El padrón 2015 muestra el peso electoral de la Capital y el norte provincial donde Romero y Urtubey, respectivamente, tienen buenas performances. El Valle de Lerma, no obstante, adquiere importancia en el marco de polarización electoral. Allí el romerismo arremete con apellidos fuertes y candidaturas definidas. (Daniel Avalos)

Los datos suministrados por el Tribunal Electoral de Salta, están actualizado a agosto de este año. Muestran un total de 909.373 electores y algo que todos sabemos: el peso electoral del distrito capitalino es enorme, aunque en conjunto el interior representa el 56,43% (513.139) de los votantes contra el 43,57% de Capital (396.234 votantes, incluidos los 11.904 de Villa San Lorenzo). Esos números adquieren importancia si reparamos que desde el 2009 a la fecha, el urtubeicismo hizo del interior un territorio estratégico: no sólo el 70% de sus votos provienen de ahí, sino también que las holgadas victorias en estos departamentos le sirvieron para ganar contiendas aun cuando en la Capital padeciera de sonoros reveses.

El norte provincial ha sido clave y el gobierno aspira a que siga siéndolo en un escenario que se repite. Entre Orán, San Martin y Rivadavia, por ejemplo, suman un total de 235.750 electores que representan el 25,92% del padrón electoral distribuido de la siguiente manera: San Martín 115.511 electores; Orán 98.689 y Rivadavia con 21.550; distritos que además se valieron de políticas “U” que, extensivas a todos los municipios, supusieron una importante inyección de recursos (desde el 2009 se coparticipa el 50% del dinero que Nación envía por las retenciones a la soja, más otros cientos de millones que provienen de la descentralización de la ayuda social que logran aceitar los aparatos clientelares), y de medidas que sólo alcanzaron a esos tres departamentos, como el Fondo de Reparación Histórica que supuso una inversión de casi mil millones de pesos distribuidos en 48 obras para el departamento de Rivadavia, 66 para San Martín y otras 57 para Orán. Aunque la gestión de ese dinero fue siempre cuestionada con sobrados argumentos, no es menos cierto que semejante volumen le permitió al Grand Bourg contar con la iniciativa central en los 14 municipios de esos departamentos claves electoralmente.

A las razones de orden económicas, se suman otras claramente políticas. En esos departamentos, después de todo, los intendentes muestran un claro alineamiento con el gobernador. Y aunque todos cuentan con el desgaste de varias gestiones al frente de los mismos y varias manchas ocasionadas por los oscuros manejos de los recursos, el oficialismo se ve favorecido por las dificultades de su adversario J.C. Romero para atraer votos en esos escenarios. En octubre del año pasado, el ex gobernador sólo alcanzo el 16,39% de los sufragios (10.613) en Orán; mientras en Tartagal el porcentaje apenas llegó al 13,5%.

Tan magro resultado para quien gobernó la provincia durante doce años y cuenta con los recursos para montar un aparato electoral de alcance provincial, solo puede explicarse por una memoria popular que asocia tal figura a la devastación provocada durante los 90 en el norte con la privatización de YPF, miles de despidos, la asombrosa tasa de desocupación que en el 2001 llegó al 42,8% (Svampa y Pereyra: Entre la ruta y el barrio, 2003) y una merma del circulante monetario que afectó a distintos sectores sociales. Esta combinación explica que allí se produjeran la mayoría de los 220 cortes que ocurrieron en la provincia entre el 2000 y el 2001, rutas convertidas en escenarios de violentas represiones que se cobraron varias vidas.

El romerismo es consciente de ello y esto mismo explica la alianza con un Olmedo que además de ganar las elecciones en la ciudad de Orán (la más poblada de todo el norte con 61.099 electores sobre los 51.766 de Tartagal por ejemplo) estuvo a sólo dos puntos de Rodolfo Urtubey en todo el departamento, aunque ahora ese capital político parezca desaprovechado. Y es que aun cuando los papeles indican que corresponde al sojero ser la punta de lanza en ese territorio, cada vez aparece menos por allí. Ante ello, otras áreas parecen ser claves para la estrategia del ex gobernador.

