Uno de los mejores cronistas policiales del país, Ricardo Ragendorfer, dialogó con Cuarto Poder de los negocios de la policía, su vínculo con la política, los cambios en el hampa, el rol de Salta en narcotrafico y la violencia argentina. Una charla imperdible con el autor de “La Bonaerense” (M.A. desde BS AS)

Ricardo Ragendorfer es una eminencia del periodismo policial argentino: formó parte de la mítica revista Cerdos & Peces, donde retrató a delincuentes en la sección “vidas ejemplares” y publicó incontables artículos en Noticias, Ámbito Financiero, Rolling Stone, Miradas al Sur y  Le Monde Diplomatique, entre otros.

La trascendencia de su pluma quedo plasmada en La Bonaerense, el libro que cuenta minuciosamente la trama de corrupción de la policía en Buenos Aires. Además, es autor de La secta del gatillo, A pura sangre y Robo y falsificación de obras de arte en Argentina. En televisión trabajó como investigador del programa de Polosecki, El otro lado y fue uno de los conductores del ciclo Historias del Crimen, que se emitía por Telefe.

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Y en esta entrevista realizada en el bar Aconcagua de San Telmo, Ragendorfer se refiere a los vínculos entre la policía, el poder político y el narcotráfico, luego habla sobre el mundo del hampa, la violencia y las noticias policiales.

¿Hasta qué punto el narcotráfico esta entrelazado con la política?

En Argentina hay un servicio de venta al menudeo; si bien las estructuras dedicadas a la venta logran tener cierto control territorial de las zonas donde operan, no se puede comparar el poder de la banda de los monos de Rosario con el cartel de Sinaloa. Ocurre que los narcos para moverse necesitan controlar territorios, específicamente barrios. Si controlas los barrios controlas “tu plaza” de venta, en ese sentido, la policía es un actor decisivo, también los intendentes que conviven con los narcos; entonces en las asociaciones, principalmente, tenes narcos, determinados grupos policiales y jefe comunales que entablan relaciones mediante extorsiones, pagos de diezmos o zonas liberadas. Hay algunos casos de gobernadores involucrados pero es exagerado decir que el poder narco financia a los políticos.

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En ese sentido ¿Qué hecho significativo recuerda?

Se me viene a la memoria uno de los 90, cuando gente vinculada a Amado Carillo, líder del Cartel de Juárez, comenzaron a lavar dinero en Argentina comprando edificios y campos en complicidad con Aldo Ducler, un financista de la campaña del 99 de Duhalde y Palito Ortega; hay otros casos pero como te decía sería una exageración decir que el poder narco banca al poder  político…

¿Porque una exageración? 

Porque, a diferencia de los carteles colombianos y mexicanos, cuyos jefes suelen ofrecerse para pagar la deuda externa en sus países a cambio de impunidad, y cuyos volúmenes de exportación alcanzan ganancias similares al déficit fiscal norteamericano, en Argentina las organizaciones dedicadas al narcotráfico ni por asomo son tan grandes. Por lo general, en nuestro país, se triangulan cargamentos que van hacia Europa. Para los grandes carteles no es negocio vender en el mercado argentino, puesto que la proximidad con países productores hace que las drogas sean más baratas. Aquí hay triangulaciones y lavado de dinero.

¿Cuáles son las metodologías de lavado de dinero?

Las metodologías no son diferentes a las que se utilizan en otros delitos. El lavado de dinero está en manos de contadores y financistas. En algunos casos no son contadores recibidos sino que ocupan ese lugar en la estructura que tienen armada para operar. Hablamos de personas que conocen las cuevas de dinero, los mecanismos por los cuales se forman sociedades anónimas y todo tipo de maniobras.

En este marco ¿Cuál es el papel específico de la policía?

