El gobernador Juan Manuel Urtubey oscila entre medidas demagógicas para posicionarse a nivel nacional, como la derogación de su propio decreto que obstaculizaba el aborto no punible, y su todavía fuerte asimilación al proyecto político de Cambiemos. Repasamos los números de algunas consultoras. Nicolás Bignante
Dos hechos recientes confirman —aún más— que la mirada del gobernador salteño no está puesta en la provincia, sino en el camino serpenteante que sus pretensiones presidenciales deben transitar: el rol acuerdista que asumió frente al debate para retrotraer el tarifazo en el Senado y la derogación del decreto 1170/12 que imponía restricciones para el acceso al aborto no punible. Las contradicciones a las que deberá hacer frente en la provincia no son menores. Todo esto acontece mientras la imagen negativa de Mauricio Macri —y del Gobierno nacional— llega a niveles récord y luego de sostener durante seis años, en alianza con el clero local, las más cavernarias posturas respecto del aborto no punible. Se trata de dos temas que bien podrían despertar algunas resistencias y comprometer el apoyo de sus comprovincianos, una carta que el mandatario necesita exhibir al país antes de 2019. Los dos casos abonan la teoría de que Salta podría ser el laboratorio de ensayo para la implementación de la estrategia nacional. Algunas encuestas y mediciones pueden ayudar a entender mejor estos volantazos de la política.
Sólo en la ciudad de Salta, la imagen negativa del presidente llega al 56,1% según la consultora Doxa. Cuando se trata de la situación económica actual las perspectivas son desalentadoras: el 68% cree que empeoró respecto al año pasado y el 52% considera que empeorará a futuro. El desgaste se evidencia de manera más estrepitosa en el interior de la provincia, de manera que si se toma en consideración la imagen negativa de Mauricio Macri a nivel provincial los números llegan a 63,5%, según Politeia.
La pregunta que cabe hacerse ante este escenario de evidente deterioro de la imagen presidencial es ¿por qué Urtubey decide justo ahora ponerse el traje de opositor responsable y prestar colaboración a la Casa Rosada para evitar el freno a los tarifazos? Más aun cuando sus representantes en el Congreso nacional, Javier David y Pablo Kosiner, fueron las voces cantantes a la hora de defender el proyecto emanado del Partido Justicialista (PJ) y vetado por Macri.
Urtubey no sólo ofició de anfitrión de la derrota macrista en Cachi el pasado jueves, sino que volvió a calificar al proyecto peronista para frenar los tarifazos como “no sustentable”. La idea de acercar un programa “mixto” al presidente que lo posicionara —en la opinión pública— en lo que Sergio Massa alguna vez llamó la “amplia avenida del medio”, aparecía como una opción seductora. O al menos significaba una alternativa más atractiva que la de adherir su figura a la del peronismo de los “palos en la rueda”. Las chicanas de Moyano —mandándolo a cuidar a su hija— cayeron como anillo al dedo en este escenario. Finalmente, lo que terminó de convencer al mandatario provincial fue la repentina reaparición en la arena política de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego de que el propio Macri la señalara como comandanta de la “locura” de retrotraer tarifas. Ya sea como una estrategia desesperada para explicar el tarifazo desde la grieta o simplemente para polarizar con la desgastada imagen de la ex presidenta, el envite funcionó, Cristina retrucó y ambos quedaron satisfechos.
En Salta, las cosas no cambiarían demasiado. Ya en enero de este año un 67,8% de los salteños interpretaba que el actual gobernador estaba más cercano al presidente Mauricio Macri que a Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, a la hora de consultar con quien preferirían que tenga mayor cercanía, la mayoría —el 39,8%— manifestó “con ninguno”, siempre siguiendo a Politeia. Ahora bien, lo que en Salta aparece como una realidad sobreentendida por las mayorías, no se manifiesta con tal evidencia en el resto del país. En otras palabras: quedar moderadamente vinculado a Macri no es algo que desvele —al menos por ahora— al gobernador. De cualquier manera, los costos de frenar el proyecto anti-tarifazos —o colaborar con ello— se empezarán a pagar en la segunda mitad del año. Cuando las facturas de servicios ensombrezcan los resabios de la euforia mundialista.
Pero, sin dudas, el cimbronazo menos esperado fue el que dio en su postura sobre el aborto no punible. Apenas tres meses atrás, los portales de noticias reflejaban lo que para cualquier salteño con un mínimo de información era una obviedad: Urtubey “no votaría a favor” de la despenalización del aborto. “Si nosotros pensamos que hay vida desde la concepción, estamos haciéndonos cargo de la vida de alguien” expresaba en aquella oportunidad el mandatario a la agencia Télam. Los representantes salteños en el Congreso, con la mirada puesta en el territorio provincial, se alineaban dóciles a esta postura. La nacionalización del debate impulsó la necesaria toma de posición de muchos sectores que se habían mantenido al margen meses atrás.
Las últimas encuestas en la ciudad de Salta reflejan que un 44,7% está de acuerdo con que se despenalice el aborto. De ese porcentaje, un 30,2% apoya la medida en casos de violación y un 14,5% en cualquier caso. Si bien el porcentaje de salteños dispuestos a respaldar la despenalización supera cualquier diagnóstico previo, los números se disparan cuando el debate se traslada al centro del país: el 57,7% de la gente del área metropolitana de Buenos Aires está de acuerdo con despenalizar el aborto, según una encuesta de Management & Fit. En el país, las estadísticas no son muy distintas: el 59% de los encuestados está “algo de acuerdo” o “muy de acuerdo” con la medida según Amnistía/Cedes y un 65,4% la aprueba “algo” o “totalmente” según Gustavo Córdoba & asoc.
Para el gobernador, el costo político de tener la mirada puesta en el escenario nacional se paga por sí sólo. Hasta el momento sólo le significó una moderada regañina del arzobispo Mario Cargnello y el “escrache” por parte de un grupúsculo de militantes “pro-vida” a la salida del tedeum del 25 de Mayo. Sectores con los que el salteño comulgó históricamente. La explicación al fenómeno está al alcance de cualquiera, pero puede resumirse claramente en la frase que una panelista del programa “Intratables” le espetara a Urtubey luego de que este se manifestara a favor de la despenalización del aborto: “¡Como se nota que no hay reelección en Salta!”.