Desde el incendio sin pericia conocida que arrasó con el Mercado San Miguel las cosas se pusieron ásperas para las familias que viven de los negocios que sucumbieron con el fuego.

 

El incendio en el Mercado San Miguel que causó una gran devastación ocurrió durante la madrugada y destruyó más de 200 locales, con aproximadamente 250 puestos arrasados por el fuego. Si bien no hubo víctimas fatales, las familias que comían del fruto de su trabajo sufren día a día la falta de su instrumento de vida.

El gobernador, Gustavo Sáenz, visitó en más de una oportunidad el lugar y expresó su solidaridad con los puesteros afectados. También aseguró que el gobierno provincial trabajará conjuntamente con el gobierno municipal para asistir y acompañar a los afectados, dejando como resultado la intervención de la provincia para reconstruir y mejorar la infraestructura.

Mientras que la municipalidad, que también aporta recursos, pero en menor medida, instaló los famosos gazebos azules característicos de la gestión. La buena voluntad en este caso no alcanza, y es que mientras que un puñado de puesteros se animaron a improvisar sus negocios sobre la calle frente a las ruinas de sus locales, la mayoría no tiene lugar para hacer lo mismo.

El incendio ha causado una gran desesperación entre los puesteros que trabajaban en el mercado. Muchos de ellos han perdido el único medio de subsistencia y están angustiados por su futuro.

Hasta ahora no hay novedades oficiales sobre una asistencia económica para todas estas familias. Mientas tanto Muratore ya está negociando la ampliación y modificación del Mercado, casi como si hubiera sido una buena noticia que se haya quemado todo.

En medio de las obras ya circularon rumores y arreglos bajo la mesa, entre esos estaría la “refuncionalización” de los espacios del Mercado. La medida es simple, explotar al máximo el espacio para meter más puestos y acondicionar la oferta de los puesteros a la demanda del turista.

Denuncias

Si bien no son públicas, el número de demandas y denuncias contra el administrador del Mercado sigue creciendo, entre el descontento y la consideración de falta de gestión, a Muratore se lo acusa de todo el código penal y civil. Desde el enriquecimiento ilícito hasta abuso y violencia de género, no deja delito sin anotarse, aunque aún cayó sobre él el liviano peso de la ley.

Las acusaciones contra Pepe se pusieron peludas cuando se apuntó contra su patrimonio y manejo de las arcas del mercado. Sumado a eso está todas las cajas que manejó desde 2001 hasta hoy, haciendo crecer su riqueza de manera meteórica ganando un sueldo “normal”.

Entre las puesteras más afectadas está la certeza de que el incendio fue intencional y liberado por Muratore. Una de las evidencias de esto es la llamada zona liberada que obró aquella madrugada.

El Mercado, desde hace muchos años, cuenta con triples seguridad, una pequeña guarnición de la policía provincial que patruya, una seguridad privada pagada por los puesteros pero terciarizada a una fracción de Muratore y Juventud Antoniana y los serenos de noche que tampoco vieron nada hasta que el fuego era imparable.

Semejantes acusaciones podrían ponerlo en “la redonda” al administrador, aunque los más incrédulos piensan que sería hacerle un favor. La cuestión es comprobarle todos los “tejemaneje” que llevaron a esa fatídica madrugada y la cuestión del beneficio que él obtendría a partir de aquellas amenazas, justamente por no haber cumplido su parte en negociados separados del Mercado San Miguel.

La cola del ratón está entre la zona liberada y los posteriores procedimientos para limpiar la evidencia, insinuando que fue sólo una cosa de desperfecto eléctrico lo que generó todo el desastre. Una fuente aportó una pequeña línea de tiempo sobre la cuestión.

No siempre se dejaba a la ley de la selva la cuestión edilicia ni de control de las instalaciones. Fue hace unos años que Pepe cambió la gente que le llevaba el servicio y mantenimiento del mercado, que hizo que todo se empiece a deteriorar. Esta decisión no fue sobre una cuestión presupuestaria, más bien era la expansión del Clan sobre otro si negocio del mercado que aún no tenían.

Cómo en otros ámbitos, la ambición de Muratore hizo que descuide los cuadros técnicos en todas las repeticiones del mercado. Así paso de tener gente idónea en cada tema a poner “Cumpas” de su confianza pero de dudoso currículum.

Para que todo salga mal hacia falta que confluyan un número de variables que ni el mismo Pepe pensó que tendría en sus manos en tan poco tiempo. Pasó de manejar gran parte de los negocios del Mercado a querer ser el emperador.

En los últimos dos años la baja en la recaudación hizo que Muratore ajuste más sobre los trabajadores, empezaron a hacerse cargo los dueños y fueron rezagando a los jóvenes empleados en negro de medio turno o turnos completos. Es también parte de la crisis que haya caído ese techo casi sobre calle Urquiza.

Aseguran que si se incautaran los teléfonos de Muratore y toda su cúpula la causa tardaría unos pocos meses en resolverse, pero prueba que no se toma a tiempoz es justicia que se escapa y verdad que se pierde. Será cuestión de tiempo ver cómo a Muratore se le derriba el castillo de naipes.