En ninguna provincia del país se puede vender siquiera un porro o un gramo de merca si no arreglas con la cana. La policía maneja el negocio de la droga. Hasta no hace mucho tiempo, las bandas narcos tenían un rol de subordinación  hacia la policía, precisamente: para existir debían tributar a las comisarias. Las crisis policiales, que ocurrieron en los últimos años, dejaron en evidencia que esta relación de subordinación experimentó algunos cambios, o de algún modo, se emparejó porque sí tomas los expedientes de lo que pasó en Córdoba y Santa Fe queda claro que el crecimiento territorial que habían tenido los narcos era muy grande. A tal punto llego todo que en Santa Fe, por primera vez, cae Tognoli un jefe de la cúpula, que venía de Drogas Peligrosas; en Córdoba hay una enorme crisis donde primero cae la sección de Drogas y luego arrastran al jefe policial y al ministro de Seguridad. El grado de conexión que había en la policía cordobesa era alevoso y el asunto explota a raíz de la declaración  de un informante policial que sintiéndose despechado por que le habían soltado la mano, el tipo prende el ventilador y cuenta todo con lujo de detalles.

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¿Y el papel de gendarmería?

Gendarmería tiene dos papeles: uno es dejar pasar sistemáticamente cargamentos, otro es reestablecer “el orden” ocasionalmente en zonas enquilombadas. Sin embargo, cuando permanecen un tiempo, finalmente, se suman a participar en los delitos de ese territorio; entonces, terminan compartiendo esos quehaceres con las fuerzas policiales, a las que formalmente van a reemplazar o apoyar.  

¿Se puede establecer una génesis del narcotráfico en Argentina?

Podríamos decir que el origen del narcotráfico se remonta al momento en el cual las drogas son determinadas ilegales. Si tomamos las crónicas de Gustavo German García, uno de los pioneros del policial, que escribió en el viejo diario Critica, podes tener una idea de cómo y dónde se consumía. Fíjate que en la década del 50 empieza a circular la marihuana, traída desde Brasil y Paraguay. En los 60, si bien acá no hay mercado de heroína, el puerto de Buenos Aires era uno de los lugares donde la mafia corsa distribuía heroína al resto del mundo, un poco la película Contacto en Francia habla de esto; pensá que antes la cocaína era legal y se vendía en las farmacias, uno de los laboratorios que la fabricaban se llamaba Merck, por eso se le dice merca, no por mercadería sino por el nombre de uno de sus laboratorios. Entonces tenemos un origen del narcotráfico durante la primera parte del siglo XX.

Se conoce que por Salta se pasa droga producida en Bolivia y llega a Buenos Aires,  al respecto que más puede señalar?

Efectivamente uno de los lugares de ingreso es el norte de Salta, donde usualmente mediante camiones, líneas de colectivos o pick up, se encargan de hacerla llegar a Buenos Aires. Lo que se puede destacar es que no hablamos de cargamentos espectaculares, que todavía continua el paso hormiga de cuentapropistas; un detalle es el uso de avionetas, todos dicen que se debe a que en las fronteras no hay radares pero, cabe preguntarse si los radares detectan la corruptela de las fuerzas de seguridad?

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Entonces, el centro del problema son las fuerzas de seguridad…

La convivencia es tal que todos los efectivos dedicados al narcotráfico reciben un sueldo en negro. Las crisis que ocurrieron tenían como causa esto: ese sueldo aparte del estatal que cobraban, de repente, dejaron de recibirlo, entonces se pusieron nerviosos y se produjeron  una  feroz huelga. No te hablo de nada nuevo, cuando digo lo notable de esta complicidad. La diferencia con Colombia y México es que éstas organizaciones son autárquicas. O sea, que están en contra o en un grado de enfrentamiento con el Estado,  lo cual no quiere decir que no haya policías corruptos pero cuando los hay es porque fueron comprados por los carteles narcos; aquí es al revés, la policía compra narcotraficantes, la policía es el gerente del negocio de los narcos

Mencionó que una de las particularidades nacionales es que la policía gana narcos a sus estructuras delictivas ¿Qué otra particularidad tiene la policía?

Lo más significativo es que todas las agencias policiales del país hacen de la recaudación de cajas delictivas su modo de sobrevivencia. El enorme flujo monetario que pasa por sus arcas no solo sirve para engordar el bolsillo de los comisarios y jefes policiales sino también sirve para financiar gastos operativos de la fuerza. En ese sentido, una fuerza que se autofinancia es también una fuerza que se autogobierna; en consecuencia una de las características, al autogobernarse es que su subordinación al poder político es absolutamente relativa y circunstancial.

¿Y cómo funciona el autofinanciamiento al interior de la institución?

