A dos años de la muerte de Alberto Nisman, empiezan a investigar pruebas clave. Con el traspaso del caso a la Justicia Federal, los investigadores siguen pistas que se dejaron de lado.
Hoy es 18 de enero. ¿Se cumplen dos años de la muerte de Alberto Nisman? ¿O se cumplieron ayer? Es una certeza simple que la Justicia todavía no pudo determinar. Los nuevos investigadores del caso, el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini, trabajan sobre la nueva hipótesis de que Nisman murió el sábado 17 de enero del 2015, y no al día siguiente, como se convenció la primera fiscal que trabajó en la pesquisa, Viviana Fein.
A 24 meses de la aparición con un balazo en la cabeza del fiscal que investigaba el atentado más importante de la historia argentina, el mismo que cuatro días antes morir había denunciado a la entonces presidenta Cristina Kirchner y parte de su Gobierno como posibles encubridores de los acusados de haber volado la mutual judía, la investigación en la Justicia sobre este hecho conmocionante se reinició.
Las nuevas autoridades que instruyen ese expediente, tramitado en un inicio por el fuero correccional, retomaron pistas y hechos concretos que habían sido dejados de lado por Fein. O que incluso nunca fueron analizados. Uno de ellos es el papel que jugó en esta trama el supuesto experto en informática de Nisman, Diego Lagomarsino, el dueño del revólver del que salió el disparo que mató a su jefe.
También iniciaron un nuevo estudio de las personas que pudieron haber entrado al departamento de Nisman durante las horas en las que él no se comunicó con nadie, es decir, desde las 20:20 del sábado en adelante.
Otra de los nuevas pistas en las que ya trabajan Taiano y Ercolini es el rol que jugó la noche el domingo 18 de enero del 2015 el entonces secretario de Seguridad Nacional, Sergio Berni. A eso se suma que profundizarán en otros trabajos investigativos que la fiscal Fein obvió. Uno crucial: un allanamiento que la policía le pidió realizar en una dirección de la provincia de Entre Ríos, donde los peritos informáticos determinaron que era el sitio al que correspondía una dirección de IP de internet desde la que entraron de forma remota a la computadora de Nisman.
Son acciones básicas, de un caso complejo, que no se estudiaron dos años después de ocurrida la muerte de Nisman. Al contrario de Fein, Taiano y Ercolini trabajan sobre la hipótesis de que el fiscal fue asesinado por motivos relacionados con su trabajo.
Las sospechas sobre Lagomarsino se centran ahora en sospechas sobre su verdadero trabajo con Nisman. ¿Era el analista informático de la Unidad AMIA? Las nuevas autoridades de la causa lo dudan. También analizarán documentos que se habrían encontrado en su casa y que corresponderían a expedientes y pruebas judiciales. Los defensores de Lagomarisno niegan que tenga responsabilidad en la muerte de Nisman.
Respecto al papel de Berni, en la Justicia consideran que su situación aquella noche del 18 de enero del 2015 fue absolutamente irregular. Es lo mismo que escribió la anterior jueza de la causa Fabiana Palmaghini en su última resolución sobre el caso, en la que se declaró incompetente y solicitó que pasé a la Justicia Federal.
Según pudo comprobar la magistrada, Berni entró al departamento de Nisman, embarrado, y permaneció en ese lugar durante un largo tiempo, sin que haya allí ninguna autoridad judicial. ¿Qué hizo en la escena del hecho? Con él también estuvieron caminando por donde no debían, otras 19 personas, como el jefe de la Policía Federal, Román Di Santo, miembros de la Prefectura Nacional, y «civiles».
Hay un testigo que puede complicar más a Berni y que declaró que las cosas podrían haber sido distintas dentro del departamento. Es un prefecto de apellido Aranda quien afirmó que intentó frenar el ingreso de Berni y sus acompañantes, pero que no pudo hacerlo porque eran funcionarios nacionales.
La jueza Palmaghini remarcó que la Presidenta de la Nación, denunciada por Nisman, supo antes de la muerte del fiscal que las autoridades judiciales que debían investigar lo que pasó en Le Parc. Berni la había llamado desde el mismo lugar en el que habían ocurrido los acontecimientos.
La Justicia analiza pruebas que nunca nadie estudió como se debía: hay imágenes de al menos catorce personas que suben al ascensor en el piso 13, en el que vivía Nisman, o lo marcan desde la planta baja o el subsuelo. ¿Quiénes son? ¿Qué hacían?
Quizás fueron los vecinos del fiscal que perdió la vida por una bala que entró en su cabeza en las vísperas de la presentación en el Congreso de su denuncia contra el Gobierno, la Presidenta en ejercicio, un referente de la comunidad iraní, y otros imputados. Solo los había denunciado. La causa nunca pudo empezar.
Al menos ahora, el caso que investiga su muerte tomó otro rumbo.
Dos años después, la causa que debe dilucidar por qué, cómo, y cuándo falleció de forma violenta el investigador del atentado a la AMIA, y de Cristina Fernández, de algún modo, acaba de volver a empezar.
Fuente: Clarín