Fortaleciendo el espíritu del Operativo Escudo Norte, creado en 2011, Macri justificó sus reformas a las Fuerzas Armadas en la necesidad de reforzar la frontera para combatir el narcotráfico. 

El presidente, Mauricio Macri, anunció hoy modificaciones en las Fuerzas Armadas, a través de las cuales se espera mayor intervención de las mismas en la seguridad interna.

El mandatario habló desde un ex centro clandestino de detención de la última dictadura e informó que, desde agosto, se volcarán 500 efectivos del Ejército a que asistan en tareas concretas la acción de la Gendarmería en la frontera norte.

Esa política no es una novedad, ya en 2011 el kirchnerismo había puesto en marcha el Operativo Escudo Norte, involucrando las Fuerzas Armadas en el blindaje fronterizo, estrategia para combatir el venta de drogas.

Un sobre cerrado llegó minutos antes de cerrar este artículo a la redacción de Cuarto Poder. En el dorso decía: «Fiesta de disfraces – reecuentro de egresados del Newman».

El camarista federal salteño, Renato Rabbi-Baldi Cabanillas, celebró la decisión y consideró que el Operativo Escudo Norte había entrado en un amesatamiento luego de sus primeros años a puro combate contra el tráfico de sustancias.

Los mismos años en los que, aparentemente, el juez federal de Orán, colega de Rabbi-Baldi Cabanillas, Raúl Reynoso, recibía coimas de narcotraficantes.

En su anuncio, el presidente Macri reconoció que las fuerzas se involucrarán en tareas de seguridad interna y ciberseguridad. Utilizó la idea de modernización para mencionar las reformas que no tienen otro sentido que reforzar la sinergia del aparato represivo del estado.

A poco de cumplirse un año de la desaparición de Santiago Maldonado, con más de perversidad que de casualidad, Macri blanqueó lo que de hecho sucede como bajada de línea interna desde que Cambiemos gobierna: la prefectura pudo matar por la espalda a Rafael Nahuel, el gatillo fácil en Tucumán no tuvo reprimendas y se hizo doctrina de la animosidad de un tal Chocobar, penosamente salteño.