Arremetieron duro como Güemes contra las fuerzas invasoras con la campaña electoral, aunque, según la legislación vigente, recién pueden hacerlo a partir del 15 de julio, o sea, un mes antes de las elecciones 2021. DR A-Prieto

 

En nuestro generoso país todo es posible, pero no para todos los involucrados electoralmente. Ese es un privilegio del que gozan los oficialismos (nacional, provincial y municipal). «Nadie nota que es campaña si nos colgamos de la figura de algún prócer», dijo algún avezado asesor político nacional, provincial y porque no, también en el ámbito municipal. Y así, todos se colgaron de la montura del máximo Héroe salteño y desde un tiempo reconocido nacionalmente.

En la provincia empezaron antes. Allá por febrero, leyendo las efemérides del día 8, nacimiento de Martín Miguel de Güemes, brilló la primera mente que dijo «Este año se cumplen 200 años de la muerte de Güemes. Es importante para los salteños. Nos viene bárbaro para la campaña». Pensando en la postergada compulsa electoral  que se lanzaría el 4 de junio, con miras a las elecciones del 4 de julio.

“La Titi” Romero por su parte, en medio del caos que no puede manejar, la vio más cómoda y dijo «Todos los actos son en Capital y yo tengo que estar obligadamente, le guste a Gustavo Sáenz o no, que haga todo él, yo me saco la foto», fotos de “calidad” habrá pensado, este último apelativo muy usado por “La titi” para destacar que su gestión de alta gama, hace todo enmarcado en ese adjetivo, siendo así, “sembramos petunias de calidad en los canteros”, “estamos haciendo pavimento de calidad”, “cuneteo de calidad”, excepto las ciclovias que lejos de ser de calidad son de dudosa utilidad en algunos tramos, si hasta la unidad tributaria que impacta en todos servicios y tasas municipales después de un brutal incremento aprobado por los concejales capitalinos, parece ser de Alta Gama, solo los podrán pagar algunos o muy pocos.

Pero volviendo a la cuestión gaucha, se trataba de los 200 años de fallecimiento del defensor de la frontera norte del país. Había que hacer algo trascendente. Se necesitaba hacer bombo con la Nación…

Pero como el diablo siempre mete la cola, el coronavirus largó su segunda ola y no hubo Dios que apoye la fecha de elecciones, así que, con su mejor gambeta, Sáenz tuvo que anunciar que «la única campaña que nos debe movilizar es la campaña de vacunación contra el COVID19, y en eso tenemos que estar todos más unidos que nunca. No hay lugar para la política en estos momentos». Así, las elecciones pasaron para el 15 de agosto y el lanzamiento de la campaña para el 15 de julio.

A Nación, todo esto le venía bien, nunca estuvieron de acuerdo con el desdoblamiento. «Si hacemos campaña, la hacemos todos», pensaron, teniendo en cuenta que la infracción electoral sería de Provincia y Municipio, pero no de ellos que no estaban ni cerca de sus vencimientos electorales. La gran pregunta era ¿a quién ponemos a trabajar en este tema? «Tiene que ser alguien que conozca el paño y sea de confianza…». El matrimonio Quilodrán–Ar(i)es era adecuado, “pero vamos con ella solamente”, por las dudas haya conflicto. No nos olvidemos que Gonzalo Quilodrán compartió lista con Gustavo Sáenz y Gaston Galíndez alguna vez. Las tres G, les decían (Gustavo – Gonzalo – Gastón). Ella está por encima de eso y si surgiera algo en contra, vamos con la discriminación por ser mujer, “ella es una capa en ese tema». Si bien ”la pampeana de Macachín” no es de lo más simpática, su intención era clara, traer al Presidente a esta noble tierra gaucha.

Pero el gran acto que todos imaginaban, no podría ser…

El primero en quejarse fue el gauchaje. Era el único momento del año en que volvían al pasado con la guardia bajo las estrellas y fogones. De todo el país venían a honrar al héroe gaucho, esperando hasta la mañana para que miles de tropillas de caballos pasen saludando, al galope y sombrero en mano, frente al monumento del Gral. Güemes para rendir su homenaje. «Años de tradición en que todo el pueblo de Salta se movilizaba a pesar del frío hasta el monumento, para que justo en el año más importante, no se pueda hacer nada», fue la frase que muchos repitieron, de la que sólo Francisco “Pancho” Aráoz, en su afán de convertirse en «el referente sindical de los gauchos», se hizo eco, enfrentándose de la peor manera contra el gobierno y contra el COE que lógicamente prohibió el desfile. Aráoz mostró la hilacha diciendo «Vamos a tomar Salta por las buenas o por….”, pero en las últimas horas del fin de semana, en un momento de cordura, motivado por el rechazo de la mayoría de los salteños (o presionado por alguien), terminó diciéndole a la ciudadanía, al lado del Ministro Ricardo Villada (y en payada), que no se preocupe porque los gauchos no iban a hacer nada… Don Villada.

