El exgobernador Juan Carlos Romero asegura tener la solución para la mortalidad infantil en los municipios y parajes del norte salteño y presentará un plan de trabajo al gobernador Gustavo Sáenz. Durante su gobierno se autorizó el desmonte de casi medio millón de hectáreas.
El chiste se cuenta sólo. Juan Carlos Romero dice tener un plan para combatir la desnutrición en Salta y bajar los índices de mortalidad infantil. En medio de acusaciones y sospechas sobre el ocultamiento de datos durante la gestión anterior, el voluntarismo de Júcaro parece no haber llegado a tiempo.
En declaraciones a Cadena Máxima, el vocero del senador nacional, Francisco Palópoli, apuntó: «Hay chicos que están naciendo hoy y que dentro de ocho meses tendrán algún problema. Él senador va a presentarle al gobernador un plan que en su momento se utilizó para terminar con la mortalidad infantil cuando en la media nacional estaba alta para que sea implementando en estas zonas que son muy complejas y se tiene que entender sus raíces».
Lo que omiten tanto el senador como su portavoz es que durante los 12 años de gobierno, Júcaro autorizó el desmonte de unas 414.934 hectáreas de bosque nativo. El dato se desprende de un trabajo de investigación del ex-legislador Miguel Bonasso realizado en los meses de 2007 en que se trataba la ley de bosques en el congreso de la nación.
Según datos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, entre 1998 y 2002 la superficie deforestada en la provincia fue de 194.389 hectáreas, mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó la superficie desmontada, alcanzando las 414.934 hectáreas. Salta se convirtió así en una de las provincias con mayores niveles de deforestación del país.
«Lo que resulta altamente significativo es que el ex gobernador Romero (PJ-Frente para la Victoria) se apuró a otorgar estos permisos (en general a grandes grupos económicos) en el lapso que medió entre el tratamiento en Diputados de mi proyecto sobre Ley de Bosques (noviembre de 2006) y la sanción definitiva del Senado (noviembre de 2007)«, plantea Bonasso en un artículo publicado en Crítica.
El desmonte y el consecuente arreo de las comunidades originarias hacia pequeños conglomerados carentes de todo tipo de servicios y cobertura sanitaria, son señalados hoy como una de las principales causales de la desnutrición y la mortalidad infantil.