El tabaco es al Valle de Lerma lo que la soja a Anta: 20 mil hectáreas cultivadas que generan buenos recursos para casi 2 mil productores que dicen vivir tiempos complicados para un producto que ocupa gran cantidad de trabajadores, pero también denuncias por violación a leyes laborales. (Gonzalo Teruel)

Según cálculos del propio sector, cada hectárea destinada al tabaco demanda unos 140 jornales, una cifra infinitamente mayor a la de la soja que utiliza menos de 1 jornal -0,2- por hectárea. “El Valle de Lerma entero vive del tabaco”, dicen con orgullo desde las bien organizadas instituciones del sector y por eso tienen decidido apoyo gubernamental. Desde hace 4 campañas, el gobernador Juan Urtubey, garantiza con $100 millones anuales las operaciones de la Cooperativa del Tabaco para evitar que el multinacional oligopolio que compra la producción de Salta y Jujuy imponga un precio inferior al requerimiento de los agricultores.

“Sólo 3 empresas procesan el tabaco saltojujeño: Massalin Particulares, Alliance One Tobacco Argentina y Universal Leaf Tabacos. Pocos y muy grandes compradores se enfrentan año a año a muchos y pequeños productores en cada vez más hostiles discusiones por el precio”, describió hace 2 años Cuarto Poder. Durante la última semana ese escenario empeoró por una noticia que sacudió a los tabacaleros: Universal anunció que abandona el mercado argentino para concentrar sus operaciones comerciales en Brasil.

Con una compañía compradora menos y un considerable remanente de la cosecha pasada, las ventas y la negociación por el precio pueden complicarse aún más. Por eso, desde la Cámara del Tabaco llamaron a los productores a la prudencia y pidieron no plantar de más. Además, según reportes de la prensa especializada, el mercado mundial demandará menos tabaco durante los próximos 2 años por una cuestión económica ya que las industrias decidieron reducir sus stocks de 26 a 20 meses. Desde hace un par de campañas, China importa tabaco salteño pero todavía no es una alternativa definitiva y el grueso de la producción es comercializada por las tradicionales compañías occidentales.

Ante ese escenario, el principal referente gremial del tabaco, Esteban Amat, advirtió que “esta es una situación muy difícil porque nos cambia la perspectiva para la campaña que inicia”. “Estamos yendo por todos los departamentos a comunicar esta situación porque queda un remanente que nos hace empezar la nueva campaña con unos 15 o 16 millones de kilos verdes, que es casi el 50% de lo que se produce en la provincia”, añadió Amat visiblemente preocupado. Esa preocupación es compartida por los peones rurales que saben que esta situación, sumada la devaluación del peso de las últimas semanas, ajustará los números de los productores y dificultará el pago de los jornales.

Las constantes campañas que desde instituciones médicas se realizan en contra del consumo de cigarrillos tienen su correlato en permanentes y sistemáticas presiones contra la producción del tabaco. Las provincias tabacaleras del norte del país -Salta, Jujuy, Tucumán, Misiones, Catamarca, Chaco y Corrientes- se ven obligadas, en consecuencia, a repensar su destino productivo. De hecho y aunque es una tarea hercúlea, la política sanitaria y agropecuaria nacional está orientada a la disminución del consumo y la reconversión productiva de las hectáreas implantadas con tabaco. “Estados Unidos quiere quedarse con la producción global para venderle a los chinos y por eso nos atacan a nosotros”, denuncian los tabacaleros argentinos que, en efecto, exportan el 90% de los 80 millones de kilos que producen.

De acuerdo al criterio de los profesionales de la agronomía, existen posibilidades productivas para desarrollar otras actividades como hierbas aromáticas, árboles frutales, o lechería. Ninguna, sin embargo, resuelve el problema económico y social porque no generan la misma cantidad de puestos de trabajo, ni la misma rentabilidad para los chacareros.

Por ahora el tabaco es irremplazable en el norte argentino aunque igual deba repensarse la estructura organizativa de su cadena de valor. Recientemente y con aceptables resultados se hicieron pruebas de cosecha mecánica en el Valle de Lerma. Si la tecnología continúa avanzando, como en las peores historias de ciencia ficción, la maquina reemplazará al hombre y entonces miles de peones rurales perderán su trabajo y muchos de los más pequeños agricultores no podrán cubrir los costos de incorporar la mecanización a sus campos corriendo la misma suerte. De alguna manera, el tabaco es para el norte argentino lo que la coca a Bolivia. Puede reemplazarse por otras producciones pero a un costo económico y social hoy incalculable.