La ponderación del/la galeno/a como profesión, lo mismo que a los enfermeros y personal hospitalario es un gesto bien recibido por parte de los trabajadores del sector salud. Sin embargo, más que el estallido sonoro al chocar la derecha con la izquierda, los obreros de estas áreas claman por el envío de elementos de bioseguridad.
Entre el personal afectado a la atención en tales centros de salud, tal reclamo es uno de los que se puso como prioridad 1, teledirigido al Ministerio a cargo de Josefina Medrano de la Serna. Hasta tanto se satisfaga esta demanda, la funcionaria logró ocasionar un revuelo con su propuesta de usar el Centro de Convenciones de Limache para la eventual atención de enfermos por COVID-19.
Templo ineludible, a los ojos del romerismo y el urtubeísmo, el CCL ha sido uno de los paquidermos más onerosos en los que ha incurrido en las últimas dos décadas el erario público salteño. Salvo en la celebración de congresos muy espaciados en el tiempo, bienal de actos políticos, salón para recitales musicales, ferias de artesanos y kermesses diversas, el solar ubicado en zona sur no es elemento disfrutable o apreciado por los salteños.
En las horas que corren, se dispararon los argumentos tendientes a refutar a la titular de la cartera Salud, pese a que a la distancia pareciera un tubo de ensayo lanzado como para testear desde dónde claman en señal de objeción. Apalear a los Duroc y los Berkshire hasta que aparezca el criador, en caso que no lo haya encorsetado en otro país algún gran inconveniente lejano a sus designios.