En el NOA, Sólo el 15% de la población de hasta 24 años tiene un trabajo asalariado y fue registrado por su empleador.

Según el Indec en los centros urbanos hay casi 4,5 millones de jóvenes entre 18 y 24 años de edad y sólo el 15% tiene empleo asalariado registrado con un salario bruto estimado en $ 6.200. Otro restante 30% tiene un trabajo precario (asalariado “en negro”, cuentapropista, servicio doméstico o familiar sin salario) con remuneraciones en el orden de los $ 1.850. A su vez, hay otro 55% que no trabaja de los cuales un 23% tampoco estudia y sólo un 32% estudia.

 Un informe de Región Norte Grande señala que la mitad de los jóvenes se encuentra en situación de vulnerabilidad, ya sea porque tienen un empleo de baja calidad o porque declaran no trabajar ni estudiar. Por el contrario, menos de uno de cada seis jóvenes tiene un empleo asalariado formal.

 Es decir, de cada seis jóvenes más de cinco no tienen empleo, por lo que lo más importante y urgente debería ser generar oportunidades de empleo de calidad para los jóvenes de entre 18 y 24 años.

 “Sin embargo, el plan Progresar no estimula la creación de puestos de trabajo”, sostiene Economía & Regiones. “El plan Progresar aspira a promover el estudio de los jóvenes entre 18 y 24 años de edad que no trabajan, o que lo hagan con remuneraciones inferiores al salario mínimo legal ($ 3.600), a cambio de $ 600 mensuales que recibirán demostrando que cursan estudios en una institución reconocida por el Ministerio de Educación o por el Ministerio de Trabajo. Se focalizará en los hogares pobres al establecerse que los ingresos de los padres tampoco superen los $ 3.600 al mes”, dice el informe de Región Norte Grande.