Las irregularidades en la elección de autoridades de la FUSa suman otro capítulo. Al igual que el año pasado cuando se eligió de manera cuestionada a Tane do Suosa como presidente de la máxima institución estudiantil, en esta oportunidad las sombras fueron tantas que llevaron frustrar el congreso por falta de qourum. (F.P.)

En diversos artículos publicados sobre la universidad nos hemos referido más de una vez a la rosca universitaria que tiene lugar en la UNSa: esa forma de hacer política de aquellas corrientes estudiantiles que incapaces de vincularse con el estudiantado prefieren realizar acuerdos y maniobras en la oscuridad de los pasillos universitarios. Un intento por elegir autoridades en la Federación Universitaria de Salta (FUSa) fue lo que estuvo en escena en esta oportunidad. Sucedió que desde la vuelta de las vacaciones de invierno, los militantes de las agrupaciones: Frente Independiente de Humanidades, Exagono de Ciencias Exactas y Conciencia de la Facultad de Naturales venían manteniendo reuniones con Lealtad de Salud (PJ) y agrupaciones menores de las sedes del interior con la intención de llamar a elecciones de la Federación. Estaba todo casi listo: para mediados de agosto ya se había constituido la junta Electoral con la anuencia de los presidentes de Centros de Estudiantes y esta junta representativa propuso que el martes 10 de septiembre se lleven adelante comisiones de debate y el miércoles 11, el Congreso Ordinario donde se elegiría nueva dirección.

Había un acuerdo entre sectores denominados independientes (Frente Independiente, Exagono, Conciencia Natural) y el PJ (Lealtad, FUCE) ligado al rector Víctor Claros que dejaba afuera a Franja Morada pero no duró mucho, se cayó. Es que días antes de la fecha prevista una nota enviada por el presidente del Centro de Estudiantes de Ciencias de la Salud impugnaba los comicios por irregularidades y cambiaba el panorama; anteriormente el FI había dejado afuera al Frente Plural. A los urtubeycistas de la agrupación de Posadas no les permitieron participar como dirección de Económicas debido al fraude electoral del año pasado. Esto empujó al cambio de planes de los pejotistas. Faltaban horas para que se llevara a cabo el Congreso y el clima de estos grupos distaba del que palpitaba el conjunto del estudiantado: mientras en los pasillos se sentía cómo los disgustos y la tensión subían, el estudiante raso ni enterado se apuraba a seguir con la rutina cotidiana de cursar; nadie se percataba que el órgano máximo de representación estudiantil estaba en disputa; mucho menos de las idas y vueltas que estaban ocurriendo. Tal como venía sucediendo todo se cocinaba en silencio. El martes los impulsores para que se elijan autoridades en la FUSa realizaron las prometidas comisiones pero sin éxito: apenas un puñado de 10 jóvenes estuvieron presentes. Finalmente, el miércoles, el Frente Independiente -actual dirección de la Federación- optó por suspender el congreso debido a la falta de quórum; la decisión obedecía a la soledad en la que se encontraban; sólo la candidata a presidenta María Chachagua (un alfil de las autoridades de la dirección de la carrera de Comunicación) estuvo con pocos militantes ese día, por lo que no les quedo otra que dejar caer la elección.

Si bien Franja Morada estuvo en las primeras discusiones, fue la primera fuerza que se negó a participar. La actitud se puede entender por dos puntos: en primer lugar, porque su raquítica presencia (solo tiene el centro de Humanidades) no le permitiría tener puestos expectantes en la posible comisión directiva. En segundo lugar, por el posicionamiento a nivel nacional de los radicales, quienes ocupan la cabeza de la Federación Universitaria Argentina y no quisieran dar vía libre a una FUSa que sirva como sello para “la FUA de los Estudiantes”: un órgano estudiantil paralelo impulsado por las agrupaciones que se identifican con el gobierno nacional, al no poder disputar el poder a los morados y que el FI, Exagono y Conciencia quieren formar parte, más aun cuando desde hace tiempo vienen actuando como satélite de la organización K “Camilo Cienfuegos”.

En las últimas semanas la rosca política en la universidad aumentó su intensidad. El último tramo del año comenzó movido y los realineamientos entre las corrientes que disputan lugares de poder en la Alta Casa de Estudios se hicieron evidentes.