A casi seis meses del asesinato de Jimena Salas, el abogado de la familia de la víctima habló con Cuarto Poder de todo: el silencio de los fiscales, la pereza de las investigaciones y la necesidad de técnicas alternativas de investigación. (Stephanie Tiemersma)

El 27 de enero de este año, ocurrió uno de los crímenes más violentos de la historia reciente de Salta. Jimena Salas, esposa y madre de dos hijas, fue apuñalada cuarenta veces mientras permanecía en su casa del Barrio San Nicolás, en el municipio de Vaqueros. Este crimen abrió una incógnita que hasta el día de hoy no se puede resolver. El último contacto con la víctima lo tuvo Nicolás Cajal, su esposo, a las 13:15 por mensaje de texto. A las 13:45 Cajal encontró a su esposa muerta y a sus hijas encerradas en un baño de la casa. En torno a ese corto lapso de tiempo ronda toda la investigación que se llevó a cabo y que aún no tiene sospechoso.

El fiscal de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas N°2, Pablo Paz, arrojó a la prensa un retrato hablado, es decir, un dibujo del sospechoso un poco menos específico que un identikit y que se produce a través de los testimonios de varios testigos. Estos dicen haber visto a un hombre con un perro “caniche toy” pidiendo entrar a la casa para mostrar al animal, lo que supuestamente explicaría cómo el asesino ingresó al domicilio de Jimena sin haber forzado cerradura alguna ni haber dejado rastro que arroje un poco de luz a la investigación. Algunos familiares, sin embargo, descreen de la hipótesis y aventuran que Jimena no hubiese dejado entrar a alguien para observar a un perro pudiéndolo ver desde la calle.

El abogado

Cuarto Poder visitó el estudio de Pedro Arancibia, el abogado que patrocina al marido de Jimena e integrante de la Fundación Edmond Locard que brinda asistencia jurídica y científica a familias víctimas de crímenes graves. La sala de espera tiene un gran sillón donde algunos clientes del letrado esperan ser atendidos.

Cuando por fin Arancibia puede recibirnos, nos explica que trabaja con su equipo de peritos justamente en el caso de Jimena. Ya frente a él, el hombre pacientemente se dispuso a relatar las peripecias del caso.

“Aún se están haciendo las pericias al celular de Jimena ya que estaba roto en el momento en el que lo encontraron y todavía no se terminaron de revisar las cámaras del 911. Esa es una crítica que hacemos a la investigación ¿Cómo puede ser que todavía no se hayan revisado todas las cámaras? Todo va muy lento, no se identificó aún a ninguna persona, ni el móvil por el cual podría haberse cometido el crimen. Hay pruebas que se van procesando. Son de tipo genético, de rastros en el lugar, cuestiones técnicas, pero nada más”.

Arancibia también relata que hace bastante propusieron hacer una perfilación criminal. Una técnica factible de realizarse luego del mes y medio de investigación  ya que se precisa recabar varias pruebas para realizarla correctamente. La técnica se hace mediante un análisis exhaustivo de la escena del crimen, de la víctima y de los datos proporcionados por la policía científica para deducir las características psicológicas y conductuales del criminal. Es un método que empezó en Gran Bretaña con el patólogo forense Dr. George Philips y luego fue perfeccionado por el FBI estadounidense.

“Todos los detalles que te puedas imaginar pueden sacarse con esta perfilación. Es una técnica muy difícil que la hacen muy pocas personas altamente formadas en criminalística, criminología, sociología, entre otras áreas. Generan una visión global del crimen y en función de eso van reduciendo las hipótesis. Lo hacen muy pocos en el país y lo requerimos para avanzar en la causa”, enfatizó. No menos importante resulta el hecho de que la técnica mencionada puede determinar la mecánica del hecho: cómo se produjo el mismo, la cantidad de personas que estuvieron involucradas, si fue rápido, lento, si fue una reacción o una acción directa, si hubo actitud defensiva, dónde y cómo se dio el traslado de la persona o su ingreso.

“Para hacer esto el Estado tiene que destinar recursos, designar gente idónea, tratar de agilizar el procesamiento de un montón de datos con informes. Por ahí también viene nuestro reclamo. Entendemos que es un caso complejo pero hay que hacer lo posible para resolverlo. Nosotros sólo podemos sugerir medidas al fiscal porque al no haber imputados no podemos constituirnos como querellantes.  Otra cosa que hacemos es manifestar cuestiones de manera pública. Estas son las únicas herramientas de las que disponemos para acelerar la causa. Pedimos las cosas de manera razonable y objetiva, pero no podemos hacer más”, enfatiza Arancibia.

La pereza en las investigaciones no es un reproche menor del letrado a la justicia. Según él, acciones como las que reclaman deberían haberse hecho al mes de lo ocurrido. Lentitud que seguramente no va a remediarse por una combinación de variables que van desde la falta de recursos, la ausencia de voluntad política del ejecutivo provincial para destinar más herramientas a la resolución del caso y hasta la sucesión tenebrosa de femicidios en la provincia: “En seis meses se cometieron la misma cantidad de femicidios que en todo el año pasado. Eso significa que el personal ahora tiene el doble de trabajo cuando ya estaba complicado el año pasado”, concluye el letrado.

Un banco de ADN

Un viernes antes, nos dirigimos a la marcha que todos los viernes a las 19 horas realizan familiares y amigos de Jimena en Vaqueros para pedir justicia. Allí hablamos con Carlos Gordillo, primo de Nicolás Cajal, quien todas las semanas participa del reclamo que incluye pancartas y un corte de ruta cada cinco minutos para alcanzar más visibilidad.

No eran muchos pero en los ojos de Nicolás se veía el deseo de justicia. Ese día, luego de hablar un rato, Gordillo nos dio amablemente su número de celular y en una entrevista telefónica nos planteó su punto de vista: “Yo busqué información con genetistas para hacer un proyecto de ley que cree una base de datos genéticos. Hay muchas muestras de ADN tomadas en este caso pero si uno no tiene con quién comparar ¿cómo hace para determinar quién fue el culpable? Intenté hablar con los políticos al respecto de esto pero no recibí apoyo”.

Sin resignarse, Gordillo relata que sin soluciones por parte del Estado, él inició algunas averiguaciones: “Hay una genetista que hace cuatro años presentó el proyecto y se lo desaprobaron, ahora va a intentarlo de nuevo. El proyecto está armado con bastantes fundamentos”, comenta a Cuarto Poder.

Por otro lado, también expresó su opinión sobre la falta de información que recibe la sociedad por parte de la fiscalía: “Creo que deberían dar más datos porque uno nunca sabe quién puede ser el que sepa algo. Capaz todas las noches el auto del delincuente se estaciona en mi puerta y yo ni enterado y alguien lo podría señalar”.

Pasaron ya casi seis meses de lo ocurrido en Vaqueros y la única respuesta que se obtiene es un silencio que asusta y desconcierta. Un silencio que permite que una mujer sea asesinada, deje a sus hijas sin madre y que la impunidad emerja para adueñe de todo.

Identikit del sospechoso.