El Concejo Deliberante libró a Gisella Moreno del juicio político. Había fallado a favor de una conocida (Foto: «Amigas son las amigas: Catalina Karcher /izquierda/ Giselle Moreno /derecha/) con argumentos tan precarios que parecía imposible no hacer lugar al pedido de juicio. El isismo sigue protagonizando escándalos que lo hunde semana a semana en un crónico desprestigio político. Daniel Avalos

Aclaremos rápido que Gisella Moreno no forma parte de eso que la jerga política identifica con el poder municipal, ese selecto grupo con fuerza suficiente para otorgarle direccionalidad política a una gestión de gobierno determinada. Gisella Moreno se parece más a eso que suele identificarse con el adjetivo de perejil político: seres anónimos y poco sofisticados que aunque creen tener poder, precisan del favor de las cúpulas y del azar para seguir manteniéndose en pie.

Como Juez del Tribunal de Faltas Municipal de 2º Nominación, Moreno había protagonizado un fallo increíble que favoreció a una amiga que era hija y patrocinante letrada del imputado Aroldo Karcher. Y en ese pequeño detalle, el oficialismo encontró la forma de justificar el reprochable comportamiento de Gisella Moreno: argumentó que la ordenanza 7227 efectivamente hace factible de juicio político a los jueces que no se apartan de una causa en donde hay parentesco a amistad manifiesta, pero precisaron que el parentesco o la amistad debe ser directa entre el juez y el imputado. Y en tanto la Jueza de Falta es amiga de la hija y abogada del imputado y no de este, el oficialismo considero oportuno desestimar el pedido de juicio político que se había impulsado contra Moreno. La votación fue de 10 a 8 y los que se expresaron en contra del inicio del proceso fueron los concejales Socorro Villamayor (FP), César Álvarez (PV), Gustavo Castro (MMS), Frida Fonseca Lardies (PJ), Emiliano Godoy (PJ), Zulma Pedraza (BFP), Martín Poma (PPV), Hugo Sumaria (PJ), Beatriz Camacho (WG) y Marcelo Segura (FORJA). El debate duro sólo una hora.

Amigate con la jueza

La letrada favorecida por Gisella Moreno se llama Catalina Karcher. Es la representante legal e hija del propietario de una casa ubicada en Los Inciensos 459 del Bº Tres Cerritos y que protagonizó una trama relativamente fácil de resumir: los Karchner iniciaron obras de ampliación y remodelación en su domicilio en junio de este año; las obras produjeron daños en la casa lindante que los damnificados certificaron mediante escribano (Escritura 99 del 7 de agosto del 2013 labrada por Escribanía Coll); damnificados que finalmente solicitaron la intervención municipal para exigir a los Karcher los planos correspondientes, el nombre del profesional a cargo y una inspección. El resultado de esta inspección puede leerse en una nota del 20 de agosto pasado que la Directora de Obras Particulares de la Municipalidad elevó a la Directora General de Asuntos Jurídicos (Expediente administrativo 047610-SG-2013). El informe anotició a la última algo bastante común en la ciudad: que la obra de los Karchner no contaba con planos, que el municipio le ordenó al Jefe de Familia suspender las obras y que los propietarios hicieron caso omiso de la orden.

Allí entra en escena Gisella Moreno. Las tres actas de infracción (6.014 del 5 de agosto; 6.015 del 13 de agosto; y 6.619 del 20 de agosto) llegaron al Tribunal que presidía Moreno que, para sorpresa de los denunciantes y de los propios inspectores municipales, desestimo las denuncias y sobreseyó a los denunciados. Recuperados los denunciantes de la sorpresa, pronto fueron presos de la curiosidad. Se dirigieron al despacho de la Jueza quién muy segura de sí misma explico al matrimonio que el criterio que adoptó para absolver a los acusados era el correcto. Sobre las características de esos criterios nadie supo nada porque la Jueza negó al matrimonio Cornejo – Usandivaras el expediente que contenía la sentencia aduciendo que – con una velocidad sorprendente para los tiempos administrativos municipales – el expediente ya había sido remitido al Archivo General. La sentencia, sin embargo, llego a manos del matrimonio Cornejo-Usandivaras por otra vía: el sobreseimiento rubricado por Gisella Moreno había sido presentado por la misma Catalina Karcher a la municipalidad para que esta autorizara el reinicio de las obras. Junto con la sentencia absolutoria, la abogada e hija del imputado presentó los planos de la construcción que al inicio del litigio no existían.

En lo que a la sentencia se refiere, hay que decir que estaba fechada el 4 de octubre pasado y que los argumentos eran los siguientes: con respecto a la infracción 6.014 vinculada a la falta de planos de la obra denunciada y certificada por el inspector municipal Manuel Sola, Gisella Moreno decidió que el error de registrar la numeración del domicilio erróneamente (Los Inciensos 565, cuando en realidad la numeración correcta era 459) alcanzaba para desestimar la denuncia; para el caso de la infracción 6.015, en cambio, la Jueza acepto como valido que los Karcher declararan no saber quién había firmado la recepción de la notificación; finalmente, y en relación a la infracción 6.619, Gisella Moreno prefirió desestimar la voz del inspector municipal que registro la continuación de la obra aún cuando se había ordenando suspender las mismas y creer el descargo de los Karcher que adujeron que en su casa nadie construía nada porque, en realidad, lo que el inspector vio fueron operarios realizando tareas de limpieza y retirando herramientas del lugar.

