Abocado a la empresa de conducir el PJ nacional, Urtubey descubre que varios jugadores quieren lo mismo. Por ahora insiste en modernizar al partido, dotarlo de valores republicanos e impulsar una elección directa de autoridades.

Es curioso, pero hasta ahora los apoyos decididos a la empresa de Urtubey parece provenir del grupo Clarín y el diario La Nación, que se convirtieron en la tribuna desde la cual el salteño anuncia la muerte del kirchnerismo, enfatiza en la necesidad de institucionalizar al peronismo, inhumar las roscas políticas y ayudar al PRO a gobernar.

Si de “compañeros” se trata, los más cercanos al mandatario salteño son el inefable gobernador formoseño, Gildo Insfrán, y el experimentado mandatario  sanjuanino José Luis Gioja. Con ellos impulsa Urtubey la idea que vendría a sintetizar su reclamo de un PJ republicano: convocar a una elección en el seno del partido nacional, elegir una autoridad a través del voto directo que, aseguran, dará legitimidad al elegido para ser un interlocutor válido con el macrismo.

Por fuera de ello, las cosas son más difusas y la razón puede explicarse con relativa facilidad: el peronismo es un espacio en donde hay muchos jugadores, varias conductas e innumerables decisiones que saben bien que para ganar deben imponerse a muchas voluntades que en general tratan de engañarse uno a otros.

Y entonces esas voluntades empiezan a jugar. Cristina Kirchner insiste en que las elecciones no la inhumaron. Tiene razón, tras doce años de gobierno en donde pantallas televisivas, radios, periódicos y hasta libros buscaron mostrar a las políticas de la Casa Rosada como una cadena de sinsentidos; en las PASO donde los convencidos por un proyecto se expresan sin condicionamientos  el porcentaje llego al 88%; mientras en las generales, casi la mitad de los electores apostaron a lo mismo sea porque eran convencidos o estaban seguros de que la continuidad era mejor al cambio que proponía Macri.

No es poca cosa. Por eso Scioli también intenta decir que eso votos son suyos y por lo tanto reclama supervivencia. Por las dudas ambos se juntaron para hablar sobre el partido y propusieron una conducción colegiada para evitar la fuga de díscolos como el propio Urtubey, diluir en el conjunto a las personalidades fuertes y muy particularmente mantener bloques legislativos  homogéneos que pueda condicionar mejor al macrismo.

No son los únicos que juegan. También busca hacerlo el otro gobernador de una provincia chica como la salteña que puede reivindicar triunfos electorales en el 2015: Jorge Capitanich que a diferencia de Urtubey pretende mostrarse como el ala progresista del justicialismo. Y después esta Sergio Massa y José de la Sota que ensayan un enunciado similar al de Urtubey aunque deben ver como sortean el hecho de que hayan sacado los pies del plato en este proceso electoral.

Hasta Macri juega. No porque uno u otro le resulte más o menos simpáticos, sino porque precisa de un bloque de legisladores peronistas balcanizado que le permita negociar por separado para llegar a acuerdos parlamentarios. Balcanización más probable con Cristina de Kirchner con vida que retirada.