Qué relación existe entre las Madres de Plaza de Mayo y el feminismo.

Nora Cortiñas, Presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea fundadora hace dos días cumplió 90 años. Hace un tiempo contó que ella se considera feminista aunque nació en un hogar donde reinaba el machismo, pero que ahora no tiene vergüenza en admitirlo.

En una entrevista que le realizaron hace unos años, ella respondió:

¿Nora, usted se considera feminista?

Si ahora si, antes no, antes no era y no entendía qué significaba. Yo vivía en mi hogar de machistas y como estaba rodeada de gente que criticaba el feminismo, no entendía qué era ser feminista. Hasta que se llevaron a mi hijo y empecé a salir a la calle, empecé a tener amigas del feminismo que me fueron explicando que ya no era como yo pensaba y empecé a entender que yo además de deberes tenía derechos y ese fue el primer paso y después bueno, soy moderada porque no podés ser feminista de golpe. En algunas cosas por ahí opino y no parezco tan feminista pero uno no puede darse vuelta como un guante, sino que vas aprendiendo y vas tomando lo que te parece que es sensato y que vos vas estando de acuerdo.

-Con su larga trayectoria de lucha, ¿Qué mujeres reivindica?

Reivindico a muchas mujeres que he conocido en este caminar, muchas mujeres que me enseñaron a reconocer mis derechos, que me enseñaron a no rendir siempre el culto a las obligaciones, de a poco yo fui aprendiendo. Tengo muchas mujeres referentes y cada día van surgiendo nuevas, una de las cosas más importantes que aprendí fue decir “acá estoy y soy así”, no tengo vergüenza en decir que mi papá era un machista terrible, que mi marido también era machista, celoso, terrible todo. Además de eso tengo dos hijos varones: Gustavo (desaparecido) y Marcelo, pero ellos no heredaron ese machismo que tenía el padre por suerte.

Yo soy optimista con la Juventud, creo en la juventud, la juventud para mi no es el futuro sino el presente, son hoy y ahora, cada tanto veo un florecer de hombres y mujeres jóvenes que toman una posición política sin hacer partidismo, los estudiantes, profesionales, yo creo que están avanzando. Está muy difícil la cosa para la mujer en Argentina y en el mundo. Yo una vez que viajé a Italia que nos habían invitado unas feministas, después de estar ahí viéndolas, nos dábamos cuenta que eran feministas pero donde ellas estaban mandan los hombres, en general los lugares de decisión son ocupados siempre por hombres, falta mucho…

Acá en América Latina se ha avanzado, hay presidentas mujeres en varios países, de la única que me avergüenzo definitivamente es de Isabel Martínez de Perón que fue el fiasco más grande como mujer, pero después todas las mujeres que tenemos presidenciables y presidentas tienen que pelear contra un mundo de hombres y de machismo y me imagino que la deben pasar a veces medio duro. Yo admiro a todas las mujeres jóvenes que hacen comunicación, a las mujeres maestras que antes se las consideraba como el último grado de profesión, etc. Me pasó que hace 60 años yo tenía un primo que era maestro y yo se lo cuestionaba porque no entendía por qué él era maestro, en fin, siempre viví con ese tipo de confusiones y ahora también seguro tengo otras confusiones también, yo todavía soy ingenua, aprendo de los jóvenes.

*Entrevista realizada en el programa Graves y Agudas en Radio Sur FM 88.3

Mientras que en otra entrevista realizada por la periodista Luciana Peker, Norita contó su relación con el feminismo:

–¿Cómo te hiciste feminista?

–Las amigas feministas se arribaron a nosotras cuando había mujeres de partidos políticos que no veían con buenos ojos nuestro atrevimiento de ir a Plaza de Mayo. No tenían en cuenta que nos habían amputado una parte de nuestra vida. No éramos heroínas, sino madres que sentíamos el golpe terrible de la desaparición de un hijo o una hija. Pero no todas las madres son feministas, ni todas las feministas son madres.

–¿En un primer momento no combinaba ser madre con ser feminista?

–En ese momento no era difundido el feminismo. Ahora los mundos están unidos, pero, en los años ochenta, te mostraban una marcha feminista como desentendidas de lo que a nosotras nos convocaba que era estar apegadas al hogar. El feminismo te asustaba. Nosotras estábamos criadas dentro de un patriarcado y no te podías despegar tan fácil. Pero salir a la calle, hablar con otras mujeres, nos cambio.

–Vos contaste que en un Encuentro de Mujeres empezaron a hablar de sexualidad y te sacaste el pañuelo porque te dio pudor

–En ese momento parecía que hablar de placer no combinaba con buscar a nuestros hijos e hijas. Pero cuando dejas las cuatro paredes de tu casa ya vas cambiando. Empezás a aceptar a otros. En algunas familias muy patriarcales la homosexualidad era criticada, no como ahora, que hay libertad.

–¿Cómo eras antes de convertirte en una Madre de Plaza de Mayo?

–Mi papá, Emanuelle, era un catalán muy machista, pero no quisiera decirlo para desvalorizarlo, era criado en la idea que el padre era la figura, el que tomaba las decisiones y el era muy celoso de sus hijas. Mientras que mi mamá, Mercedes, era muy tímida. Mi marido, Carlos, era igual, pero un poco más moderno porque creo que mi suegra era feminista sin saberlo. Ella tenía más autoridad. Yo cuando me casé creí que tenía deberes y no que tenía derechos, aunque mi marido era respetuoso y no era ni violento, ni mal educado conmigo. Era muy considerado, pero era patriarcal. Igual caminamos juntos por la vida y tuvimos a Gustavo y Marcelo. Soy viuda hace 24 años. Pero yo era la machista. Y cuando desaparece Gustavo, en 1977, y me tengo que topar con un mundo tan difícil para una ama de casa, ahí doy un paso para adelante. La mujer estaba muy desvalorizada por los militares y la Iglesia Católica.

–Fuiste una de las pioneras de la comisión organizadora del Primer Encuentro de Mujeres. ¿En qué te cambiaron la vida?

–Los Encuentros de Mujeres te van ayudando a entender, en la medida que te encontras con las historias de otras mujeres, de otras dimensiones como seres humanos. Yo no creo que sea la feminista perfecta, pero desarrollé un feminismo a mi modo. Y, en el 2015, Ni Una Menos, que explotó de una manera terminante, ayudó a la visibilización y a decir “acá estamos, tenemos derechos” y eso animó a otras mujeres, que son tímidas, o que se asustan. Yo creo que ahora los hombres nos tienen miedo porque nosotras ya no les tenemos miedo.