El aumento en las naftas complica la meta de inflación del 21 por ciento para 2017. Se repite el esquema de julio, cuando el alza del combustible alteró la medición final.
Tanto el ministerio de Hacienda de Nicolás Dujovne como el Banco Central de Federico Sturzenegger mantenían hasta ayer la confianza en que, finalmente, la inflación anual del 2017 estaría controlada por debajo del 22%. Y que la inflación núcleo se ubicará en los últimos dos meses del año por debajo del 1,5% ; por lo que para el primer semestre del 2018 la tendencia bajista sería «contundente», según una fuente oficial. Ambas reparticiones insisten en que la «inflación core» (núcleo) está controlada y que el futuro inmediato demostrará que la evolución de los precios comienza a mostrar indicadores cada vez más optimistas; y que, en definitiva, habría que creerle al Gobierno de Mauricio Macri cuando habla de una inflación de menos de 17% para el 2018. Sin embargo, el alza de los combustibles que está por conocerse en los próximos días, quizá horas, podría convertirse en el mayor impedimento para que la profecía se cumpla.
Por ahora ambos funcionarios mantienen la expectativa optimista, pero dudan por el último movimiento que está por autorizar el ministerio de Energía de Juan José Aranguren: la autorización para una nueva suba en los combustibles de aproximadamente 8%. Tanto en el ministerio como en el BCRA, se toma como una posición seria la decisión de liberar el precio de las naftas siguiendo la evolución del precio del barril de petróleo. Sin embargo se considera que este último incremento que tiene en carpeta el Gobierno está relacionado en realidad con una promesa final que Aranguren había contraído con las petroleras; más que en una secuencia de evolución de los precios del barril. Sea como fuere, en ambas reparticiones se toma la situación como una realidad ya tomada, que puede alterar los planes de un alza de la inflación de noviembre cercana a 1% y para diciembre de no más de 1,5%. A estos porcentajes se le debería sumar 1% más por la suba de los combustibles y otro punto adicional por las consecuencias de las alzas tarifarias en la luz y el gas.
Si se tiene en cuenta que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de octubre registró un incremento de 1,5% y acumuló un 19,4% en los primeros 10 meses del año; había expectativas en Hacienda y el BCRA para una medición final por debajo del 22%. Sin embargo, los aumentos en los combustibles alterarían la ecuación. Ahora la concentración de la autoridad monetaria y el ministerio de Hacienda estará en que la evolución se mantenga por debajo del 22%. No está muy lejos la meta. La comparación interanual de octubre había alcanzado el 22,9%.
Por ahora las expectativas de los privados son menos optimistas. Según publicó el martes la Encuesta de Expectativas de Inflación correspondiente a noviembre elaborada por la Universidad Torcuato Di Tella, el alza de los precios se ubicaría este mes en un 24,7% interanual; con una inflación para 2017 de más de 23%. No es la primera vez que la decisión del Aranguren de subir las naftas complica las mediciones de Hacienda y el BCRA. Ya en julio llegó al 1,7% impulsada por la suba de los combustibles autorizados un mes antes. Para ese mes el Central esperaba un alza de no más de 1%. Ahora, parece, la historia de repite.
Fuente: Ámbito