Lo tuvo que explicar el COE provincial luego de que algunos municipios se lanzaran a anunciar la vuelta de los festivales de verano. 

 

Para algunos empobrecidos municipios, el desarrollo de los tradicionales festivales supone un ingreso interesante de guita. Ingresos que, por cierto, escasamente se ven reflejados en el desarrollo de los pueblos y, en algunos casos, es un misterio saber a dónde fueron a parar.

Quizás este haya sido el estimulante para que algunos municipios decidieran hacer oídos sordos a las recomendaciones del COE central y mandarse a anunciar la vuelta de los festivales de verano. El caso más resonante, sin dudas fue el de San Carlos, donde el intendente Héctor «Rulo» Vargas decidió hacer de prepo la 40ª Fiesta Artesanal de los Valles Calchaquíes, a pesar de no contar con la autorización correspondiente.

A modo de «recordatorio», el COE publicó una nota de prensa en la que, además de machacar sobre las recomendaciones habituales para evitar contagios, dejó en claro que los festivales no están permitidos.

En la lista de «actividades prohibidas» se detalla que no se pueden realizar: Eventos culturales, sociales, recreativos, religiosos o familiares y actividades en general de más de 20 personas en espacios cerrados. La misma limitación regirá en espacios al aire libre, si se trata de espacios privados de acceso público y de los domicilios de las personas, salvo el grupo conviviente.

También esta vedada la realización de eventos culturales, sociales, recreativos o religiosos en espacios públicos al aire libre con concurrencia mayor a 100 personas; la práctica de cualquier deporte en lugares cerrados donde participen más de 10 personas o que no permita mantener el distanciamiento mínimo de 2 metros entre los y las participantes; y los cines.