Una mujer en Metán asegura tener una imagen de yeso que representa a la virgen María y además derrama lágrimas de sangre. “La Virgen no paró de llorar en todo el día”, dijo la dueña.
Este es uno de esos sucesos extraños en los que uno no sabe si reír, enternecerse, llorar o prenderle fuego a todo. Cada quien, desde su propia creencia, optará por lo que mejor le convenga.
El caso es que la señora Rosana Mendoza, que tiene el domicilio en el barrio Marco Avellaneda, de San José de Metán, asegura que una estatua -mide unos 50 cm- de la virgen de la Rosa Mística comenzó a emanar un líquido a la altura de los ojos que asemeja a unas lágrimas de sangre.
“La Virgen no paró de llorar en todo el día, lo hizo varias veces. Incluso yo misma y las personas que llegaron le limpiamos las lágrimas de sangre y las volvió de derramar”, comentó doña Rosana.
No tardó demasiado en que se corriera la voz por el pueblo y ahora la casa se le ha convertido en una especie de santuario improvisado al que visitan los y las creyentes.