La violencia contra las mujeres no cesa mientras ellas siguen realizando marchas y organizándose contra el machismo que mata, muchos miran de reojo a distancia. (Andrea Sztychmasjter)

¿Qué reflexión han hecho ellos de los recientes femicidios? ¿Qué hacen ellos ante la violencia machista que no termina? Algunas autocriticas han venido de hombres “no heterosexuales” como el diputado nacional Leonardo Grosso o de especialistas en estudios sobre “nuevas masculinidades”, que hace tiempo trabajan en algo en lo que todos ellos coinciden como imposición de un sistema cruel: que los inhabilita para que puedan exteriorizar sus emociones; que les imprime desde pequeños que la sensibilidad sería asemejarse a lo femenino y eso en ese pacto patriarcal tácito sería un error imperdonable.

En esta ciudad norteña donde los índices de violencia de género son más elevados que en la media nacional, un comunicador radial, en medio de la escalada de femicidios, para promocionar su programa -salió a hacer campaña bajo el lema: “los hombres también deberían poder abortar”, argumentando (como para dejar en claro que hasta cosas disparatadas pueden ser justificadas) “mi billetera, mi decisión”. Aunque jamás se refirió a los métodos anticonceptivos masculinos. El pacto patriarcal también cala fuerte en cuánto a la sexualidad responsable.  Y por eso la importancia de la ESI.

¿Qué están haciendo ellos?

El psicólogo Matías Arroz nos comentó: “Los cambios sociales dependen del conjunto de la sociedad, muchos varones hoy en día han modificado conductas, vocabulario y de esta manera modos de ser y de crianza, estos cambios aún no son tan significativos como para apreciar una disminución en la violencia de género, la politización de la problemática (pensar la VG como una dicotomía partidista o un problema de izquierdas y derechas) dificulta en muchas ocasiones una articulación conjunta que es la única que propiciará una disminución real, hoy la problemática de la violencia de género no aparece como un tema central en las charlas de varones y en gran medida ello se da como consecuencia del abordaje mediático que plantea la violencia de género como un problema de ‘las mujeres’ y más grave aún la temática de la violencia de manera muy simplista y no como un problema que tenemos como sociedad, de donde todos formamos parte. Creo que faltan programas que incluyan, incentiven al diálogo y la acción en varones (no olvidemos que en su mayoría los varones vienen con el mandato implícito de que de emociones no se habla y su demostración es sinónimo de debilidad), por ello su participación es aún insuficiente”.

-¿Qué mandatos culturales patriarcales considera siguen permaneciendo en la sociedad? ¿qué permite que esto ocurra?

Para el profesional “Si bien se aprecian avances gratificantes en niños y niñas o adolescentes que hoy tienen mayor apertura o acciones tendientes a la igualdad, si bien vemos una mayor inclusión de las mujeres en el mundo laboral y en puestos jerárquicos, si bien vemos y se ejecutan acciones tendientes a la igualdad. Creo que la gran mayoría de los mandatos culturales patriarcales siguen vigentes aunque esta vez y por primera vez en crisis, estas crisis seguro traerán aparejados cambios permanentes, pero hoy en día no precisamos con exactitud cuáles y en que magnitud serán, aspiramos a que sean los más beneficiosos para el bien común”.

-¿Qué opina sobre la participación e involucramiento de los hombres en la lucha contra las violencias machistas?

Matías respondió: “Todo involucramiento en la lucha de una causa noble debe ser bienvenido, lo que se observa en este aspecto es que hay una dificultad en la articulación de estos (hombres involucrados activamente desde la política) y los movimientos compuestos mayoritariamente por mujeres, como mencioné anteriormente en muchas ocasiones no se ha aprendido todavía el ‘cómo se hace’, como critica a esos movimientos planteo que muchos de ellos sin entrar en particularidades caen en el error de no escuchar lo que el feminismo tiene para decir, no pudiendo asumir un rol no protagónico y de acompañamiento, sin embargo no por ello dejan de ser necesarias muchas de sus acciones”.

-¿De qué manera el sistema patriarcal violenta también a los hombres?

El psicólogo señaló “El sistema patriarcal tiene la particularidad de ser invisible y actuar de manera insidiosa, ya que no hay normas escritas todo funciona implícitamente mediante costumbres y leyes tacitas. Mas allá de lo conocido y pregonado a cerca de imposibilitar a los hombres de mostrar sus emociones o realizar determinadas actividades que “son de mujer” uno de los daños más significativos que podemos apreciar hoy es que muchos hombres se encuentran con grandes dificultades para similar lo que la ocurre a nivel social, quedan a medio camino entre lo que deberían ser según lo que en ellos implanto el patriarcado cuando niños (ser macho, fuerte, no mostrar emociones etc.) y lo que deberían ser hoy con unas exigencias sociales completamente distintas (ser sensible, igualitario, mostrar emociones), asi muchos hombres que tienen la predisposición al cambio caen en la disyuntiva del querer pero no saber el ‘cómo se hace’. Por otra parte el sistema también se muestra excluyente y violento en niveles altos con hombres que se muestran sensibles, o con costumbres modernas que incluyen desde el modo de vestir hasta los deportes que se practican, abarcando vínculos y sexualidad, se es intolerante con lo que se presenta fuera de los estándares de épocas pasadas”.

Ahora es cuando

“Yo no ejerzo violencia contra mis novias o compañeras” dirán los más incrédulos “yo cuido a mis hijos, soy un buen padre” dirán otros tantos desconfiados, lo cierto es que no basta. Para que de verdad haya un cambio profundo y la violencia machista cese es necesario que no sean ellas únicamente quienes salgan a las calles, quienes muestren su enojo y su tristeza por las violencias cotidianas. Aunque de seguro existen muchos hombres preocupados por los femicidios, muchos que día a día deconstruyen los mandatos, urge que se comprometan de igual a igual en esta lucha contra un sistema patriarcal que también angustia y produce dolor a los propios varones.