El programa de desarme voluntario llega a Tartagal, pero el antecedente capitalino no augura buenos resultados: sólo 50 personas entregaron sus armas en Salta. Se espera una mayor concurrencia en el municipio de frontera.
O es que no hay muchas armas o a nadie le interesa deshacerse del fierro porque la paranoia puede más y nunca falta el que duerme con la 22 a mano en caso de entren los chorros a la casa y pueda hacer la gran Baby y cagarse a tiros con los cacos.
Lo cierto es que la semana que fue destinada al desarme voluntario y anónimo en capital fue un fiasco, puesto que sólo se acercaron 50 personas para entregar sus armas a cambio de una remuneración monetaria.
Ahora en Tartagal, un municipio especial si los hay, cerca de una frontera que se caracteriza por sus altos índices de violencia, tiros y demás, se espera que la iniciativa genere conciencia y se logre así una mayor convocatoria.
A partir de hoy y hasta el 6 de septiembre quienes tengan algún arma de fuego que deseen intercambiar por unos buenos pesos pueden acercarse hasta la Secretaría de Relaciones Institucionales, calle Rivadavia Nº 29. Menos armas no implica menos seguridad, sino menos muertes.