Los auditores detectaron numerosas irregularidades en la Cooperadora Asistencial de Pichanal. En un solo año analizado, hay más de $2 millones que parecen haberse evaporado como por arte de magia. El ex intendente está en la cuerda floja. 

 

Muchos recordarán la frase del entonces intendente de Pichanal, Julio Antonio Jalit: «Para robar hay que ser inteligente y yo me considero inteligente». Desde que dejó de ser intendente, las causas en su contra se multiplican y sus detalles demuestran que Jalit no era inteligente, sino que simplemente gozaba de una gran impunidad bajo el paraguas del poder. Ese poder ya no existe, y es como si Jalit hubiera perdido su campo de fuerza que lo protegía de las denuncias: ahora entran todos los golpes. Esta semana la reactivada Auditoría General de la Provincia presentó un informe en el que muestra notorias irregularidades y también deja en claro que, al menos en el caso de Jalit, para robar no había que ser inteligente, sino torpe y desprolijo, extremadamente torpe y desprolijo, para generar tal caos que nadie notara el saqueo. 

El informe

Una Cooperadora Asistencial es un espacio importante. Se supone que está ahí para brindar una protección integral de las madres y los niños en edad escolar; también debe prestar atención nutricional y médica de los alumnos; luchar contra las enfermedades endémicas, transmisibles y/o pestilenciales;  una cooperadora además se pone al hombro la readaptación y reeducación de los enfermos mentales, inválidos físicos y niños infradotados. Una cooperadora está para la protección y asistencia integral de la familia, ancianidad, desvalidos e incapacitados. 

Por eso meter la mano en la lata ahí es tan infame.

La auditoría analizó solo las cuentas del año 2018. Fue suficiente para notar el caos. Un caos organizado. Un caos con un firme propósito: ocultar el saqueo. 

Por ejemplo, los auditores descubrieron que la mayoría de los libramientos de pago carece de sustento documental; que no existe un registro de los beneficiarios de los subsidios otorgados, donde se justifiquen las necesidades a satisfacer y la relación con los montos otorgados; que no  se efectúan arqueos periódicos de fondos.

«La Cooperadora Asistencial del Municipio de Pichanal, manifiesta utilizar y detalla un sistema de información contable que, de acuerdo a lo verificado en las tareas de campo, no se encuentra en funcionamiento. Registra sus operaciones económico-financieras (lib ro banco y conciliaciones bancarias) en forma manual», se puede leer en el i nforme. . 

Este detalle del informe es fabuloso y muestra lo poco inteligente que fue Jalit para robar: «Las firmas de algunos beneficiarios, constan en algunas planillas y en otras, figuran leyendas como “No sabe firmar” o No Sabe leer ni escribir” para idénticas personas».

Además, las aclaraciones de nombres y apellidos que se registran en las planillas de entrega de dinero presentan rasgos similares en distintos beneficiarios.

En el año auditado no queda en claro el destino de $ 2.693.705. 

Hay, además, algo de robo hormiga. Por ejemplo, la Cooperadora Asistencial de Pichanal  presentó la rendición de cuentas Balance de Cargos y Descargos Formularios Nº 01 y 02 del mes de Mayo/2018 por un total de $ 448.000 que corresponden a “Subsidios por Alimentos”. Pero del cotejo y control aritmético de las planillas respaldatorias firmadas por los beneficiarios, surge que las mismas totalizan $ 435.600,  observándose que carecen de firmas 23 beneficiarios (Números de Orden 758 a 780, ambos inclusive), generando un gasto no justificado y sin sustento documental, por un monto de $ 12.400.

Esto pasa todo el tiempo.  Otro ejemplo se dio en julio: se reportan gastos por $ 397.000; pero cuando se hace la suma en la planilla de beneficiarios, el total de subsidios para alimentos llega a $ 361.900. La diferencia es de $ 35.100. 

Es torpe. Es burdo. En el accionar de Jalit no hay nada más alejado de la inteligencia. 

Otros casos, en mira de la justicia

Es probable que Jalit deba sentarse en el banquillo de los acusados, en breve, por otras causas

A fines de febrero, la fiscal penal Mónica Viazzi elevó el requerimiento a juicio debido a denuncias por enriquecimiento ilícito, fraude a la administración pública, peculado, usurpación, falsedad de declaraciones juradas y contaminación, entre otras. 

Una de las denuncias en su contra y que se investigó desde un primer momento fue el enriquecimiento ilícito: el patrimonio de Jalit superaba los 500 millones de pesos. 

El principal motivo por el cual la fiscal quiere a Jalit ante un juez es porque el ex intendente emitió casi 1.400 cheques irregulares, que suman más de $23.000.000. 

La fiscala aseguró que el ex jefe comunal incurrió en el delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, porque autorizó la salida de fondos y emitió órdenes de pago y cheques y otros créditos a favor de empresas privadas que contrataban con el municipio y lo hizo en perjuicio del erario municipal, el interés que él debía representar y defender.