Tweter deschava todo

El frustrado matrimonio se desconcertó. No podía entender que Moreno violara el artículo 55 de la Ley 7690 y les negara el acceso a la sentencia que absolvió a sus vecinos. Mucho menos entendían como simples errores numerales en vez de ser subsanados por la Jueza de Faltas a partir de las facultades con las que cuenta según la ordenanza 14.136 del 2011, decidía lisa y llanamente desestimar las denuncias debidamente certificadas por las inspecciones municipales. Fue entonces cuando concluyeron que lo que había que hacer era otra cosa: averiguar quién era Gisella Moreno y tratar de establecer si había alguna relación entre esta y la familia favorecida por sus fallos.

De los Karcher sabían mucho. Cuarto Poder mantuvo contacto con Florencia Usandivaras e indagó sobre la relación entre su familia y los Karcher. Florencia fue tajante: la buena vecindad nunca existió. Ni bien adquirieron el terreno en donde hoy se levanta su casa, el señor Aroldo Karcher los recibió con una exigencia perentoria: pagar por la medianera que este último había levantado hace años “para evitar problemas”. Así se hizo. El acuerdo quedó registrado en un acta en donde se asentó que los Cornejo abonaban la suma de $7.500 por la medianera y en donde el mismo Karcher manifestaba conocer “el proyecto de construcción de la vivienda de Sr. Martín Cornejo y que no tiene nada que objetar al mismos hasta su total terminación”. En el 2012 esas palabras quedaron en la nada. La familia Cornejo inicio la segunda etapa de su casa y fueron denunciados por el vecino que exigió los planos correspondientes. El matrimonio fue notificado por la municipalidad sobre la denuncia y luego de presentar los planos previamente aprobados, recibieron el ok municipal para seguir adelante. De Catalina Karcher, por su parte, sabían que era empleada del Boletín Oficial. Cuarto Poder confirmo la situación y encontró más de un decreto que registra el contrato de locación de servicio que la une al gobierno de la provincia. El último de ellos fue sancionado y publicado en el Boletín Oficial en abril de este año y lleva el número 970/13.  También es fácil advertir que la treintaniera abogada busca con tesón ingresar al Poder Judicial: en noviembre del 2012 se presentó en el concurso convocado para seleccionar postulantes para cubrir el cargo de juez de 1º Instancia en lo Civil y Comercial de 2º Nominación del Distrito Judicial Centro; en abril del 2013, mientras tanto, se inscribió para el concurso que buscaba cubrir cargos de Secretarios de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial.

Pero el que resolvió el misterio final sobre la increíble benevolencia de Giselle Moreno para con los Karcher fue twiter. Esa red social confirmó que Catalina Karcher (hija y letrada patrocinante del imputado) y Gisella Moreno eran amigas. Una foto publicada por la misma Moreno en esa red social el 12 de noviembre pasado, muestra a un grupo de amigas en la que destacan la jueza que dicto sentencia a favor de la abogada e hija del denunciante. Las fotos fueron certificadas por el escribano Simón Dubois y ofrecidas como pruebas por el matrimonio Cornejo al presidente del Concejo Deliberante, Tomas Rodríguez.

El matrimonio Cornejo interpreto que la manifiesta amistad entre las mujeres explicaban la absurda sentencia emitida por Moreno a favor de su amiga y que esa relación la inclino a protagonizar dos graves irregularidades: no cumplir sus deberes de funcionario público que consiste en llegar a la verdad, e inclinarse a esa repudiable conducta por un tipo de relación que tendría que haberla llevado a apartarse de la causa. El oficialismo municipal concluyo otra cosa: que la ordenanza habla de parentesco y amistas directa y cómo el padre de Catalina Karcher, la amiga de Giselle, no es amiga de Giselle… no habría razón alguna para que esta sea enjuiciada políticamente.

Brunotto al poder

 

Ocurrió en septiembre del 2012. Gisella Moreno fue denunciada públicamente por haber intentado evadir las normas de tránsito alegando ser lo que era: jueza de faltas. El denunciante era el inspector José Brunotto que agregó en aquel entonces que Moreno se puso como loca y prometió represalias cuando él le impidió estacionar donde ella quería.

 

Con 26 años de experiencia, Brunotto no se amedrentó cuando Moreno amenazó con sumariarlo por cumplir su trabajo. El relato lo había brindado el propio inspector que declaraba que al decirle a Moreno que intente estacionar en otro lado, la jueza le preguntó “¿Vos sabés quién soy yo?”, e inmediatamente llamó al secretario de Tránsito y Seguridad Vial del Gobierno de la Ciudad, Carlos Caruso, para hacerle saber que un subordinado suyo le habría “faltado el respeto”. “Me llamó para decirme que había tenido problemas. Me explicó que un inspector se había excedido en sus palabras, pero era una cuestión personal de ellos”, reconoció el propio Caruso en una entrevista con Daniel Murillo. Inmediatamente agregó que “si se ha cometido una infracción, se tiene que labrar la multa. Lo demás escapa a mi competencia”.

Ante aquel caso, el Frente Salteño solicitó la apertura de juicio político a Moreno a pedido del mismo José Brunotto. Como ahora, aquella vez los concejales rechazaran iniciar un juicio político contra Gisella Moreno quien envalentonada declaraba que siempre supo que su problema con el inspector Brunotto se resolvería a su favor porque tenía un permiso especial para estacionar donde se le cante. “Esto fue simplemente un malentendido, una mala interpretación por parte del inspector de tránsito que no entendía que yo tengo un permiso para estacionar en lugares no permitidos, que estaba en horario de trabajo y que estaba diligenciando un expediente”. Previamente, la todavía Jueza de Faltas municipal tratando de desprestigiar al inspector declaraba que Brunotto tenía “olor a alcohol” y que la había maltratado. Su versión nunca se pudo comprobar.

 Foto: «Amigas son las amigas: Catalina Karcher (izquierda) Giselle Moreno (derecha)