Ayer informamos que el Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó a Blanca “Nenina” Lescano el hallazgo de los restos de su padre en el Pozo de Vargas de Tucumán, junto al estudiante salteño Roberto Raymundo Vega. La hermana de éste último lo recordó en una entrevista.

Entre los restos humanos encontrados en el “Pozo de Vargas” pudieron identificar los restos de Roberto Raimundo Vega, quien desapareció a los 21 años en Tucumán. Vega estudiaba la carrera de Contador en Salta y se cree que se desplazó hacia Tafí Viejo huyendo de la persecución que estaba sufriendo en Salta. La familia Vega se mostró reacia a dialogar con la prensa por el dolor que provocó la verdad sobre la desaparición de Roberto después de 37 años no obstante ello Marcela, la más chica de los 6 hermanos, decidió romper el silencio. “Estamos tratando de sobrellevar el momento, teníamos la certeza de que en algún momento íbamos a encontrar sus restos, pero el dolor que esto provoca es muy fuerte” con estas palabras inició su relato Marcela en una reportaje realizado por la emisora tartagalense “La cien punto 5”

Marcela Vega fue la que levo adelante el juicio por la desaparición de su hermano luego de que se recibiera de abogada. “Gracias al equipo de antropología forense pudimos dar con el cuerpo, ellos piden ADN a la familia y lo cotejan con los restos hallados, esto se inició en el 2005 cuando descubrieron el pozo y recién excavaron 30 metros, el pozo tiene 40”. Roberto desapareció en los primeros meses del año 1976, antes del golpe del 24 de marzo, Marcela tenía 5 años pero recuerda la búsqueda de su madre, “mis recuerdos son por fotos y lo que me cuentan, siempre recuerdo a mi mamá yendo a buscarlo, tratando el tema a escondidas, era un tema tabú, recién comencé a hablarlo cuando fui a Tucumán y cuando me recibí comenzamos a investigar el tema. Hasta el año 83 no se podía hablar de este tema, yo preguntaba y ellos me contestaban recién a partir de ese año: mis padres sabían que se iba en fecha determinada a Tucumán, yo inicie un juicio de ausencia por desaparición forzosa en el juzgado de la jueza Maria Vargas, ella me llevo a investigar el hecho en Tucumán y llegue a la conclusión de que podía haber pasado en Tafí Viejo porque allí había una manifestación de ferroviarios y él se sentía identificado. Mi papa era empleado ferroviario y lo ayudaba a estudiar, era el hermano mayor, en Salta vivía con otros chicos. Eran tres. Incluso un primo que vivía con él nos cuenta que la policía fue a buscarlo. El defendía derechos de los estudiantes, tenía un carácter fuerte, no era un chico dócil y se fue a Tucumán pensando que iba a estar mejor aún cuando mis padres le habían dicho que no vaya”.

Finalmente, Marcela declaro que la búsqueda cesó por el peligro que implicaba. “La última vez que mi mamá fue a la policía en Tucumán, a buscarlo, casi queda detenida, no la dejaban entrar y ella se metió y pudo ver un montón de chicos atados…y el cuestionamiento de mi hermana era que iba a pasar si quedaba sola con todos nosotros que éramos chicos”. La familia Vega espera la citación del juzgado federal para saber cuándo podrán trasladar, en su totalidad o no, los restos de Roberto. “El juez determinará si termina de buscar todos los restos… pero no tenemos fecha cierta de entrega, tampoco tenemos identificado al asesino y quiero saber quién fue. Yo quiero saberlo…además no sabemos si estaban todos en el mismo grupo o si usaban el pozo para tirar a gente que mataban en diferentes hechos” concluyó Marcela. La familia Vega no habló de la desaparición de su hijo a viva voz salvo después del 86, con la llegada de la democracia, y muy poco, era un grito encerrado que recién encuentra su salida en una dolorosa verdad.