En los últimos años, la salud pública se ha convertido en una mercancía y el elitismo prima ante todo. La responsabilidad es fundamentalmente gubernamental pero también pesa sobre las y los profesionales del área. (Luz Ruíz Zintak)
Existe una divergencia entre los que gozan de una buena salud y los que para el sistema son un simple número; para explayarnos más podemos reducir la escala de observación a la situación por la cual Salta Capital está transitando hoy en día convirtiéndose en presa de un servicio abarrotado y de diversas demandas que existen en los hospitales públicos como el San Bernardo y el Materno Infantil, las cuales son el resultado de una crisis derivada del 50% de recorte al presupuesto del área.
Lejos están los tiempos en los que Salta era una de las pioneras en salud pública, promoviendo la educación de la misma y una atención efectiva, pero como todo ciclo argentino fue perdiendo los objetivos y se fue desestructurando en lo que hoy conocemos como un sistema de salud basado en la asistencia emergente, que deja de lado la formación de capacitación para promocionarla y a la vez concientizar a la sociedad, un claro ejemplo de esto es la medida que está tomando el gobierno de Juan Urtubey en cuanto a la falta de educación sexual integral en las instituciones, ya que se encuentra posicionada como la quinta provincia que posee un rango de 2,85 en cuanto a embarazos adolescentes, por detrás de Corrientes (3,19), Misiones (3,71), Formosa (4,67) y Chaco (5,17), según un informe que publico UNICEF a mediados del año 2017.
El principal objetivo de la salud pública debería ser el de crear redes que estén dispuestas a cambiar la realidad de cada sector perteneciente a la provincia, contando con un equipo de profesionales capacitados que planteen las estrategias necesarias para una mayor eficacia a la hora de implementarla, pero no se puede esperar mucho de una provincia que tiene entre sus mayores falencias el mal desarrollo que vienen haciendo los equipos de salud respecto a los planes brindados por organismos importantes como la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
No se puede esperar mucho de una provincia que tiene entre sus mayores falencias el mal desarrollo que vienen haciendo los equipos de salud respecto a los planes brindados por organismos importantes como la Organización Panamericana de la Salud.
Debido a la crisis financiera muchos centros de salud están sobreviviendo como pueden, algunos de ellos alimentándose de planes nacionales, como SUMAR, lo cual no quita la gran decadencia que presentan en tanto a los recortes del material como del personal.
“El ámbito hospitalario lo desconozco la verdad, pero sí puedo hablarte que en el primer nivel de atención de la salud, en cuanto a prevención y promoción es ineficaz y no tiene impacto en la población, eso está hablando de una salud publica ineficiente”, comentó a Cuarto Poder Luz Eliana Castro Pacheco, enfermera con una carrera de veintiséis años de servicio en este rubro. “Mando pacientes desde el nodo primavera hasta el hospital San Bernardo para que los atiendan, pero tienen que esperar por el abarrotamiento que existe, yo no los puedo medicar porque necesitan una atención más compleja, como una radiografía, pero tenemos el hospital abarrotado, sin poder dar abasto y pasa lo mismo en el hospital Materno Infantil”, explicó respecto a la situación de los nosocomios públicos, donde también se podría hablar de los casos de mala praxis. En diciembre del año pasado, en el hospital Juan Domingo Perón (Tartagal) a cargo del director José Fernández se ratificó la denuncia donde un feto de 22 semanas que murió decapitado cuando el personal médico trabajaba en el parto natural de una mujer de la comunidad de La Bendición, en Salvador Mazza.
Retomando el punto de la divergencia, ésta también se nota a la hora en que los médicos deben decidir para qué equipo jugar: si para la salud pública dedicada a afianzar los lazos comunitarios o para una salud privada, la cual se mueve bajo una burocracia institucional donde la remuneración es mejor y donde sólo tienen que cumplir con seis horas de trabajo diarias.
Respecto al Ministerio de Salud Pública, a cargo de Roque Mascarello, se nota que tiene una visión muy distinta acerca de lo que está sucediendo, a pesar de haber convocado a actores de su época —cuando el lema era “Orden, trabajo y producción”—, que si bien tienen experiencia, no es lo que nuestra sociedad necesita en estos momentos, ya que los tiempos cambiaron, y lo que en verdad hace falta es gente que asuma los cargos habiendo conocido la realidad de la provincia. El ministro o se encuentra atado de manos en toda esta situación o todavía no ha sabido cómo hacerle frente, ya que no se logaron completar los equipos de salud en el interior de la provincia ni tampoco abastecer todos los servicios necesarios.
Lo cierto es que la realidad de la salud pública está invadida por la existencia de cargos congelados, jubilaciones y el personal que se necesita para ocupar las vacantes, lo que arroja como consecuencia la explotación laboral.