Así están las cuentas en las norteñas localidades de Colonia Santa Rosa (Orán) y General Mosconi (San Martín). Informes publicados por la Auditoría General de la Provincia evidencian el descontrol pero llegan cuando los intendentes auditados ya fueron eyectados de sus puestos por el voto popular. (Gonzalo Teruel)  

Si bien los documentos del organismo de control son de ejercicios pasados, 2011 y 2012, nada permite suponer que “los aspectos financieros y de legalidad” hayan mejorado en las comunas dirigidas por Dardo Quiroga y Julián Albarracín.

En el caso de Colonia Santa Rosa, el periodo analizado es el Ejercicio 2011 y demuestra un absoluto desmanejo de los caudales públicos. “Esta Auditoría opina que la Ejecución Presupuestaria de Gastos no presenta razonablemente la información financiera contenida en la misma (…) Esta Auditoría opina que el Estado de Situación de la Deuda para el Ejercicio Financiero no presenta razonablemente la información financiera contenida en la misma” revela el organismo de control y advierte que “el examen global del movimiento y registración de las operaciones financieras analizadas, permiten verificar el incumplimiento de las normas”.

En efecto, el incumplimiento de las normas legales y contables es tan evidente que los técnicos de la Auditoría aseguran que existe una “apertura de conceptos de erogaciones que no coinciden con las partidas aprobadas en el respectivo presupuesto” lo que impide determinar desvíos por cada partida en forma analítica “lográndose establecer únicamente desvíos a niveles globales respecto de lo presupuestado”. Es decir que se sabe que se malversaron los caudales públicos pero no se sabe exactamente cómo, porque, por ejemplo, fue imposible realizar una “evaluación respecto de la veracidad, exactitud, pertenencia y legalidad, sobre la partida de Erogaciones de Capital, rubro Obras Públicas”.

En los dominios de Dardo Quiroga (intendente desde 1999) el manejo de los dineros públicos es tan arbitrario que una sola persona autoriza las compras a efectuar, autoriza las órdenes de pago, realiza extracciones de las cuentas oficiales y firma los cheques y una sola persona efectúa los pagos, custodia los fondos y hace las registraciones. En 2011 el monto total de erogaciones fue superior a los $17 millones y se administró sin los más elementales procedimientos administrativos, legales, de registración y control interno.

Por ejemplo, las erogaciones “corrientes” debían sumar unos $10.105.100 y las “de capital” otros $3.860.000 para totalizar los $13.965.100. Sin embargo, las primeras fueron superiores a los $15.243.847 y las segundas fueron inferiores a $1.947.710 y totalizaron $17.191.557. El Presupuesto de casi $14 millones se transformó en uno de más de $17 millones a través del “desvío” de $3.226.457 (la variación supera el 23%) sin que haya constancia de autorización alguna por parte del Concejo Deliberante para realizar esas modificaciones. A qué partidas se quitaron recursos y para qué fueron utilizados no pudo ser determinado con precisión por los profesionales de la Auditoría.

En el caso de General Mosconi, los periodos analizados son los Ejercicios 2011 y 2012 y revelan un desmanejo aún mayor de los caudales públicos. “Esta auditoría se abstiene de emitir opinión, en razón de no haber podido cerciorarse de la razonabilidad, integridad y suficiencia de las cifras involucradas en los mencionados informes” acusa el organismo de control al analizar la Ejecución Presupuestaria 2011 y la Situación de Tesorería y asegura que la Gestión de Bienes del Municipio “es ineficiente e ineficaz y no contribuye al uso y resguardo apropiado”.

El Presupuesto 2011 aprobado por el Concejo Deliberante estimó “recursos” por $41.321.250, “gastos” por $41.620.000, y, ergo, un déficit financiero de $298.750. Pero la gestión de ese presupuesto fue paupérrima y se obtuvieron recursos por $9.666.833.92 menos y apenas se recaudaron $31.654.416. Peor aún, el desequilibrio fiscal pasó de los $298 a casi $3,5 millones sin que haya constancia de los movimientos realizados por Julián Albarracín (intendente por un solo periodo, desde 2011) y sus colaboradores.

De los gastos pautados por $41.620.000 sólo se concretaron en $35.139.444 o un 85%. La diferencia negativa de $6.480.555 sólo pudo ser estimada en términos globales y sin mayor detalla por parte de los técnicos del organismo de control ante la inexistencia de documentación al respecto.

En idéntico sentido, la Auditoría se abstuvo de emitir opinión con respecto a la “Ejecución Presupuestaria de Recursos y Gastos 2012” porque de nuevo no pudo cerciorarse de la razonabilidad, integridad y suficiencia de las cifras involucradas en los mencionados informes ya que el Municipio no posee un sistema de registración contable integral.

El Presupuesto 2012 aprobado por el Concejo Deliberante estimó “recursos” por $45.106.143, “gastos” por $45.399.508 y, de nuevo, un déficit financiero de $293.365. También la gestión fue pésima y sólo se recaudaron $35.208.608 y se gastaron $39.703.964, unos $10 millones y $6 millones menos de lo pautado respectivamente. Pero pese a esta ejecución menor a la presupuestada, los rubros “bienes de consumo”, “servicios no personales” y “trasferencias” se sobrejecutaron en un 39%, 21% y 21%, respectivamente. Obvio, sin que haya constancia de autorización alguna que los justifique.

El informe de Colonia Santa Rosa fue publicado el 31 de julio y los de General Mosconi el 12 de agosto como parte de una extensa lista de documentos que en los últimos 40 días difundió el organismo encabezado por Oscar Salvatierra. Nazareno, Cerrillos, San Lorenzo, Metán y Las Lajitas completan el listado de informes que ya inquieta a muchos de los históricos jefes comunales de la provincia.

¿Es mera coincidencia o un mensaje que, a través de la Auditoría, está enviando el Ejecutivo Provincial?, es la pregunta que se hacen los intendentes. En Metán y Las Lajitas, Fernando Romeri y Alberto Fermani retuvieron sus intendencias y se muestran tranquilos pero, por el contrario, los que no consiguieron la continuidad y deberán entregar el poder el próximo 10 de diciembre como Julián Quiquinte en Nazareno, Rubén Corimayo en Cerrillos, y Federico Parra en San Lorenzo están nerviosos. Al igual que estos últimos, Dardo Quiroga y Julián Albarracín, están preocupados por vuelta al llano en el ingrato norte salteño.