El primer semestre concluyó con poco más de 17 millones en subsidios a instituciones y deportistas salteños. Curiosamente la institución más beneficiada fue un club de básquet, mientras el deportista individual un motociclista. (R.M.)

Los intelectuales y la izquierda que ven en los fanatismos generados por el fútbol una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos, pueden vivir tranquilos en Salta. Y es que acá es más probable que surja un Manu Ginóbili que un Lionel Messi a la luz de quienes fueron las instituciones deportivas más beneficiadas por el gobierno provincial con los subsidios que no son muchos pero existen.

Es lo que surge de un relevamiento de los decretos que entre el 22 de marzo y el 28 de junio de 2016 se publicaron en el Boletín Oficial. Se trata de 23 subsidios otorgados por la Secretaria de Deportes y que en conjunto supusieron $17.235.840 repartidos de la siguiente manera: $10.100.000 entre 8 clubes de fútbol que participaban de los campeonatos argentinos federales A y B; $3.218.000 destinados al Básquet; $1.250.000 transferidos a Fundaciones; $900.000 girados exclusivamente al motociclista Kevin Benavides; $807.840 para el rugby; $360.000 para el vóley; $300.000 al Hockey; $200.000 a la natación y $100.000 al Taekwondo.

Una lectura más detenida de los convenios revela sin embargo algunas curiosidades. Por ejemplo que los clubes salteños Gimnasia y Tiro y Juventud Antoniana recibieron en los hechos menos dinero que el Centro Vecinal Villa 20 de Febrero que presentó un proyecto denominado Salta Básquet 2015 – 2016. Ocurre que los primeros firmaron convenio por $3.000.000 cada uno para ayudar a solventar gastos por su participación en el Torneo Federal “A” distribuidos en 12 cuotas de $250.000 mensuales. La letra de documento, sin embargo, estipulaba que la ayuda se suspendía cuando se dejara de participar en el mismo con lo cual la ayuda quedó reducida a la mitad -$1.500.000- en tanto esos equipos quedaron eliminados en junio pasado.

La cifra está muy por debajo de la recibida por el Centro Vecinal Villa 20 de Febrero, el cual es representado por el empresario gastronómico Tupac Pugioni y que recibió $2.450.000 pagadero en 7 cuotas fijas y mensuales de $350.000 que incluyen los meses de enero a julio. El dinero debe solventar el Proyecto Salta Básquet, sin que ninguna cláusula estipule la suspensión de la ayuda por malos rendimientos.

Una situación que se repite con el ya  famoso motociclista Kevin Benavides. Fue él quien resultó el deportista más beneficiado individualmente. Percibió una ayuda de $900.000 pagaderos en 10 cuotas (marzo a diciembre) de $100.000 mensuales que no depende de resultados deportivos al aclararse que el subsidio se destina a la preparación profesional y participación en competencias durante el calendario 2016.

Sos de la “B”

Esos dos subsidios destinados a dos disciplinas que evidentemente no hipnotizan a los salteños como sí lo hace la pelota, son similares a los que por convenio debían percibir los cinco equipos de fútbol que participaban del torneo Federal “B”: el popular Central Norte, Deportivo El Tabacal de Orán, Atlético Pellegrini, Atlético Mitre y Atlético El Progreso de Rosario de la Frontera. Todos debían recibir $720.000 que en conjunto sumaron $3.600.000, apenas un poco más de los $3.350.000 que sumaron el centro vecinal conducido por Pugioni y el propio Benavides.

No habría que obviar, sin embargo, que lo que iba a percibir cada uno de esos 5 clubes se debía efectivizar en 6 cuotas de $120.000 a pagar entre enero y junio del año 2016. Salvo Central Norte que fue eliminado en junio, el resto de los equipos quedaron en el camino antes con lo cual el Estado se ahorró algunas pesos en virtud del artículo del convenio que establecía que en caso de dejar de participar de la competencia automáticamente se suspendía la ayuda económica. Suspensión de ayuda que no acompleja al secretario de Deportes, Sergio Plaza, quien habiendo sido un profesional de esa disciplina se desentiende de la ayuda como lo hacía de la pelota en sus tiempos de jugador: silbando y mirando para otro lado.

Los casos reseñados dan una idea de los criterios que rigen las ayudas económicas: el gobierno no pagan para que el deporte ayude a recuperar o evitar en el futuro almas atribuladas, tampoco para fomentar el desarrollo físico y espiritual de los que apuestan al deporte,  sino para incentivar mayores rendimientos. Las cláusulas que condicionan la ayuda a los clubes de fútbol lo confirman; pero también la comparación entre el caso del motociclista Kevin Benavides y la Fundación APROCEN.

El primero no sólo es un profesional bien pago en la disciplina, también empieza a convertirse en una celebridad del deporte por sus innegables logros y tal vez por ello recibirá del Estado $900.000 pesos anuales. Un monto algo superior a los $864.000 a percibir por la Fundación Agrupación Pro Centenario de Central Norte en diez cuotas de $86.400. Esta institución es la que por la funciones que cumple debería ser objeto de algunos beneficios mayores: se hizo cargo de las inferiores del club de avenida Entre Ríos, entrena a cientos de niños y adolescentes, alquila los predios de entrenamiento, gestiona atención médica y vacunación para los practicantes, trabaja con los padres de los chicos y lucha denodadamente para contar con instalaciones en un predio de la zona norte cedido, hay que decirlo, por el gobierno.

El criterio a veces favorece a jugadores no profesionales. Sólo así se entiende que una disciplina que tuvo en el año 2015 su apogeo, como el básquet, haya contado con subsidios por un total de $768.000 a otros dos clubes: Club Unión de Orán que percibió 6 cuotas de $100.000 entre enero y junio para participar del torneo federal de la disciplina; y el Centro Vecinal de Bº El Tribuno que debiendo participar de la liga “C” contó con el beneficio de $168.000 repartidos en 4 cuotas de $42.000 entre febrero y mayo. Eso sí, en ambos casos se repetía la cláusula que disponía el cese de la ayuda en caso de descalificación. Condición que se repite en el caso del convenio firmado con los deportistas amateurs del equipo de vóley de Central Norte que percibió tres cuotas de $120.000 entre enero y marzo a condición de llegar hasta el final.

Amateur, amateur

Ello explica el poco monto que reciben las disciplinas no profesionales. Entre ellas se destaca el hockey sobre césped: $300.000 para solventar gastos de transporte para los distintos seleccionados que participan de competencias nacionales. Un poco más que lo recibido por la Unión de Rugby de Salta que para llevar adelante actividades del calendario 2016 percibirá $269.280 anuales; cifra similar que no el mismo objetivo se destinó al Universitario Rugby Club y Gimnasia y Tiro Rugby Club.

El resto de los convenios identificados por Cuarto Poder sólo confirman que los sacrificados deportistas de la provincia deben tener poco tiempo para procesar las presiones que genera la necesidad de siempre ganar o el terror que provoca el fantasma de la derrota. Para ello lo importante es sólo sobrevivir. Veamos. Federación Salteña de Taekwondo: $100.000 anuales; Federación Salteña de Natación: $200.000; Fundación Cruz de Iruya que se dedica al fútbol infantil: $32.000 anuales; Fundación Amigo del Niño: $162.000; Fundación Deporte y Arte: $192.000.