La metropolitana

Que al romerismo le va bien en la Capital salteña no caben dudas. En esas elecciones de octubre tuvo una buena performance en Capital: del 26% cosechado en las PASO de agosto, pasó al 30% en las generales del octubre. Acá sí su estrategia dio resultados: al apellido Urtubey lo asoció con una gestión somnolienta, inmovilizada y sin objetivos claros, mientras él se auto proclama un político eficaz. Ese énfasis en la gestión explica su fortaleza en la Capital que, sin embargo, por sí sola, no le alcanza para una disputa cuerpo a cuerpo con el oficialismo el próximo año. Esto sumado a sus inconvenientes en el norte, inclina al espacio a pertrechar candidatos y apellidos fuertes en los municipios del Valle de Lerma que siendo nueve, reúne un total de 80.832 electores. Una cifra muy por debajo de lo que significa el norte pero que sumada a la Capital provincial reúne a 477.066 electores; es decir el 52,4% del padrón provincial.

Variables de tipo geográfica y otras políticas refuerzan esa apuesta. La primera tiene que ver con el hecho de que los nueve municipios están salpicados a lo largo del valle pero separados por distancias relativamente cortas que posibilitan su recorrido intensivo en menos tiempo. Lo segundo se relaciona con el desgaste de las gestiones municipales que allí es mayor que en el propio norte, sea porque existen intendentes que juntos suman un siglo de gobierno, sea porque allí los recursos que bajan son enormemente inferiores a los del norte. La situación puede ejemplificarse: en Coronel Moldes, por ejemplo, los electores son apenas 3.936 y serán disputados por la candidata romerista que siendo presidente del Concejo Deliberante logró destituir al intendente “U” Osvaldo García; en la Rosario de Lerma del alicaído Topo Ramos, el actual diputado Ignacio Jarzun rompió con el oficialismo, se sumó al romerismo y desde allí anunció su candidatura a intendente para disputar los 17.216 sufragantes del municipio; en La Merced, también la concejal Silvia del Valle ya anunció que le disputara la intendencia al eterno Juan Ángel Pérez, compitiendo por el favor de 8.031 electores.

En otros distritos del Valle de Lerma, el romerismo no tiene definidos sus candidatos pero sí hombres capaces de tributarle votos. Es el caso de Cerrillos que con un padrón de 17.975 electores, cuenta con un siempre desprestigiado intendente como Rubén Corimayo y un diputado provincial como Mario Ábalos que difícilmente quiera ir al todo o nada disputando la intendencia, pero que buscando renovar su banca en la legislatura e imponiendo a su hermano concejal como candidato a intendente por el romerismo, se muestra con posibilidades de protagonizar una elección importante. Una situación parecida a la de Guachipas, en donde el hermano del millonario sindicalista de los taxistas, José Ibarra, disputara la intendencia con el apoyo y pertrechamiento indudable de su hermano que será el estratega en ese municipio de 2.942 electores.

Los cuatros municipios restantes parecen contar con un tablero político menos definido, aunque todos comparten algunas situaciones similares: municipios que recibieron menos dinero que los del norte, intendentes desgastados por mas de una gestión y una figura como la de Romero y hasta Olmedo menos resistida por la población a la luz de los resultados electorales del año pasado. Hablamos de los cuatro municipios renovadores: Campo Quijano (12.015 electores) conducidos por Manuel Cornejo; Chicoana (7.630 electores) al mando del intendente Esteban Ivetich; El Carril (8.348 electores) que es gobernador por Esteban D´ Andrea Cornejo; y La Viña (2.469 electores) bajo el mando de Mario Eduardo Aramayo.

El peso electoral del área metropolitana y el norte provincial en su conjunto, en definitiva,  es tal, que juntas reúnen el 78,38% del padrón (712.816 electores). El 21% restante corresponde a departamentos abiertamente justicialistas como Anta que con 43.220 electores de cinco municipios representa el 4,7% del padrón; Güemes que con tres municipios posee 35.195 electores que suponen el 3,87% del padrón; o los mismos valles calchaquíes que con nueve municipios reúnen 28.624 electores que representan el 3,14% del padrón. El resto de los departamentos, inclusive Rosario de la Frontera y Metán, poseen padrones con menor peso específico que los mencionados.