Con casi exclusiva actividad primaria, prácticamente nula estructura industrial y de servicios, Colonia Santa Rosa es uno de los municipios más desiguales en cuanto a distribución de la riqueza. La pobreza estructural del lugar devino en la semana en escenario de cortes de rutas y represión. (Silvana Brezina)

Sus grandes fortalezas para el desarrollo y la riqueza agrícola, se contraponen a las características poblacionales. Es que en esa ciudad tan rica en recursos, se opone también una realidad de gran conflictividad social producto de la pobreza, el hambre, la desocupación y la precarización laboral, sumado a la desidia gubernamental cuyo hartazgo se viene expresando desde hace varios años con la lucha de los trabajadores municipales.

Un informe del Ministerio de Economía de la Nación publicado en abril de este año (pero con datos del 2008) da cuentas de que el departamento Orán tuvo gran influencia en la actividad agrícola de todo el territorio salteño. El 54% de la superficie provincial dedicada a la horticultura pertenecía a este departamento, siendo Colonia Santa Rosa, Aguas Blancas y Orán las zonas de cultivo, en las que Colonia contaba con 2.050 has. de un total de 5.980 (año 2004). Así, este departamento se convertía en el principal proveedor de nuestra provincia para el mercado interno.

El informe también reveló lo que generalmente se percibe en la práctica, que el cultivo de hortalizas demanda 30 veces más mano de obra que el promedio del sector agropecuario, que consume 20 veces más insumos y que requiere 15 veces más máquinas por unidad de superficie, datos que elevan la valoración en términos de posibilidad de empleo para la región.

Respecto del cultivo de hortalizas, hasta el año 2004 representaba la tercera actividad agrícola en importancia económica de la región Orán y San Martín. En esta actividad se concentraba, por estratificación, la inversión de pequeños y medianos productores, y se caracterizaba por su diversificación. En el sector, el tomate era el cultivo de mayor importancia económica dentro de las hortalizas, luego aparecía el pimiento, el choclo híbrido o maíz dulce, el zapallito y la berenjena.

Los cítricos también se desarrollaron en esta zona, ayudando a posicionar a Salta como la cuarta provincia en importancia para el país en este cultivo. Los más desarrollados eran el pomelo, la naranja y el Mandarino Cleopatra. Llegó a ser la segunda actividad agrícola en importancia económica en la región. La escala productiva se situó en los estratos de medianos y grandes productores. El destino de la producción era el mercado de exportación en un 40 % y el mercado interno en un 60 %, en ambos casos del producto en fresco. Se industrializaba para jugos concentrados, según el informe sobre diagnóstico productivo de Orán -INTA 2004-.

Toda esa tendencia fue, en la percepción de algunos técnicos, decreciendo. En 2009 el Ingeniero Héctor Domínguez manifestaba el impacto negativo del deterioro y la caída de la actividad citrícola que por años había caracterizado a Colonia. “El citrus es una actividad que se viene abandonando desde hace dos años por la complejidad y la amenaza de enfermedades de la planta (cancrosis), que llevó a los productores a optar por derribar las plantas y ocupar los campos en cultivos como la soja y la caña de azúcar, variantes que hoy se presentan como más rentables pero que no requiere de mano de obra en la magnitud que ocupa el citrus”.

Existían en la zona empresas grandes dedicada a ese fruto. Citrusvil era una, que erradicó todas sus hectáreas de citrus -entre 800 a 1.000- y se ha orientado hacia la soja. Otra fue Citrus Salta, que lideró durante años la zona con el citrus y que luego vendió a Ledesma. Y es que la caña de azúcar cooptó los mejores campos, extendiéndose hacia las tierras de zona alta, compitiendo territorialmente con las tierras bananeras y hortícolas.

Toda esa reconversión productiva que se empezó a ver desde 2007 en adelante, para Colonia Santa Rosa tuvo lamentablemente un efecto negativo directo sobre la calidad de vida de la población. En la comunidad se acentuó el problema del desempleo y las políticas públicas asistenciales se tornaron ineficientes.

Contracara

La muerte de una beba de 2 años por desnutrición y por falta de eficacia asistencial del Estado conmovió a todo el país cuando repercutió en los medios nacionales a fines de 2010. Por aquel entonces la desnutrición golpeaba, según los registros oficiales, al 10% de la población infantil en el Área Operativa local de APS. “Durante todos estos años, y hasta la actualidad, ese porcentaje se mantuvo estable”, confirmaron a nuestro medio los profesionales del sistema de salud público. Que no forme parte de la difusión mediática no significa que el problema no exista.

El jueves, la marginación volvió a tomar la ruta. Los trabajadores municipales de Colonia reclamaban que el gobierno y el intendente Dardo Quiroga cumplan con lo pactado hace casi un año. Reclamaban por el 40% de aumento salarial en un municipio que tiene a sus trabajadores con un sueldo promedio de 1.000 pesos por mes. Otro de los reclamos fue contar con el servicio de ART, ya que los trabajadores registrados no están cubiertos por ese seguro debido al incumplimiento en el pago por parte de la intendencia. Por último, reclamaban el pase a planta permanente de los trabajadores del municipio con contratos precarizados.

Luego de mantener dos días de paro y habiendo anunciado el corte de ruta como endurecimiento de la medida de protesta, la falta de respuesta provocó que el miércoles los municipales se asentaran en la Ruta Nacional 34 en intersección de la Ruta Provincial 14 (ruta de ingreso a la ciudad de Colonia). Allí no recibieron propuestas de arreglo o solución, los primeros en aparecer fueron los uniformados de la policía de Salta que les propinaron paliza a base de balas de goma y palos.

Todas las promesas quedaron truncas. La riqueza geográfica empañada por las administraciones fraudulentas. El sector privado no ha logrado generar oportunidades laborales genuinas y hoy conforma parte del problema ante el ruego de salvataje por los daños climáticos de un invierno crudo que se llevó la producción de miles de hectáreas y los jornales de otros miles de trabajadores.