Según la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, la pérdida de bosques nativos, entre 2011 y 2013, fue de unas 732.315 hectáreas en el país. Santiago del Estero y Salta son las provincias con mayor deforestación. (G.T.)
¿Qué tienen en común ambientes tan disímiles como la Amazonia, el Gran Chaco, la Cuenca del Congo, el oriente de África, el este de Australia, Borneo, Nueva Guinea y Sumatra? Una primera respuesta es que no tienen nada en común. Pero un reciente informe de la Organización Mundial de Conservación -WWF, por sus siglas en inglés- revela que comparten un grave problema: la deforestación.
El terrible documento en cuestión advierte que más del 80% de la deforestación se concentrará en estos y otros pocos lugares dónde, de continuar la tendencia actual, se destruirán 170 millones de hectáreas de bosques en los próximos 15 años. “Imaginemos que desaparece en apenas 20 años un bosque del tamaño de Alemania, Francia, España y Portugal juntos”, graficó Rod Taylor, director del Programa Mundial de Bosques de WWF en una reciente cumbre de líderes políticos, empresariales y de la sociedad civil que se realizó en Indonesia.
Esas palabras de Taylor pudieran ser lejanas si no fuera que el Gran Chaco contiene a parte de la Argentina y de Salta, provincia que en los últimos 20 años desmontó miles y miles de hectáreas para incorporarlas a la producción agrícola y ganadera. En efecto, los últimos datos difundidos por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación confirman la pérdida de bosques nativos, entre 2011 y 2013, en unas 732.315 hectáreas en el país.
El monitoreo realizado por la cartera ambiental confirma que “Santiago del Estero y Salta son las provincias con mayor deforestación y las que más infringen la Ley de Bosques” y otro relevamiento, de la UBA, el INTA y la Red Agroforestal Chaco Argentina, denuncia que en la provincia “entre 2008 y 2013 se habrían desmontado 358.723 hectáreas, de las cuales 112.000 estaban en zonas que debían protegerse por la Ley de Bosques”.
Actualmente, aquel mecanismo utilizado para autorizar desmontes en áreas protegidas está prohibido. “Primero el ministro de Ambiente, Baltazar Saravia, emitió la Resolución 381 suspendiendo las polémicas recategorizaciones y después el propio Juan Manuel Urtubey firmó el Decreto 3.749/14 que derogó otros 2 decretos, 2.211/10 y 3.136/11, que permitían la sistemática violación de la Ley de Bosques mediante la autorización de desmontes en áreas protegidas”, informó la prensa en diciembre. Esta primera suspensión y posterior prohibición, sin embargo, no resolvió el problema y de acuerdo a la denuncia de organizaciones ambientalistas la provincia no ejerce el debido poder de policía y las topadoras continúan trabajando en el norte salteño.
“Están autorizando la realización de desmontes selectivos para la aplicación de sistemas silvopastoriles -manejo forestal y ganadería intensiva- en bosques que no deberían permitirlo porque se trata de una actividad que no ha demostrado ser sustentable”, expresó, por ejemplo, Hernán Giardini de Greenpeace al ser consultado por la situación de los bosques en Chaco, Santiago del Estero y Salta. Esos “desmontes selectivos” analizados como una posible alternativa a la tala tradicional por autoridades provinciales y nacionales -y entidades de productores agropecuarios- confirman que el cuidado del monte chaqueño todavía es una materia pendiente.
La situación del norte argentino es tan compleja porque, en palabras de Taylor, “las amenazas a los bosques no proceden de una empresa o de un sector y suelen ser transfronterizas” y requieren “soluciones que se centren en todo el paisaje y que tengan en cuenta las necesidades de las empresas, las comunidades y la naturaleza”. Las jornadas ambientales de Indonesia, sin embargo, concluyeron con un diagnostico menos desalentador al advertir que “es posible satisfacer la demanda humana de alimentos, energía y materias primas en las próximas décadas sin sacrificar a los bosques”.