La representación salteña en el senado nacional sigue siendo conservadora: Rodolfo Urtubey y Cristina Fiore representan a la mayoría y Romero a la minoría. Los dos primeros le dieron el OK al nuevo mandamás de las fuerzas armadas: César Milani. Romero faltó a la cita y fue funcional al nombramiento. (Gonzalo Teruel)
El 2013 que termina mostró una Salta distinta, la “Salta Roja” o la “Salta Troska”. El Partido Obrero tuvo el mejor desempeño electoral de su historia: envió a Pablo López al Congreso de la Nación y en las elecciones provinciales consiguió 4 bancas en Diputados y la codiciada senaduría por Capital, y arrasó con el Concejo Deliberante donde tiene el bloque mayoritario con 9 miembros.
Sólo le faltó presencia en el Senado de la Nación. Cristina Foffani hizo una buena elección pero no pudo con los aparatos de Juan Manuel Urtubey y de Juan Carlos Romero. En efecto, la representación de la provincia en el Congreso sigue siendo tan conservadora como siempre: Rodolfo Urtubey y Cristina Fiore representan a la mayoría y Romero a la minoría.
Ese conservadurismo y su consecuente renuencia a investigar los crímenes de la represión ilegal quedó de manifiesto esta semana: Urtubey y Fiore avalaron el ascenso de César Milani a Teniente General y su confirmación al frente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Romero no estuvo en la sesión. Sus colaboradores dijeron que estaba de viaje en el exterior pero su ausencia fue funcional a la aceptación del pliego del militar propuesto por la presidenta Cristina Fernández.
Sorprendió la insistencia del kirchnerismo para imponer a un militar mencionado en el “Nunca Más” de La Rioja, sospechado de haber participada en la desaparición de personas. No sorprendió, en cambio, la postura de los senadores salteños.
En las sucesivas elecciones de 2013, Salta mostró su costado más progresista pero algunas cosas todavía no cambian. El Senado sigue siendo un lugar exclusivo para lo más rancio de la política salteña.