Economía y corrupción, los ejes de la campaña electoral que anticipan las listas. Cada uno de los contendientes intentará imponer las condiciones del combate para juntar los porotos de su lado.
El Gobierno aspiraba a llegar a las elecciones de medio término con una economía en una velocidad más elevada y con la inflación bajo control. Sin embargo, pese al optimismo oficial por algunos indicadores que ya en la mitad del año muestran cierta recuperación en la actividad económica, eso no se traduce en un aumento del consumo. De alguna manera eso evidencia por un lado la pérdida de poder adquisitivo y por el otro la cautela de los ciudadanos a la espera de que aclare el panorama económico.
Así las cosas, en el oficialismo consideran que lo que se pone en juego en las elecciones es la «confirmación» del cambio que la gente eligió en el balotaje 22 de noviembre de 2015 o la vuelta al pasado. Si el triunfo quede del lado de Cambiemos el Gobierno tendrá la ratificación de que la gente está dispuesta al «sacrificio», pero si la victoria es de Cristina de Kirchner se corre el riesgo de abrir la incertidumbre sobre la continuidad de la reforma que lleva adelante Mauricio Macri.
El cronograma electoral establece que el 13 de agosto se realizarán las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias y el 22 de octubre las elecciones generales. En el Gobierno creen que hay tiempo suficiente para que las causas judiciales que pesan sobre Cristina y su acólito de funcionarios vayan horadando la imagen de la expresidenta, que hoy por hoy aparece al tope en varios sondeos de intención de voto.
Pasados más de 18 meses de la segunda vuelta electoral que depositó a Cambiemos en la Casa Rosada, el escenario vuelve a parecerse al de 2015. En las semanas previas a las elecciones, el por entonces candidato del FpV, Daniel Scioli se empeñaba en llevar la discusión hacia los ejes económicos, pero Macri evitaba el convite y hacía foco en la corrupción K.
Los nombres elegidos por unos y otros son los que confirman el mensaje que cada espacio llevará a los electores en los frenéticos meses que se avecinan.
En el caso de Cambiemos, Esteban Bullrich será el primer candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. Lo acompañará Gladys González, quien pese a un perfil angelical mostró coraje como interventora del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), para revelar lo que ella misma consideró como un sistema de administración «fraudulento» por parte del sindicalista Omar «Caballo» Suárez, quien lideró el gremio desde 1992, y que ahora está preso.
En el caso de la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, la designación de Graciela Ocaña también parece signar el rumbo de la estrategia electoral de Cambiemos. Ocaña fue ministra de Salud de la propia Cristina de Kirchner entre el 10 de diciembre de 2007 y el 29 de junio de 2009, cuando renunció en medio de sus denuncias sobre le existencia de una mafia de medicamentos falsificados. Desde ese momento, se convirtió en una abandera de la lucha contra la corrupción y actualmente impulsa varias causas que tienen a exfuncionarios K en la mira.
En la otra vereda, con la elección de la economista Fernanda Vallejos como cabeza de la lista de diputados nacionales por Unidad Ciudadana, Cristina deja en claro que el foco estará puesto en la marcha de la economía y en lo que desde el cristinismo consideran un «plan neoliberal» destinado a favorecer a los sectores concentrados de la economía.
La expresidenta y ahora candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires apuesta a representar en el discurso de campaña los problemas que enfrenta el ciudadano de a pie, algo que quedó plasmado en la nueva estética de la liturgia que mostró CFK en el acto del 20 de junio en la cancha de Arsenal, en donde hizo subir al escenario a personas con diversos inconvenientes para que cuenten sus padecimientos al resto.
En la lista, también está representado el sindicalismo con tres dirigentes entre los diez primeros lugares, con la intención de mostrar la «amplitud» de lista, confiaron fuentes de Unidad Ciudadana.
Convencidos que para después de las elecciones el Gobierno prepara un ajuste «brutal», en Unidad Ciudadana aspiran a transmitir a los ciudadanos la necesidad de sumar legisladores que luego conformen un bloque en el Congreso que sirva para «ponerle límites» al gobierno de Mauricio Macri, tal como lo dijo Cristina en el acto de Sarandí.
Economía-Corrupción, las caras de la moneda electoral que ya se ponen en juego. Habrá que ver si finalmente la gente se convence de ratificar el cambio o si cree que llegó el momento de hacer un giro en el rumbo económico. Algo que más allá de la campaña se develará recién el 22 de octubre a la medianoche.
Fuente: Ámbito