El Comité Central del Partido de la Renovación y el Socialismo (PRS) convocó de manera sorpresiva para este fin de semana, una asamblea extraordinaria con el objetivo de abordar diversos temas internos de relevancia. Sin embargo, lo que pretendía ser un ejercicio democrático para discutir la modificación de autoridades, reformas estatutarias y exclusiones, se convirtió en un episodio cuestionable que ha dejado al partido sumido en una profunda controversia.
Uno de los puntos más conflictivos giró en torno a la «confirmación o modificación de la constitución de la mesa directiva» de la Convención. Este asunto toca directamente al actual titular, Alejandro Guaymás, designado en la última renovación de autoridades por un período de cuatro años. La discusión sobre su continuidad en el cargo ha generado fuertes desacuerdos entre los miembros del PRS, evidenciando fisuras en la unidad interna del partido.
Otro tema candente que ha exacerbado las tensiones es la cuestión relacionada con «ratificar o cesar en sus funciones a los apoderados», en referencia a Oscar Rocha Alfaro y Susana Lencina. La posibilidad de apartar a figuras clave del partido ha agitado las aguas internas, dando lugar a un debate intenso sobre los rumores de expulsión y la dirección futura del partido.
La asamblea, que contó con la participación de 38 convencionales, aproximadamente 20 titulares y 18 suplentes, comenzó en medio de la incertidumbre, ya que no logró reunir el quórum legal requerido, establecido en 39 convencionales. Este dato eas especialmente relevante, dado que el partido cuenta con 76 convencionales ratificados judicialmente de un total de 83, dejando sin validar a 3 convencionales del departamento de Rosario de la Frontera y sin elegir a 4 más, 2 por el departamento de Los Andes y 2 por el departamento de Santa Victoria.
A pesar de la falta de quórum, la asamblea se inició respaldada por el aval estatutario que permite sesionar con un tercio del total de convencionales. No obstante, durante la reunión, varios convencionales tomaron la palabra para señalar la irregularidad de la situación y la imposibilidad de tomar decisiones sin el quórum legalmente establecido. Como resultado, 11 convencionales decidieron retirarse, dejando la asamblea con tan solo 27 miembros presentes.
Lo más sorprendente ocurrió después de la retirada de los convencionales, cuando, con solo 26 miembros más el nuevo presidente de la Convención, se procedió a votar todos los puntos del orden del día. Este acto ha generado fuertes críticas, ya que se llevó a cabo en una asamblea que claramente carecía del quórum necesario para tomar decisiones de relevancia para el partido.
La decisión de continuar con la asamblea y votar los puntos en cuestión a pesar de la falta de quórum ha generado tensiones internas en el PRS, dejando al descubierto divisiones y cuestionamientos sobre la legitimidad de las decisiones tomadas en ese contexto. La situación, lejos de clarificarse, ha abierto un nuevo capítulo de incertidumbre en la historia política del partido, alimentando el debate sobre la transparencia y la legalidad en su gestión interna.