El acto por el bicentenario del fallecimiento del General Martín Miguel de Güemes sería simple, sin público, con los gauchos necesarios para la foto y “alguna ocurrencia poco feliz o Tinelistica” de Sabrina Sansone, para mostrar que trabaja (¿?) y nada más.

Entre las ideas frustradas de Sáenz para pasar a la posteridad con los 200 años de Güemes, estaba el lanzamiento al mercado de un billete con la cara del Héroe. Nación le dijo que sí (o se lo hizo creer) y soñó con que Alberto traiga el primer billete en su bolsillo para dárselo en medio del acto. Pero eso, no sólo que no pasó, sino que le dijo que recién lo están diseñando.

Entre las incoherencias de “La Titi”, está la inauguración de una escultura de calidad del busto de Güemes, realizada en una tonelada y media de piedra, en Santa Fé, donada por el Ministerio de Defensa de la Nación que, para sorpresa de todos, fue colocada en la plaza «España» en la tarde del 16, previo a los actos centrales. Con este mismo criterio, el año que viene, en el homenaje a los 40 años de la Guerra de las Malvinas, “La Titi” debería inaugurar un busto a la Reina Isabel de Inglaterra (gente como uno, che) en la avenida Ex Combatientes de Malvinas. ¿¿¿Qué no???

Lo de Alberto Fernández fue otra cosa. Vino a transformar una fecha emotiva para los salteños en un acto político del Frente de Todos. Llegó y bajó del avión del brazo con Pamela Eleonora Ar(i)es y no se despegó de la dama de rojo, que marcó la cancha con este hecho. El discurso del Alberto respecto a la figura de Güemes fue corto, conciso y sin errores. «Para mí estar hoy aquí es un deber para poner en valor lo que Güemes representó, no para Salta, sino para la Argentina… Estoy reivindicando la figura de un argentino al que los argentinos tardamos mucho en reconocer». Después enganchó con su trabajo en la pandemia y le juró a Güemes que su muerte no fue en vano.

El mayor conflicto se produjo cuando un grupo de la CCC, encabezado por la Diputada Nacional Verónica Caliva se acercó para ingresar al lugar a saludar a su líder y conductor, el Alberto. Llegar al lugar no se les dificultó para nada porque contaron con la custodia y autorización del propio Juan Pulleiro. Abrazaron, besaron y hasta regalos le dieron al presidente, sus militantes que sólo querían mostrar apoyo, mientras el Gobernador Sáenz se despegaba sutilmente de la escena para no aparecer ni en las fotos. Pulleiro salió a aclarar que fue el propio presidente quien autorizó el ingreso de los militantes.

Al mismo tiempo, por las calles céntricas de la ciudad se llevaba a cabo una caravana de repudio a la visita del presidente, transmitida en directo por la FM de Martín Grande Durand. Muchas personas se acercaron al lugar sin barbijo, como forma de mostrarse en contra de las medidas dispuestas para combatir el coronavirus. Esto fue armado por grupos anti cuarentena, fogoneados por el Diputado Nacional y comunicador, que logró reunir a empresarios gastronómicos afectados por las medidas restrictivas.

A todo esto, los gauchos la vieron pasar, pero Pancho Aráoz no se la guardó. Cuestionó los actos y no dudó en asegurar “nos robaron el Bicentenario”. Aprovechó la ocasión y le dijo en la cara a Alberto Fernández que los gauchos se sentían insultados, y por eso se retiraban del lugar. De paso dijo que fue “una vergüenza” la actuación del Ballet de la Provincia y el mapping proyectado sobre el monumento. «Pan y circo».
Al otro día… las repercusiones fueron todas malas. Políticas, culturales, sanitarias, sociales y electorales, de paso y lo que coronó el feriado que pretendía ser un día de descanso fue la (NO)renuncia de Francisco Aguilar a la presidencia del COE Salta.

«Debido a motivaciones políticas que no comparto y desconocía, se autorizó el ingreso de simpatizantes del presidente de la Nación en una actitud que constituyó una afrenta a los salteños y al esfuerzo que la sociedad viene realizando para combatir esta pandemia», dijo el médico, recordando que se impusieron restricciones a último momento a los gauchos como la suspensión de los tradicionales fogones, que habían sido consensuados previamente con el COE con los correspondientes protocolos. Concluyó con contundencia su carta de renuncia, «la errática y contradictoria política sanitaria del gobierno nacional puede afectar seriamente la situación de la pandemia».

Para algunos, todos estos hechos fueron parte de una estrategia electoral para instalar (o desinstalar) candidatos. Para otros, con un poco más de coherencia, fue un desmadre digno de García Márquez cuando describe a Macondo. Para todos, Güemes fue lo de menos.

Lo cierto es que a nadie le salió nada como lo esperaba. Habrá que ver el grado de resiliencia de cada sector. Sacar belleza del caos, es virtud, pero solo para unos pocos.

Donde termina la calle, va levantándose el cerro, allí está Martín, Don Martín Miguel…