El momento de la presentación de listas, es en Salta, cuanto menos, esquizofrénico. 

Se arman con un solo objetivo, ganar. Y para ello, es necesario que los candidatos sean, primero conocidos, segundo, aceptados y por último, con-fia-bles. Eso es lo difícil.

La única forma de saber si lo son es a través de las encuestas que cada vez son más mentirosas, porque las encuestadoras manipulan los números en favor de los pagadores permanentes de encuestas. O bien porque los encuestados están hartos de ser predecibles con sus resultados y deciden despistar.

Un paneo general de esta psicosis colectiva es el momento de cierre de listas, particularmente en este año, la cosa es peor.

Venimos de 12 años de un gobierno que terminó bastante mal con su propia gente. Que dividió a la gente en dos bandos para ayudar a los dos candidatos a gobernador más importantes, porque era una costumbre arraigada de Juan Urtubey dejar que los enfrentados se maten en el circo romano para luego decirle al vencedor que en realidad siempre estuvo de su lado. Siendo este accionar típico de la falta de liderazgo político.

Para sazonar un poco más la situación, tenemos a un ex gobernador anterior que, a través de su descendencia y aprovechando la decadencia del “urtubeismo” busco la alternativa para recuperar su capacidad de conducción y obviamente, su poder político, porque el otro, nunca lo perdió, hablamos del otro Juan o sea Romero.

En tercer término tenemos «al candidato» el que contaba con la popularidad necesaria, una cualidad innata en él, pero que siempre estuvo al lado de alguno más grande, por lo que no necesitaba ni tanto poder ni tanto liderazgo, hasta que se convirtió en gobernador.

El resto, son piezas necesarias en el ajedrez político local, pero ninguno vale más que un peón.

A los “petizos” radicales y los “neuróticos” renovadores que no saben para donde correr, pero quieren ser parte de algo y quieren parte de la torta, ahora se suman desde la cueva los «izquierdos del PO», que ya dejaron claro que cuando tienen una cuota de poder no saben como manejarla y terminan haciendo papelones, encima se dividen, haciendo golpes de estado entre ellos mismos.

Pero algo más pasó en la ingeniería política de esta campaña, todos pecaron de ingenuos y unos pocos de «hegemónicos», mejor dicho, dos.

Uno con poder real, otro con el apellido de papá.

Uno buscando el liderazgo de su sector Pablo Outes. El otro, buscando ganar como sea Juan Esteban Romero.

Desde que el “Urtubeismo” se fue del poder junto a su líder, los pocos que quedaban en el sector se sintieron desprotegidos y buscaron refugio bajo las alas de dos sectores, el saencismo o el romerismo. Quienes se fueron al romerismo tomaron la obsecuencia como modo de vida,  esperando ganar algo a la hora del armado de listas, pero llegado el momento, el primer lugar siempre lo van a tener ellos. Para el cargo de diputado el lugar es para Juan Esteban. Y la “Titti” pidió que el primer lugar para concejal de su lista oficial sea para Aroldo Tonini. La otra lista que sigue al romerismo, es la de Dario Madile, quien solo puede ponerse el mismo como primer concejal, porque el primer diputado también sería Juan Esteban Romero. Y convertirse asi en una colectora más del “Clan” Romero.

Por el lado del saencismo, a la cara de “Titere malo” de Outes no se la compra con adulaciones. Es asi que para pertenecer a una lista primero hay que someterse a los sondeos necesarios para ser candidato o no.

A muchos les pasó que se tuvieron que bajar sus exceptivas de alto vuelo y resignar su intención de ser candidatos a senador, diputado o concejal, cuanto mucho.

Uno de los «bajados» fue el propio ministro se salud pública Juan “Jeringa” Esteban y fue el mismo presidente de la CAP quien salió a decirlo a los medios, «lo necesitamos en su función de ministro todavía» fueron las palabras del “Titere malo” Outes, que para nada tuvo en cuenta las ganas de dejar el ministerio que tiene “El Jeringa”. En su reemplazo y de una forma casi ilógica puso como candidato a senador «oficial» de la «lista oficial» del «oficialismo» nada menos que al radical devenido a plural y ahora al cuasi peronista, Matías “Acelga” Posadas, un piantavotos, si los hay. El secretario general de la gobernación nunca ganó una elección y tiene la intencion de que su primera vez sea está, pero del otro lado, desde el PRO toma la delantera Martín “Buchon” Grande, el preferido de “La Pato” Bullrich en Salta, que luego de ser descartado para renovar banca nacional por Rodríguez Larreta, ya se siente dueño de la banca por capital del Senado de la Provincia.

Una de arena para “Titere malo” Outes.

Por el lado de Miguel Isa, la cosa está negra… negra, más fea de lo que pensó cuando le ofrecieron la presidencia del PJ, porque no pudo acomodar a su gente, ofreciéndose “humildemente” para el cargo de concejal, «para empezar de nuevo». El nepotismo de “Titere malo” Outes es absoluta o por lo menos eso demostró a quienes no les dio lugar en la lista del PJ. Solo el partido de “La Felicidad ja ja ja ja”, cercano a Miguel Isa, puede decir que se ganó un lugar aunque se duda bastante que haya sido a través de las encuestas. El candidato a senador por el Frente de Todos sería Mauro Sabadinni, presidente del musical partido, que dentro de la gestión de Miguel Isa no fue el más popular.

Otro que volvería a concejal dejando su actual banca de diputado es el representante de Memoria y Movilización Mario Moreno, que en algún momento obtuvo una banca por el Partido de la Victoria y se presentó reiteradas veces por el PJ. Ante la disyuntiva si él o David Leiva, no hubo mucho qué pensar, la popularidad de Leiva mete 4 concejales seguro, con lo cual Moreno entraría de “jónca”.

El partido de la Victoria por su parte está más ocupado en festejar que recuperó el nombre de Frente de Todos que de ver si sus listas ganan o no.

Así las cosas,  la mesa está servida, por no decir pateada.