Belén cuenta su experiencia como socorrista acompañando a otras mujeres en la práctica de abortos seguros. Bajo la mirada inquisidora de la sociedad, ella y otras mujeres descubren el velo que hay sobre un tema que convive con nosotros pero del cuál no se habla ni se debe hablar. (Gastón Iñiguez)
“Ser feminista no es divertido”. Así arranca la charla Belén mientras se toma un té que se acaba de servir. De ojos grandes y rostro tranquilo, aparenta menos edad de la que en realidad tiene y al hablar es como si pensara cuidadosamente cada palabra. Su nombre remite a la biblia pero ahí terminan las comparaciones, porque su cruzada se aleja bastante de lo moralmente aceptado por esta sociedad pacata.
“El feminismo te ayuda a repensar completamente tu forma de vida, las maneras de sentir y relacionarte con los demás. Durante ese proceso te vas a sentir mal y hasta decepcionar de la gente que te rodea, pero ese enojo te ayuda a avanzar para después repensar todo de vuelta”.
Belén comprendió el feminismo al terminar con una pareja conflictiva. Comenzó a cuestionarse qué es verdaderamente el amor y por qué la estaba pasando tan mal con ciertos tratos que ella misma había naturalizado en su relación. En la universidad se integró a un grupo de lectura “Heraclítoris” conformado por mujeres que se reunía semanalmente para leer poesía.
En ese espacio se comenzó a dar un ambiente de sororidad donde las mujeres comentaban y se brindaban contención cuando tenían problemas con sus parejas o cuando no se sentían bien en alguna situación. Al tiempo comenzaron a leer y descubrir otros textos que ya no rondaban sólo en lo poético, como los escritos de las autoras feministas Simone De Beauvoir o Rita Segato. Para Belén el feminismo es una herramienta de avance hacia un trato más justo e igualitario en todo sentido; que abarca la responsabilidad emocional para con el otro y las relaciones interpersonales.
“El feminismo en Salta ha crecido exponencialmente; de esta parte a cinco años atrás no se hablaba del tema ni se sabía de qué se trataba. Ahora eso cambió; se habla bien o mal, pero se habla. También hay un surgimiento de un feminismo no academicista, feminismo de acción y militante”.
Socorristas al rescate
Belén se considera a sí misma una feminista de acción que milita hace ya un tiempo dentro del grupo de las llamadas “Socorristas”. Se trata de una organización a nivel nacional y latinoamericana sin fines de lucro que brinda información a personas gestantes que quieran abortar utilizando los protocolos provistos por la OMS. De esta manera buscan erradicar maniobras farmacéuticas y médicas que lo único que promueven es la práctica clandestina del aborto a puertas cerradas. La clandestinidad provoca más muertes por malos tratamientos y desinformación.
“En lugares como el interior de la provincia utilizan eufemismos para referirse al aborto; como el clásico no le bajó. Usan té de orégano, ruda o jengibre que no son otra cosa que métodos abortivos caseros; para las mujeres son procedimientos normales que se disfrazan para que nadie se horrorice. Son saberes que se pasan de abuelas a hijas y nietas. Esto implica que la mujer tenga que vivir sola este proceso y eso te come por dentro, el no poder compartirlo o sentir culpa cuando es una experiencia más de la vida”.
Dentro del grupo de Socorristas Salta hay actualmente 10 mujeres que asisten a diario a otras, entre adultas y jóvenes, de las más diversas clases sociales; desde Tres Cerritos a Villa Unión y también a muchas chicas del interior de la provincia. “En un principio solo se acercaban chicas de clase media pero a medida que nos fuimos expandiendo a los barrios periféricos y lugares del interior comenzamos a recibir también a mujeres de distintas clases sociales; muchas veces derivadas por médicos que no pueden asistirlas debido a las presiones sociales que reciben en los pueblos o centros de salud donde se desempeñan”.
Continúa Belén: “Nosotras tenemos una protocola sistematizada que nos sirve de guía para asistir a las mujeres. Además recabamos información acerca de todos los casos que asesoramos, de manera que el estado cuente con un registro que permita entender la importancia de la legalización del aborto”. “El ochenta por ciento de las mujeres que atendemos son católicas y desde enero del 2016 a febrero de este año hemos ayudado a 1.752 mujeres salteñas a abortar; muchas de ellas nos llegan desde el mismo hospital que no quiere hacerse cargo y brindarles información”
Dejemos bien en claro que las Socorristas NO practican intervenciones, ni realizan abortos clandestinos; ellas únicamente brindan información y acompañan a las mujeres que han decidido interrumpir un embarazo de manera segura para impedir que “mueran” en manos de algún médico comerciante.
“Algunos mal llamados profesionales de la salud se aprovechan de la situación y cuando les llega una chica que quiere abortar la hacen ir a por lo menos cuatro consultas, cobrándoles a razón de 500 pesos cada una, donde le dan una pastilla y la tienen sangrando todo ese tiempo. Al finalizar, luego de pagar otros 7.000 pesos, les hacen un legrado. Esto es innecesario, de esta forma la vida de la persona estuvo en riesgo a lo largo de todo el proceso y nosotras tenemos registros de al menos dos casos en un año de muerte por sangrado en el hospital que se podrían haber evitado. Por supuesto esas muertes no aparecen en el diario más leído de Salta”, dice Belén.
La hipocresía no tiene fin
Mientras tanto nuestros gobernantes se golpean el pecho en misa y hacen la vista al costado para aprobar el aborto legal; salen públicamente a defender la religión en la educación pública y a nivel nacional confunden la idea de NIUNAMENOS porque para ellos es lo mismo decir aborto que femicidio.
En la provincia las instituciones de salud oficiales se lavan las manos y saben de la existencia de las Socorristas porque les conviene descansar en un grupo de mujeres empoderadas antes que tomar cartas en el asunto. Es por eso que ellas se protegen de dar demasiados datos que puedan exponerlas. Tienen un teléfono donde las mujeres que desean abortar de forma segura se pueden comunicar; una vez pasado el primer filtro, se acuerda una reunión con las interesadas donde se les brinda información y se evalúan los casos particulares. Junto a un pormenorizado seguimiento, las Socorristas, acompañan y contienen a cada mujer para que la práctica pueda ser llevada de la forma más segura posible.
“Hay que entender que las mujeres se practican abortos con misoprostol o preparaciones caseras desde siempre pero la sociedad no quiere reconocerlo. Yo no tengo problema en decir que soy Socorrista, cuando lo menciono genera reacciones de todo tipo, para mí esto es un motivo de orgullo, me llena el alma poder ayudar a otras personas por el sólo hecho de hacerlo”, finaliza Belén.
Si querés ponerte en contacto con las Socorristas podes hacerlo a través de Facebook buscando Socorro Rosa Salta.