Miguel Nanni y las nuevas autoridades radicales enfrentan el desafío de recuperar el centenario partido y evitar que sus dirigentes vuelvan a ser el furgón de cola del peronismo. (G.T.)
La Unión Cívica Radical recuperó su normalidad institucional en Salta. Después de casi 2 años de intervención, el senador Miguel Nanni fue investido como máxima autoridad provincial y ahora enfrenta el desafío de aglutinar a todas las facciones internas del partido y organizar la estrategia electoral para el 2015.
Hasta ahora, Nanni se limitó a plantear la necesidad de “reconstruir el partido” y evitó dar definiciones contundentes sobre el futuro político, aunque sugirió que el objetivo debe ser replicar en la provincia la alianza nacional con el Partido Socialista, la Coalición Cívica y Libres del Sur. Su discurso, no obstante, fue endureciéndose en los últimos días hasta descartar cualquier tipo de acercamiento con sectores del PJ.
“La UCR nunca se va a aliar al justicialismo”, aseguró el dirigente cafayateño y se atrevió a cuestionar a quienes prestaron su firma al documento presentado hace semanas por el ex gobernador Juan Carlos Romero. “Quienes se reúnen con Romero no son radicales”, agregó en obvia alusión al diputado Bernardo Biella.
Esas críticas al diputado no son nuevas. “Fui el principal impulsor de su incorporación al partido pero me equivoqué y mucho. Ya antes de llegar al Congreso nos dio la espalda y se reunió con la peor gente”, explicó Eduardo “Huaity” González, flamante convencional partidario, y agregó “que ahora esté aliado con Romero me duele pero no me sorprende”.
Los radicales están enojados con Biella pero, por ahora, poco pueden hacer porque el médico no es afiliado al partido y ocupa su banca por un circunstancial acuerdo electoral. Un acuerdo como aquel de 2011 que les permitió superar el 15% de los votos y obtener una banca en el Congreso de la Nación, es el sueño de los dirigentes del centenario partido pero hoy parece inalcanzable.
En el comité de calle Mitre son conscientes que el Frente Amplio UNEN está muy lejos de ser una propuesta atractiva para el electorado salteño que el año próximo tendrá -muy posiblemente- un escenario polarizado entre fuertes liderazgos peronistas. Saben también que mientras más pareja sea la -todavía hipotética- disputa entre Juan Manuel Urtubey y Juan Carlos Romero, mayores serán las operaciones para llevarse los votos radicales, y muy difícil contener a sus dirigentes.
“Ya no están los que querían entregarle el partido a Urtubey pero todavía quedan los que se lo quieren entregar a Romero”, razonó con una mueca en el rostro un viejo dirigente radical que pidió no ser identificado para que “por ahora, nadie se ofenda” y que como muchos otros correligionarios tampoco confía “del todo” en Nanni por los históricos vínculos de su familia con Romero. Ese es el desafío que enfrentan el cafayateño y las nuevas autoridades radicales: convencer a todo el partido de su pureza doctrinaria y evitar que en 2015 la UCR sea, de nuevo, el furgón de cola del peronismo.