Cómo revertir las pruebas Aprender 2021 debería desvelar al gobierno .

Especialistas de la Fundación Anpuy, dedicada hace 26 años a la educación de chicos en situación vulnerable, analizan los datos y la evolución del aprendizaje.

Los resultados de las pruebas Aprender 2021, que fueron tomadas en diciembre del año pasado, a estudiantes de sexto grado de la primaria, desnudaron una realidad educativa que existe hace años y la pandemia profundizó. A nivel nacional, y aún más en la provincia y en la región NOA, los datos muestran un fuerte retroceso en el desempeño de los chicos para la comprensión de textos. Mientras que en Matemática, con una leve caída, sigue teniendo rendimientos bajos, en relación a las evaluaciones anteriores.

En Salta, 22.909 alumnos de sexto grado realizaron las pruebas, según información del Ministerio de Educación. Aquí, los resultados demuestran un notorio deterioro en el aprendizaje de Lengua: el 48,6% de los estudiantes se ubica en los niveles básicos o por debajo del básico, es decir 23,9 puntos porcentuales más que en la última prueba tomada en 2018. En tanto, en la región Noa, el 49,7% de los chicos tuvo un desempeño básico o por debajo del básico.

Mientras que a nivel nacional, el 44% de los estudiantes tuvo estos bajos resultados; siendo que en 2018, Lengua había logrado óptimos porcentajes, con un 75% de alumnos que habían alcanzado una valuación satisfactoria en todas las provincias. Ahora, las evaluaciones indican que los chicos llegaron al final de la primaria con severos problemas para comprender un texto.
“Los datos publicados de alguna manera nos interpelan a pensar y a poner nuevamente la educación en agenda pública”, reflexiona Macarena Patrón Costas, coordinadora del Programa Futuros Egresados de la Fundación Anpuy, organización dedicada hace 26 años a trabajar por la educación de chicos en situación de vulnerabilidad, en Salta.

Los resultados revelan que solo 2 de cada 10 alumnos están capacitados para comprender sin ningún tipo de dificultad —en un nivel avanzado— las preguntas que tenían que ver con los textos narrativos.
En tanto, en Matemáticas hubo una leve caída en el desempeño, pero el rendimiento en general y en relación a las pruebas anteriores sigue exiguo. En 2018, el 42,6% de los alumnos de sexto grado tenía dificultades para hacer operaciones sencillas. En 2021, ese porcentaje escaló al 45,2%, a nivel nacional. Mientras que en Salta, el 40,1% tuvo un desempeño básico y por debajo de lo básico, hace tres años; ahora, esa cifra se elevó a 46.2%.

Según un análisis de la cartera educativa de Nación, los estudiantes de los niveles socioeconómicos más bajos son los que obtuvieron los peores resultados. El 42,4% de los alumnos que forman parte del nivel socioeconómico (NSE) alto logró un nivel avanzado en Lengua; mientras que en la otra punta, los del NSE bajo, ese estándar de desempeño se ubicó apenas un 6,6%.

En el ministerio de Educación nacional calcularon que reparar la pérdida de aprendizajes durante la pandemia llevará entre 3 y 5 años.

Estos datos y el cierre de las escuelas durante la pandemia evidenciaron una educación deteriorara, aún más de lo que estaba. “Si bien antes ya había muchas dificultades, ahora se complejizó más, porque no había quien enseñe o no se pudo adaptar con la tecnología y los dispositivos para que se pudiera realizar realmente ese proceso de aprendizaje”, observa Valeria Scannone, directora ejecutiva de la Fundación Anpuy.


Felipe Lucarella, psicólogo comunitario de Anpuy, coincide en que la pandemia profundizó un problema que ya viene existiendo, “y es la falta de atención a la educación pública”. Los resultados de la pruebas Aprender “son signos alarmantes”, dice el profesional. En este contexto, considera que “es necesaria una educación integral, donde se pueda acompañar a las familias, a los niños, brindar herramientas de calidad a las docentes, y espacios externos a las horas de clases para poder incentivar a los chicos a estudiar y, por sobre todas las cosas, el amor a aprender”.

El año pasado, cuando la presencialidad en la escuela volvió de forma parcial, “los chicos llegaban a la fundación con tareas y con temas a trabajar que no lo habían visto en las escuelas”, comenta Ana Inés Llorente, coordinadora de Centro Anpuy, quien asegura, además, que la enseñanza en pandemia fue casi nula, afectando principalmente el proceso de lectoescritura de los más chicos y la comprensión lectora en los más grandes. “La educación pública está en último plano, y el único perjudicado es el niño”, sostiene.

Por su parte, Macarena Patrón Costas manifiesta su preocupación por muchos jóvenes que empiezan una carrera universitaria y que no cuentan con los recursos básicos para comprender una materia. “Esto lleva a mucho desánimo y frustración. En pandemia les tocó estar en la universidad sin salir de una pantalla, sin conexión, sin datos, sin compañeros que puedan darles una mano, remando en mar sin avanzar, haciendo esfuerzos sin lograr resultados. Hoy tenemos consecuencias serias a niveles psicológico y emocional. Y ni hablar de las oportunidades perdidas”, observa.

Cabe aclarar que Anpuy acompaña a 250 niños y jóvenes para que puedan mejorar su trayectoria educativa, para que puedan desarrollar habilidades sociales y personales que les permitan enfrentar la vida con más recursos. “Es un gran desafío y tenemos historias de chicos y chicas que nos demuestran que esto es posible”, asegura Macarena Patrón Costas.

En resumen, los resultados de estas pruebas demuestran claramente que en los niveles socioeconómicos más desfavorecidos impactó de lleno la pandemia. Allí es donde se observa un mayor descenso en los aprendizajes. Por esta situación se deja a muchos chicos fuera de la posibilidad de elegir su futuro y acceder a oportunidades de formación y de trabajo que les permitan lograr una mejor calidad de vida. Como ciudadanos no podemos dejar de mirar esta realidad y cada uno, desde el lugar que le toca, debemos reclamar por este derecho que nos permitirá crecer como país.