Fue tan repentino que no levantó polvareda: a los empresarios del juego se les prorrogó 10 años las licencias y se aumentó apenas el canon que dejan para la Provincia. El decreto vino como anillo al dedo a Miguel Ángel Caruso, quien próximamente abriría una nueva sala de timba. (M.A.)

Cuando el gobierno reveló que el boleto gratuito para estudiantes y jubilados se costearía con dinero de los juegos de azar varios aspectos quedaron desenfocados. El más importante fue que el anuncio traía incorporada una operación resuelta silenciosamente: la prórroga de licencia por diez años más a las empresas operadoras del juego (Decreto 1502). Así es, de un día  a otro, se prorrogó por una década más las concesiones a los que explotan un negocio que, junto al inmobiliario, es el que más dinero mueve en las ciudades. En cualquier otro lugar hubiera producido un escándalo, por lo menos hubiera puesto en aprietos ante la prensa a los funcionarios por algunos días, sin embargo, aquí paso casi desapercibido.

A primera vista, puede tomarse como sospechoso el hecho de que días antes de que estuvieran por caducar las licencias se tomara esta decisión. También resulta sospechoso que los montos del canon para la Provincia no hayan subido notablemente: discrecionalmente se acordó cobrar a los empresarios un 17% en concepto de canon para la explotación tanto de juegos en vivo como lotéricos, y un 24 % para tragamonedas, es decir solo un 4% más en el último caso. Así se cerró un capitulo decisivo que dejó en evidencia un acuerdo fino de pinzas. “Me ayudas a costear el boleto si querés que te prorrogue las licencias y el canon no aumente drásticamente”, habría sido la propuesta. “Bueno, pero que el cobro del canon siga siendo sobre el monto de las declaraciones juradas, no sobre el bruto”, propusieron del otro lado.

No hubo muchos tironeos, más bien cayó como anillo al dedo para algunos. De esta manera un escenario de verdaderos ganadores quedo sobre la mesa. Veamos, quien quedó mejor parado.

Azar o causalidad

En 2013, tras desplazar a ENJASA -manejada por Casinos Austria- 11 empresas se quedaron con la explotación del juego en Salta. Del total de firmas,  a Video Drome, le tocó la mejor tajada del negocio. Miguel Ángel Caruso, dueño de esta empresa y MAC GROUP, quedó con el beneficio para alquilar las máquinas a los casinos que más recaudan en Salta, entre ellos el que tiene mayores movimientos: el Golden Dreams, de peatonal Alberdi, que mueve más de 300 mil pesos por día.

La historia de Caruso se remonta hacia fines de los 80 cuando instaló unas máquinas de video-póker en tugurios cordobeses y se extiende hasta estos días en los que dirige un poderoso imperio de tragamonedas y casinos electrónicos en el país, incluso superando fronteras con negocios en Paraguay y México, a Uruguay, Colombia y Ucrania.

Desembarcó en Salta en tiempos romeristas, allá por 2001, luego de la privatización del banco de Préstamos en un acuerdo con ENJASA. Sin embargo, con la gestión “U” escaló hasta llegar a tener suculentos negocios en capital, Joaquín V. González, Metán, Rosario de la Frontera y lugares centrales como Tartagal, Orán y Salvador Mazza.

Al igual que Cristóbal López, para ser un personaje clave de la timba nacional, Caruso tuvo que especializarse en consumar acuerdos y apoyarse en gobernadores: muy cercano a Saddi en Catamarca y con llegada al despacho de Alperovich, Beder Herrera y De la Sota, ahora también se ubica entre los empresarios privilegiados de Urtubey.

Fue él quien se adelantó y propuso, el año pasado, incrementar un 20% el canon. Una propuesta seductora para los planes urtubeycistas que quería desplazar a Enjasa. Fuentes off the record cuentan anécdotas de encuentros entre Caruso y el gobernador, o con el Intendente de capital, y hasta se habla de importantes “aportes” en momentos de campaña electoral. No resultan inverosímiles si observamos que Caruso tiene pista para impulsar sus negocios; o si miramos como se mueve llegando a despedir a trabajadores desobedeciendo resoluciones legales; o cerrar la puerta de emergencia del Golden, ubicada en calle Urquiza, donde funcionaba el estacionamiento y había una cisterna anti-incendio y actualmente está bloqueada.