Para que te des una idea de la magnitud, a fines de la década del 90, cada comisaria de la Bonaerense tenía que recaudar, aproximadamente, 30 mil dólares por mes; de esos 30 mil, 15 mil se repartían entre el personal de calle y comisarios, y 15 subían  a las regionales. En las regionales se quedaban con la mitad y subían a la jefatura policial que repartían entre el poder político y la justicia. Estamos hablando de 500 comisarías, de mucha guita… Y  tenes que tener en cuenta que la sección de los servicios tiene otra tarifa; debe existir alguna que otra particularidad, pero en general se mantiene ese esquema de repartija.

¿Qué diferencia nota entre la policía de los 90 y la actual?

Ninguna. Si bien los gobiernos intentaron realizar reformas, estos intentos de reforma han sido a corto plazo y motivados por algún escandalo determinado, lo cierto es que  las raíces de este asunto tiene que ver con una deuda de la democracia, las fuerzas de seguridad no fueron debidamente democratizadas…

¿Es posible eso?

Implica un proceso muy profundo, el cual se llevaría puesto el modo de hacer política. El poder de la policía, no solamente tiene que ver con una estructura vertical de poder y autoridad, sino también con el sistema piramidal recaudatorio, es decir 500 comisarías que mandan dinero hacia arriba.

En tal sentido, si tomamos las reformas que hubo, se puede destacar la que hizo Carlos Arslanián en Buenos Aires, que trato de romper la estructura piramidal de la fuerza. Saca la figura de jefe y sub jefe y  divide las fuerzas en 8 departamentales autónomas que no tenían contacto entre de sí; sin embargo lo que en teoría parecía prometedor, en la práctica no dio los resultados esperados porque, de algún modo, la bonaerense, es como el agua: tiene la forma del envase que la contiene.  Previo a la gestión de Arslanian todo funcionaba como una empresa perfectamente aceitada, pero con la reforma se produjo la aparición de una cantidad indeterminada de jaurías policiales que trataban de gerenciar el delito en el territorio donde actuaban. En consecuencia, después vino una contrareforma que consistió en reestablecer los atributos que la policía bonaerense tenía en sus peores épocas. Yo no tengo la menor idea de cómo solucionar esto, es un enorme quilombo…

 Una clave sería golpear el autofinanciamiento que posibilita el autogobierno…

No se… porque no solo hablamos de negocios sucios sino que todas las semanas tenes casos de gatillo fácil, de brutalidad policial, de armado de causas, esto no encaja debidamente en un esquema democrático: no estamos hablando de un  caso de gatillo fácil, de un policía loco que se le escapo un tiro; podrás ver que los autores de esos hechos están apañados por fiscales, por jueces, por políticos y tiene que ver con eso, la existencia del gobierno policial. Sí a esto le agregas que una parte de la guita que recauda la policía también financia campañas políticas, punteros de los intendentes, y en algunos casos gobernadores, estamos ante un problema serio.

Pasando al mundo delincuencial, en alguna oportunidad, comentaste que durante la década de los 90, por lo general, se afanaban coches que estaban estacionados y luego de la crisis del 2001 se pasó a afanar automóviles en movimiento, ¿advertís otros cambios en los quehaceres delincuenciales?

 La crisis del 2001 tuvo sus consecuencias, también, en el mundo del hampa; en la época en que afanaban coches estacionados, en la calle había muchos delincuentes calificados que sabían abrir la puerta, tocar los cables y poner en movimiento el auto. El dinero que se movia con el robo de coches era muy grande. Luego de la crisis hubo cambios,  en primer lugar, por esos autos te empezaron a dar lo que te daban por un estéreo y otra parte en los 90, entonces esos delincuentes empezaron a migrar hacia otros delitos más rentables, quedando el robo de coches en manos de pibes menores de edad, sin ningún tipo de calificación profesional que al no saber levantarlo, lo afanaban en movimiento y comúnmente con tiros de por medio, produciendo, esa modalidad, una fuente de tragedias y desgracias muy graves. En ese sentido hay que reparar en otro detalle: entre ese momento y éste, la policía entablaba pactos secretos con los chorros, mientras que ahora no hay ningún pacto o relación con los “pibes chorros”, salvo matarlos cuando se puede; ocurre que la policía se dio cuenta que hasta era contraproducente, hacer un pacto con un pibe que traía poca guita y encima se cargaba a uno. Eso junto a otros hechos que fueron comprobados comenzaron a mostrar claramente el reclutamiento, por parte  de la policía, de este tipo de pibes, como mano de obra esclava para sus negocios sucios que, lógicamente, estaban mejor aceitados; prueba de ello es el caso Luciano arruga: el pibe es desaparecido por negarse a robar para ellos.

