, a quienes en última instancia sí les gusta relacionarse con el poder. Charles Bukowski, en alguna oportunidad, dijo que para conocer el mundo había que andar entre los presos, los enfermos y las prostitutas. Y el escritor no se equivocaba: para saber cómo es la vida cruda, como es el mundo en el que vivimos, el testimonio de las chicas de la noche es demoledor para la moral y las buenas costumbres de los viejos caretas porque devela una parte del verdadero rostro de la sociedad en descomposición que se busca esconder.
Desde hace más de 4 años varias denuncias vienen advirtiendo movimientos turbios por la zona pero desde el Estado no se detectó nada aunque se sostenga que se da un combate en regla contra la prostitución y la trata. A medida que se tira de la madeja aparecen más elementos que destapan una olla con olor a podrido.