Alrededor de 20 familias de Barrio San Rafael denuncian que los terrenos que adquirieron hace años a un fideicomiso fueron vendidos nuevamente hasta tres veces. Los nuevos titulares promueven el desalojo de los antiguos dueños desatando un inusitado conflicto ante la inacción y/o complicidad del municipio.
En el barrio San Rafael, ubicado en el extremo sureste del municipio de San Lorenzo, un grupo de vecinos resiste ante el intento de desalojo que promueven otros presuntos propietarios de los terrenos. Todos aseguran ser los titulares de los inmuebles y cuentan con documentación que certifica las operaciones de compraventa. Según relataron los damnificados, en algunos casos llegaron a aparecer hasta cuatro dueños de una misma parcela.
Las operaciones superpuestas tienen origen en el fideicomiso Antártida Argentina, conformado por: Víctor Luis Méndez, Américo Humberto Cardozo y Hugo César Cardozo. En tanto que la certificación de las mismas estuvo a cargo de la escribana de gobierno Graciela María Galíndez.
El jueves de la semana pasada, los vecinos acudieron al auxilio de una mujer que estuvo a punto de ser desalojada por esta situación. El nuevo propietario se presentó en el lugar con la documentación respaldatoria ante el asombro de la mujer que asegura contar con los mismos papeles. Tras un relevamiento exhaustivo, los vecinos detectaron al menos 20 casos de escrituras mellizas y presentaron las respectivas denuncias ante la justicia.
En muchos casos, los nombres de los propietarios paralelos se repiten. Dos personas de apellido Vilca y González figuran como dueños de más de una decena de terrenos, por lo que los damnificados sospechan que se trata de testaferros. Mientras en la justicia se acumulan los expedientes, ninguno de los fideicomitentes se presentó ante los damnificados en las sucesivas audiencias de mediación.
Lo mío es tuyo…
“Ellos van vendiendo reiteradamente los terrenos. Cuando salen las escrituras nos damos cuenta que los terrenos tienen dueños. Algunos vecinos tienen escrituras, otros no. A algunos, la boleta de los servicios les salen a nombre de uno de los representantes de este fideicomiso”, detalló Erica Mamaní, una de las perjudicadas. “La escribana Galíndez firma los papeles de compraventa. Yo me imagino que está con el fideicomiso este, porque si no no hubiese firmado dos veces el mismo catastro”, agrega. “Mi mamá me compró el terreno en el 2008 y lo avala la escribana Galíndez. En 2012 lo compra otro señor ¿y quién lo firma de nuevo? la escribana Galíndez. Así pasó con los 40 vecinos del barrio San Rafael”, sostuvo.
Su caso no es el único y, de hecho, desde hace años advierten irregularidades en los registros de Inmuebles. Pero el desalojo de la semana pasada puso en alerta al barrio en su conjunto y decidieron organizarse. “Todo coincide. Después del desalojo de una vecina el jueves pasado comparamos papeles con papeles de más de 20 vecinos y ahí se puede ver claramente. Ese procedimiento se lo hacen a la mayoría de los vecinos”, planteó Mamaní.
Con el otro dueño del terreno, un hombre que reside en Barrio Castañares, Érica llegó a un acuerdo a través de una mediación en la cual se presentó el apoderado del fideicomiso Antártida Argentina. El representante de la sociedad se comprometió a otorgar otro terreno al nuevo dueño a cambio de que firme las escrituras de Érica, reconociendo la irregularidad de las operaciones anteriores.
A pesar de ese acuerdo, hoy el inmueble aparece a nombre de otras personas. “Tengo la cédula parcelaria de dos personas de apellido Vilca y González. Son testaferros de estos terrenos. ¿Cómo puede ser que el señor Vilca, teniendo 30 años, tenga como siete terrenos? ¿Cómo justificás todo eso?”, se pregunta Érica.
“Hasta cuatro veces se vendieron los terrenos. Hoy con la ayuda de la abogada de la municipalidad descubrimos el contrato que Antártida Argentina me firmó a mí poniendo en garantía dos terrenos con sus respectivos números de catastro. Ahora aparecen a nombre de este tal Lionel Vilca. El otro figura como vendido, a pesar de que estaban en garantía y no estaba permitido transferirlo. Ellos reconocen que fue una estafa. Él (por el apoderado de Antártida Argentina) firma y reconoce en el contrato que incurrió en una irregularidad con los terrenos.
Esquivos de la ley
Las veces que la justicia convocó a los miembros del fideicomiso jamás se presentaron, lo que llevó a que muchas de las mediaciones naufragaran. Tampoco lo hizo la dra. Graciela Galíndez, a pesar de ser escriban de gobierno. “¿Cómo puede ser que una persona así ocupe un cargo en la provincia? Afectó la vida de todos los vecinos. Hay vecinos que no tienen para pagar abogado y viven hace más de 25 años en el barrio”, se despachó Mamaní.
En 2008 los terrenos en cuestión tenían un valor de mercado cercano a los $14 mil, en 2012 otros compradores pudieron hacerse de la titularidad de los mismos por $15 mil. “Si usted camina por el barrio va a ver que hay varios terrenos vacíos. La mayoría está en juicio y tienen dos o tres dueños. ¿Quién va a querer construir en un terreno que no sabés si es tuyo o no es tuyo?”, razona Érica.
“La escritura que yo tengo figura con el catastro de un vecino que vive a tres cuadras de mi casa. En la municipalidad nos entregaron a nosotros las escrituras durante el gobierno de Federico Parra. El problema es que hay varios vecinos del barrio que trabajan en la Municipalidad de San Lorenzo y que fueron los encargados de vender los terrenos. O sea que ellos se prendían con los del fideicomiso y revendían de manera irregular.
Como si fuera poco, yo fui a la municipalidad a hacer los papeles para poner la luz y me autorizaron el trámite. Presenté los papeles en EDESA y me pusieron el medidor, pero el dueño fue y presentó sus escrituras en EDESA y me lo sacaron. Me dejaron sin luz.
Al igual que yo, son muchos los casos de personas perjudicadas. Hay una señora en silla de ruedas y otra con diálisis. Ella quiere pasarle el terreno a su hija y no puede porque en inmuebles figura como cédula parcelaria bloqueada. Quiere decir que la cédula está hipotecada y que no lo hizo el titular del inmueble. A mi me dan ganas de llorar de la impotencia”, concluyó.