¿Se conoce todo sobre la policía o quedan todavía misterios?

Hay determinados hechos que lamentablemente nunca se van a conocer, el asesinato de Cabezas, quizás sea el más emblemático. A pesar que se condenó a la  banda de los Horneros, se condenó a Ríos y el suicidio de Yabran impidió su detención, no se sabe exactamente porque lo mataron; esa es la gran pregunta, en ese sentido, la pista policial es más extendida de lo que se supone. Otro de los grandes misterios es el rol de las fuerzas de seguridad con respecto al atentado a la AMIA, y es un secreto a voces la complicidad policial en negocios como la trata de personas.

Delitos como la trata, que existen desde siempre, necesitan un espacio determinado para desarrollarse; un kilo de droga lo podes esconder debajo de la cama pero un cabarute con chicas esclavizadas adentro no, un desarmadero no lo podes esconder debajo de la cama, un camión robado no lo podes esconder debajo de la cama son delitos que para su desarrollo necesitan sitios físicos importantes.

Sí uno toma las páginas de los diarios, las noticias que antes estaban en policiales se las encuentra por todas las secciones, sí uno se deja impresionar al parecer vivimos en un país violento e inseguro, ¿cuánto hay de cierto en esto?

Teniendo en cuenta las políticas económicas y sociales que se llevaron delante desde mediados de los 70 para aquí, este país tendría que ser mucho más violento. Tenemos índices delictivos normales. Fíjate vos que la tasa de crímenes que se produce en el país es de 5 y pico homicidios, cada 100 mil personas; en Rio de Janeiro esto se eleva a 20 homicidios y en El Salvador hay 60 crímenes cada 100 mil personas; me atrevo a decirte que Argentina es un país relativamente pacifico en la región; de la cantidad de homicidios que hay, aproximadamente, el 60% no tienen que ver con la inseguridad sino que se producen por conflictos domésticos, vecinales o crímenes en riñas. Otro detalle es que son crímenes cometidos entre personas que se conocen;  por otra parte son crímenes cometidos, en su mayoría, por personas que hasta el momento de matar nunca antes habían tenido ni siquiera un roce con el delito, un ejemplo en ese sentido, es el último crimen en el country: el protagonista es un tipo considerado normal, hasta considerado un buen vecino que asesina de manera brutal a su mujer; la cuestión es que todos los días se le vuela la chaveta a un tipo así con las mujeres…

¿Por qué ocurre eso?

No sé. Si bien ésta no es una sociedad delictivamente violenta y tiene índices razonables de delitos contra la propiedad, es una sociedad cuya parte “sana”, es potencialmente asesina. Cuando se puso de moda mediáticamente mostrar linchamientos de gente que interviene luego del robo de un celular y linchan a golpes a un ladrón, se generó una polémica escalofriante, porque una gran cantidad de voces se manifestaban a favor de eso. Estamos en presencia de una sociedad que actúa de manera criminal. Tenes determinadas variables socioeconómicas objetivas que inciden en la elevación de los delitos contra la propiedad.  Sin embargo no hay indicadores o políticas que puedan hacer disminuir los crímenes de género, salvo que metas un policía en cada dormitorio. Cuando un novio es celoso y mata a su novia no es un caso de inseguridad, lógicamente, es un delito pero se lo coloca como un caso de inseguridad de manera errónea. La inseguridad, por definición, tiene que ver con delitos que se producen en la calle, por ejemplo, un robo, un asesinato, un homicidio seguido de robo.

Si vos repetís la noticia del asalto a un remisero, asesinado en ocasión de robo, repetís y repetís noticias policiales, entonces la gorda cheta cuando sale empieza a creer que la vereda de su casa se encuentra tapizada de cadáveres;  por lo tanto, la exageración y saturación de policiales tienen por objeto articular la construcción del miedo y generar un efecto político.