Apareció el verdadero agredido por los policías, un joven de 20 años que confirmó la fecha exacta en la que fue grabado el video en el que lo golpeaban e insultaban. Dice que ahora los canas lo están apretando para que no realice ninguna denuncia.
En algunas circunstancias los métodos policiales no difieren de aquellos métodos mafiosos que uno imagina a partir de las películas yanquis de cine negro. Tipos recios que o te cagan a piñas o te intimidan de alguna otra forma para lograr sus objetivos.
Ahora todo el caso del policía boxeador parece irse esclareciendo de a poco, y, paradójicamente, se vuelve todo un poco más espeso. En una primera instancia se manejaron diferentes hipótesis respecto a la procedencia del muchacho en cuestión y acerca de lo que habría hecho para merecerse tal paliza. Entonces se corrió la voz que era un chorro, violador y muchas otras vainas que calmaron el ansia violenta de la doble moral de muchos comentaristas web en general y de los policías de alma en particular.
Hasta se presentó un supuesto padre que aseguraba reconocer a su hijo (que ahora vive en Formosa) en aquel muchacho que aparecía ultrajado por los canas en el video que recorrió el país.
Ahora apareció, dicen, el verdadero joven que intentó aclarar un poco la situación. Dijo que luego de que se viralizara el video comenzó a recibir ciertos aprietes por parte de policías para que no presente una denuncia en contra de sus agresores. Además narró las circunstancias del hecho, que fue desencadenado a partir de un insulto que el muchacho osó proferir en contra del cana puto que luego cobró venganza. Todo sucedió en octubre de 2012.
El abogado Hernán Mascietti, comentó “La verdad es que estoy un poco confundido, porque esta mañana íbamos a presentar con José Guzmán, el padre de Rubén, una querella en la causa, pero Rubén dice que no es él quien está en el video y por otro lado, se presenta Julio Centeno en mi estudio”. El joven de 20 años nunca realizó una denuncia y de no ser porque el video se hizo conocido hubiera pasado como pasa con tantos otros jóvenes que son detenidos ilegalmente, golpeados por diversión y luego devueltos a las calles, “corregidos”.