Culminó otra semana de juicio por el asesinato de la mujer. El esposo señalado por la familia tenía que declarar, pero una médica aseguró que no se encuentra en condiciones. Un testigo dijo que al otro día del hecho investigaban a otros dos jóvenes.

Por Andrea Sztychmasjter

Las sillas donde se sientan los familiares de la víctima están llenas; vinieron sus hermanas, hermanos, sobrinas y vecinas. Todos los allegados de la víctima cuando declararon dijeron que Sandra era una mujer buena y amable, que no tenía problemas con nadie, que cuando la asesinaron se preguntaron por qué a ella si lo único que hacía era cuidar a su esposo, ocuparse de las tareas del hogar y el cuidado de su familia.

Están llenas justo el día que estaba previsto que declare el ex esposo de la mujer, el médico a quienes varios familiares señalaron de conductas extrañas luego que la señora fuera asesinada. Sin embargo al inicio de la audiencia informaron que aunque el doctor Rauber se hizo presente en Ciudad Judicial, la doctora Rocío Lazarte lo revisó y aseveró que posee un deterioro cognitivo grave de Parkinson, “no se encuentra en condiciones de prestar declaración”, sostuvo un secretario.

Las hermanas de las víctimas mencionaron que el hombre de profesión médico se comporta de una manera en algunas oportunidades y en otras de otra forma. Una de ellas señaló incluso que cuando asesinaron a la señora el hombre hizo más hincapié en el robo de la camioneta que en lo que le había pasado a su esposa. Pero son comentarios y conjeturas, algo que a los “hombres del derecho” no les cierra, son suposiciones disparatadas, dirán otros.

Todas sus dudas, aspectos que no cierran en torno al esposo, aunque fueron informados a la Fiscalía jamás fueron investigados. Eso también dijeron sus hermanas. Como cuando la madre de Sandra unos días antes vio al jardinero junto al imputado Carrizo y otro joven sentados en la vereda de su casa. Además, solo la familia sabía que ese día por el bautismo de un nieto la señora iba a ir al super Vea de Tres Cerritos a comprar las bebidas.

La Fiscalía pregunta al amigo

Durante el jueves declaró G.B de 17 años, compañero de colegio del menor L y quien además aseguró mantenía una relación de amistad con el menor señalado como el autor del femicidio pero declarado inimputable. El joven que declaró al lado de su madre fue indagado persistentemente por el Fiscal Rivero. Tan es así que junto a los abogadores defensores solicitaron que el joven vuelva a declarar luego de -según manifestó Rivero- advertir ciertas contradicciones a las declaraciones ya vertidas en Cctv testimonial.

“Fue un caso grande el nombre que más resonaba era L y todos decían que él había sido. El dejó de ir al colegio un miércoles. Un domingo yo volvía de una fiesta y recibí mensaje de su mamá que habían entrado a su casa y se lo habían llevado. Que él estaba pegado al asesinato y al robo de la camioneta”, comentó el chico de cómo se anotició de lo sucedido.

Sobre el joven, su ex compañero dijo: “Era raro, tenía actitudes que no son comunes. Estaba tranquilo y de la nada gritaba algo”.

Al ser consultado por si conocía a otras amistades del menor, dijo: “Al único que llegué a conocer es a Tomás Correa”.

La presidenta del tribunal le consultó si ese día no vio a su amigo porque éste cuando declaró “Dijo que pasó por su domicilio en horas de la tarde noche”, “No estuve en mi casa”, respondió.

“El domingo a la mañana me llegaron sus mensajes de Instagram. Me dijo que me quería pasar a buscar por donde estaba. Primero me saludó que donde estaba. Eran mensajes que me mandaba casi siempre, porque pasaba en el auto de su mamá o en el fitito que era de él”, aseguró.

Era tranquilo, no era aplicado pero le iba bien. Nos hacía reír a todos. Contaba chistes, hacía bromas. Él decía que no tenía buena relación con su mamá, la trataba mal. Una sola vez me mostró una navaja cuando estábamos en su casa un mes antes de sucedido el hecho. Me mostraba camionetas en el teléfono, Amarok que simplemente le gustaban, veía autos o zapatillas”, declaró sobre su amigo.

El testigo declaró que en la madrugada del día posterior al asesinato de la señora “del domingo como a las 2 de la madrugada recibí mensajes de L”. Según el testimonio del menor L, al momento de declarar frente al tribunal. Después de ser obligado por Carrizo de manejar la camioneta y de arrojar el cuerpo, se dirigió hasta la casa de su amigo porque quería contarle lo sucedido.

“El lunes dos policías nos entrevistaron a mi mamá y papá.  Solamente dije ver a Tomy Correa porque lo crucé en la fiesta”. Según señaló el joven también había asistido a una fiesta de la que participaron dos de los imputados luego de arrojar el cuerpo.

-Ud recuerda que mencionó que ese día lo buscaban a Hugo Carrizo, y Tomy Correa, le consultó el abogado querellante.

-La madre de L me dijo a mí que lo buscaban (la policía) a un tal Tomy y Hugo.