Por Lola Mento
En la mitología griega, Narciso era un joven engreído castigado por la diosa Némesis, quien hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, el joven acabó arrojándose a las aguas.
En los últimos tiempos, la política local ha generado uno que otro Narciso que si bien no llega a tan tremendo final, es tal el culto a la imagen que se prodigan, que terminan siendo una muestra de chabacanería y mal gusto.
Aunque este tipo de personalidad es característico de la juventud y luego declina con la edad, uno de los principales exponentes -aunque ya entradito en años- es Gastón Galíndez. Quizás sea por esto de la prolongación de la expectativa de vida, o por una cuestión de inmadurez, el subsecretario del arbolado, expone un trastorno narcisista de la personalidad muy marcado, con un fuerte pensamiento de grandeza, y egocentrismo. La gran necesidad de admiración, hace que Galíndez necesite continuamente ser el centro de la escena, y para eso no duda en disputar el lugar destacado en cuanta foto pueda salir, a su ahora líder político Gustavo Sáenz. El conflicto interno del funcionario municipal va más allá, ya que de profesión abogado, pasó por actividades distantes a su profesión, como bombero municipal en su momento, y ahora dedicándose a plantar arbolitos. Eso sí, en el espejo la tiene clara, y no duda en mostrar su físico en cuanta red social tenga a su alcance.
Quien le sigue muy de cerca al anterior, es el también funcionario municipal Emanuel Sierra, el ex bici diputado. Una muestra más de que cuando el ego se agiganta, se nubla el sentido común. Es por eso que al joven se lo suele ver asiduamente en una exhibición no de neuronas, sino de abdominales y poses que rozan el ridículo.
La vigorexia también es padecida por los muchachos de pueblo, y este es el caso de “Nachito” Jarsún, el intendente de Rosario de Lerma, muy apegado a los estereotipos, y más preocupado por estar dentro de los cánones de belleza y la necesidad de sobresalir en redes sociales, que de gobernar su propio municipio que por estos tiempos se le está incendiando pese al excesivo gasto en propaganda y publicidad destinado para su “buena imagen”.
Para completar el cuarteto, se ha sumado en los últimos tiempos Omar Exeni, un joven y exitoso fiambrero, quien a través de Cámaras Pymes en Acción descubrió tras la firma de un convenio con el intendente Gustavo Sáenz, las luces de la fama. Fue tanta la tentación de los micrófonos y el estrellato, que el jovencito decidió dar un paso al costado en el emprendimiento Pyme, y se volcó a una futura candidatura (en buena hora que ingrese sangre nueva y joven a la política). Es así como Exeni comenzó a recorrer los barrios bajo la consiga de #SomosSáenz pero no le alcanzó, y para diferenciarse, la emprendió con una suerte de convencimiento electoral ¡a través del sorteo de picadas en su propio negocio de fiambres y lácteos!
Pero el pre candidato -todavía no sabemos a qué- sorprendió esta semana al erigirse como una especie de icono metrosexual vintage de los 90´, en una fotografía sugerente en la que deja adivinar que se encuentra con torso desnudo. Cualquiera diría un toque de ego, una situación que se podría pilotear, si no fuese por la frase que acompaña la fotografía: “No tengas miedo de renunciar a lo bueno para perseguir lo grandioso. Nunca bajes los brazos, disfruta la vida! Que dios los bendiga a todos”. Con lo cual suponemos que, o Exeni intentaba emular a la campaña publicitaria nudista de Flavio Mendoza promocionando un desodorante, o nos está revelando que fue la fuente de inspiración para popular tema de Thalía y Lali: “Eres lindo, pero bruto”.