La Cámara de Diputados provincial cada vez se parece más a los estudios Universal de Los Ángeles. 

El histrionismo es la mayor virtud que podemos encontrar en el cuerpo de legisladores que supimos conseguir… la otra es la demagogia de sus discursos, cada vez más sorprendente.
Dos horas discutiendo sobre la necesidad o no de incluir el tratamiento sobre tablas de un proyecto. Conocen o no el reglamento. ¿Quién sabe más? Los trabajadores de la Salud son o no son héroes. Esa es la cuestión. Merecen un reconocimiento o no lo merecen.  Así, las dos horas…

Lo concreto es que, con 50 votos a favor, se aprobó el proyecto que prevé otorgar a todo el personal de Salud Pública de Salta una licencia adicional extraordinaria por la pandemia de COVID-19. Los requisitos para acreditar ese derecho es que el personal deberá demostrar una prestación mínima de servicio efectiva equivalente al setenta por ciento (70%), del total de días laborables, como mínimo, comprendidos entre el 20 de marzo y el 31 de diciembre del año calendario al que corresponde el beneficio.

Los autores del proyecto, Fernando Albeza y Mónica Juárez, indicaron que se realizaron muchos homenajes al personal de la salud, pero hubo pocas iniciativas que propongan un beneficio directo a los que estuvieron en la primera línea de atención. “Ellos enfrentan todos los días la muerte y la posibilidad de llevar el virus a las personas con las que conviven”. “Lo menos que podemos hacer es otorgarle esta licencia como un descanso reparador”. “No podemos quedarnos en la poesía de hacer homenajes, sin por lo menos sacar un proyecto en todo el año legislativo que realmente lo beneficie”, fueron las frases de Albeza.
Juárez, por su parte, cargó las tintas contra la Comisión de Legislación General, que fue la única que no emitió dictamen respecto al proyecto que hizo todo el circuito legislativo pertinente, pero no logró tratamiento por la falta de ese dictamen, uno de los más importantes en lo que hace a legislación, por lo que tuvo que ser presentado sobre tablas. Dijo que la empatía no era sólo para llorar cuando le ponemos el nombre de un médico a una sala de la Legislatura sino para pensar que el personal de la salud también requiere salud. Y que se eligió al personal de la salud porque son ellos que nos van a poner un respirador cuando lo estemos necesitando.
Al parecer, la relación de Juárez con esa comisión es complicada porque ya tuvo el mismo problema con el proyecto de deudores alimentarios, entonces esta vez, tuvo la viveza de presentarlo sobre tablas, de manera tal que tenga que ser tratado quieran o no los miembros de la comisión de Legislación General, encabezada por Socorro Villamayor, quien decidió no emitir dictamen hasta no haber tenido conversaciones con la gente de Salud, porque entendía que este proyecto era más delicado de lo que parecia.
Varios de los miembros de esa comisión fueron cercanos a la diputada y hasta le habrían ofrecido ir como candidata por su línea política. Léase Jarzún, Chiban o el propio Indio Godoy.
Mónica Juárez fue en la última elección lo que fue David Leiva en la anterior, un fenómeno recaudador de votos. Tuvo mucha resistencia, sobre todo del sector de Bettina Romero, pero a la hora de contar votos fue la que más tuvo y fueron muchos los que se arrepintieron de no llevarla en sus listas. Como diputada es igual que como presentadora de TV, se muestra sensible y empática con la gente, mientras la cámara está prendida. Y la juega a victima cada vez que puede para tener a la gente de su lado. Y es ahora cuando paga con este tipo de actitudes, las consecuencias de su demagogia selectiva y de su conveniente rebeldía, lo que la llevó a ser presidenta de su propio bloque, con todo el «extra» que eso implica. Pero los laureles de su viveza política no son suyos sino de un «viejo lobo de mar» que la asesora en cuanto tarea legislativa y a visión política se refiere. El ex legislador, presidente del bloque del PJ por varios años, autoridad partidaria en el PJ y hasta intendente de su pequeña comunidad es el hacedor de esta legisladora que, mientras entienda que es ella quien tiene que seguir las directivas del «Gringo» (que no es Marocco), va salir airosa de las varias batallas que todavía le quedan por pelear, sobre todo con figuras políticas como la hija de «Villita» que, lejos de estar preocupada por si la cámara engorda o no, tiene muy claro para qué está a la cabeza de esa Comisión.