Por todos lados fue significativo lo que sucedió con la serenata a Cafayate, por el trasporte y por los precios que se encontraron en el lugar.

Sorprendió a los usuarios el comportamiento de algunas empresas de colectivos que mostraron un comportamiento desleal por lo de la serenata.

El precio del boleto para sacar durante esta semana fue de $14.000 mientras que la semana anterior estaba a $4.550, incluso si reservas o colocas el pasaje con fecha posterior al fin de semana de la Serenata a Cafayate, sorprendentemente el costo es de $4.550 nuevamente.

Ahi es donde Cafayate muestra una cara que se contrasta con la cordialidad y las buenas vibras.

Lo de las empresas de transporte no fue lo único, también los precios en Cafayate fueron un asalto.
Y esto pone de manifiesto que quienes deben controlar que situaciones como estas no sucedan están durmiendo, o actúan tarde, muy tarde.

El periodista Fernando Climent compartió una publicación que podríamos denominar: ¡que tan bolatriste sos!
Donde se queja de los precios populares y del aumento del 300% del colectivo para ese lugar.

Un agua mineral de 500cc a $2.000, una cerveza a $6.000, papas fritas por 160gs. a $3.000, un fernet a $18.000, o un litro de gaseosa a $4.000.

No parece que sean precios que aporten a correr a los turistas o visitantes serenateños, pero si que espantan a los locales porque tornan privativa una fiesta popular que nació con el espíritu cultural e integrador y no solo comercial.

También es de considerarse que los comercios de esa localidad salteña se vieron cooptados por empresarios de otros lugares del país, desplazando a los cafayateños y al desnaturalizarse la pertenencia del lugar se pueden ver estos abusos que están siendo objeto de cuestionamiento desde hace varios años.

La intendenta logró una buena cartelera para celebrar los 50 años de la serenata, pero no sin polémicas en cuanto a la organización ya que se contrató un sonido para el festival que habría perdido la licitación.r>
Claro que lo acontecido por Cafayate generó la queja de los habitantes de San Carlos, de Animana y de Angastaco, ya que por esta semana les subieron el trasporte para poder llegar a sus lugares de origen o para poder visitar a sus familias. No es la forma de tratar a los turistas ni a los habitantes del lugar ni de la provincia exagerar con los precios, tal actitud parece ser una acción para correrlos, para castigarlos o para armar una cuestión selectiva de algo que le pertenece al pueblo.