La ruptura de Alfredo Olmedo con el frente con Gustavo Sáenz y, por ende, con el frente oficialista hizo tambalear el tablero político provincial. Oficialistas y opositores buscan unificar el voto antikirchnerista, y desde el saenzismo ponen al peronismo como límite.

La partida de Alfredo Olmedo del frente electoral constituido en abril con Gustavo Sáenz, puso al intendente a reflexionar sobre los riesgos de erigirse como el heredero natural del urtubeicismo. Con el voto opositor al kirchnerismo desperdigado y con Olmedo jugando por fuera, las chances del jefe comunal de disputarle espacios de poder al peronismo, se achican.

En declaraciones a los medios, el intendente capitalino intentó bajarle el tono a la polémica minimizando la partida de Olmedo. “Los frentes se cierran el jueves a las 8:00 y yo aprendí algo que me enseñó mi gordita querida, uno se arrepiente de lo que dice, nunca de lo que calla. Hasta el jueves no vamos a decir nada” expresó Sáenz, quien no ha participado de las últimas reuniones con referentes provinciales.

El diputado amarillo parece haberse enterado demasiado tarde de las conversaciones entre el intendente capitalino y el Grand Bourg, y por ende, de la inclusión de peronistas y dirigentes como Miguel Isa o Lucio Paz Posse. También advirtió demasiado tarde que, pese a haber conseguido los avales para participar por fuera del frente, los espacios para la negociación son cada vez más estrechos. Por lo que ni sus propios seguidores descartan la vuelta del “amarillo” al frente provincial.

En el kirchnerismo salteño las cosas parecen transcurrir con relativa tranquilidad y apuestan a que después del domingo varios “heridos” se sumen al frente. Al llamado podrían responder algunos dirigentes peronistas sentidos por el desplante de Olmedo y Sáenz.