Ahora, mientras casi toda la atención se concentra en el mundial de futbol, Caruso, sigilosamente, afina todos los detalles en un negocio nuevo: abrir una casa de juegos en calle Alvarado, donde estaba ubicada ENJASA. Todo estaría organizado. Es más, al pasar por el edificio se observa que adentro ya están colocadas las máquinas electrónicas. Esto sin audiencia pública y sin conocerse sí el edificio estaría preparado. Claro está que tiene pista allanada.

La larga marcha del azar lucrativo

Durante la década del 90 Juan Carlos Romero privatizó el Banco de Préstamos y Asistencia Social que controlaba el juego en Salta y se lo pasó a ENJASA. Este pasaje se realizó de manera directa mediante un decreto firmado por el ex gobernador. Un decreto paralelo, a la vez, aprobaría abrir la licitación para la venta del 90% de las acciones.

El proceso licitatorio estuvo teñido de cuestionamientos. Carlos Issa, por entonces dueño del casino de las Nubes, fue uno de los que pegó el grito en el cielo aduciendo que a pesar de tener el dinero para participar de la licitación, le pusieron palos en las ruedas. Como fuese, lo cierto es que un solo oferente se presentó: Casinos de Austria International Holding – Bold S.A. – Iberlux S.A.

Así, en una maniobra de decretazos un negocio redondo se finiquitó por 10 mil pesos. Está leyendo bien; por esa irrisoria suma se quedaron con las acciones de una sociedad que tenía en su poder licencia de los juegos de azar por 30 años. Con la transferencia de las acciones de ENJASA a Casinos Austria, no tardaron en aparecer vínculos entre la firma y el romerismo y salió a la luz que Gabriel Roberts pasó de ser parte de la firma a miembro de ENREJA: el organismo de “contralor”. También se conoció que el director de Casinos Austria, Carlos Garramón, era muy cercano a Juan Romero pues solían pasar vacaciones en Punta del Este.

Unos años atrás, se conoció un nexo contundente: según declaró en la Justicia Federal,  Roberto Guillermo Siegfried (ex presidente de ENJASA entre los años 2000 y 2007), Romar Inversiones y ENJASA tenían contratos millonarios. La vinculación con el juego, según se desprende de ese testimonio, sería con Rodrigo Cátulo Marcuzzi y Juan Esteban Romero, sobrino e hijo del ex gobernador accionistas de Romar. La denuncia saco a relucir que el sobrino del senador hasta habría tenido una cuidadosa injerencia en el área contable de ENJASA, al punto de contar con una oficina dentro la ex administradora del juego de azar. Con serios cuestionamientos se desplazó el año pasado a ENJASa y se le abrió juego a Caruso y a otros empresarios como Néstor Romero quien quedó con la explotación de las salas Lucky I, II y III, o a Sigar que tiene a su cargo casino Boulevard del shopping, firma propiedad de Axel Renault, un porteño cuyo perfil comentaremos en las próximas ediciones.

Desde siempre los casinos fueron un lugar para lavar dinero de operaciones oscuras. Sin embargo poco y nada se conoce al respecto. Tanto el origen del dinero que ingresa en los casinos y a dónde va a parar son un misterio. Nada se sabe sobre la ruta del dinero. Evidentemente, para que esto sea tan hermético, las conexiones con el poder político existen. Varios señalan que no es casual que durante el gobierno anterior se terminara de vender el Banco Provincia al grupo Macro, quien paralelamente compró el Banco de Jujuy y el de Misiones, es decir tres lugares de frontera.  Tampoco es casual que Romero haya privatizado la timba, ni que ahora Urtubey otorgue los beneficios mencionados. Las conexiones están, solo hay que buscarlas.