Es el mensaje que parece querer dar la jueza María del Milagro López, vocal de la Sala V del Tribunal de Juicio. Condenó a un hombre a dos años de prisión porque le pedía a su ex empleador que lo reincorpore a su puesto de trabajo por mensajes de texto.

La jueza María del Milagro López condenó a un hombre de 31 años a la pena de dos años de prisión de ejecución efectiva como autor material y penalmente responsable de los delitos de coacción, amenazas y desobediencia judicial en concurso real, y en causa acumulada como autor material y penalmente responsable de los delitos de resistencia a la autoridad calificada por la participación de menores y lesiones leves agravadas en concurso ideal, informó prensa judicial.

La jueza unificó la pena con una condena anterior de dos años y tres meses impuesta a Ortiz por la Sala I del Tribunal de Juicio.

El imputado fue denunciado el 2 de noviembre de 2012 por un ex empleador suyo, quien relató que ese día, en horas de la madrugada, Ortiz se presentó en su domicilio particular exigiéndole que lo reincorporara en su puesto de trabajo, del que había sido removido.

Tras intervención policial, se logró la detención del imputado, quien fue puesto a disposición de la Fiscalía actuante. Se le impuso medida cautelar de prohibición de acercamiento al denunciante y fue notificado al respecto. Pero ese mismo día (3 de noviembre), su ex empleador radicó una nueva denuncia porque el acusado continuó con su conducta enviándole mensajes de texto amenazantes.

Casualmente prensa judicial informa que el hombre ahora condenado, tenía una causa acumulada ya que también fue acusado “de arrojar elementos contundentes contra un móvil policial en barrio Pueblo Nuevo (Cerrillos) y de resistirse a la autoridad golpeando a un uniformado este año”.